Emily
(20 semanas antes)
Desde que he vuelto, he pasado cada momento con Katy. Las vacaciones siempre las hemos odiado por el echo de que cada verano mi madre se empeña en viajar por el país en autocaravana, todos juntitos. Y Katy, bueno Katy suele quedarse en Grove's Hills casi todo el tiempo, trabajando en la heladería de la Calle Fells desde hace un par de años. Son dos meses sin vernos, solo pudiendo disfrutar de nosotras las ultimas dos semanas de agosto.
-Os veréis durante todo el año, Em -me dice Ben cada verano cuando empiezo a echarla mucho de menos, que es, normalmente, al par de horas de estar en el vehículo hacia algún desconocido estado como Wyoming o Kentucky.
-Lo se, idiota. ¿Pero qué hay de estos meses? Sintiéndolo de todo corazón, tengo que contarte algo; aunque tus constantes estupideces sean entretenidas, no te pareces lo bastante a Katy como para intentar hacer su papel de mejor amiga -le dije yo hace un par de veranos.
-Eso me ha dolido aquí -contestó señalando su corazón y haciendo una mueca triste pero bromista a la vez- y mucho.
Y entonces, después de consolarme, suele pedirle a papá que pare en una gasolinera y me compra una barrita Bounty de coco. La verdad, es que no se le da nada mal saber qué necesita la gente cuando está triste. Adoro eso de mi hermanito mayor.
Este verano sin embargo, ha pasado algo malo, ha ocurrido algo, y no sé si debería contárselo a Katy. Me da miedo lo que pueda llegar a pensar de mí, o de lo que diría sobre lo ocurrido. Es mi mejor amiga, lo sé, pero tal vez mantener este secreto sea lo que mantenga nuestra amistad como la de antes.
Me he dejado ir y la he invitado a comer al lago, he comprado todo lo necesario para conseguir unos sándwiches estupendamente ricos; bueno, eso, porque ella no les ha puesto la mano encima durante el proceso de elaboración.
Hemos cogido nuestras bicis y nos hemos puesto a pedalear escuchando música desde el móvil de Ben durante todo el trayecto. Antes de llegar a la recta final, Katy ha resbalado con la rueda delantera intentando esquivar un caminito de hormigas y se ha hecho un corte bastante feo en la rodilla con el pedal delantero.
-¡Maldita sea, Katy! ¡Solo eran unas hormigas! -le ha gritado Ben al ver la sangre que recorría por su pierna.
-¡Eran muchas hormigas! -ha rebatido ella con cara de pocos amigos.
Suerte que he conseguido dar media vuelta y alcanzarlos, si no, creo que se habrían podido sacar los ojos allí mismo. De verdad, a veces pienso que si yo no estuviese aquí, dejarían de ser amigos en seguida. Tienen sus momentos, es cierto, pero se pelean mucho, cosa que me divierte como nada más.
Entonces él ha cogido el cuchillo de la cesta de picnic que había traído para cortar el queso y se ha cortado una tira de ropa de su camiseta y le ha vendado la herida.
Si no fuesen mi hermano y mi mejor amiga, no se odiasen en muchos momentos y se gustasen, tal vez podrían llegar a ser pareja.
Sin embargo, Katy y yo, habiendo decidido ir al lago a pesar de su herida, hemos cabreado aún más a Ben. Menos mal que al final ha entendido que ha merecido la pena el riesgo porque, hemos pasado un muy buen rato.
Al llegar al lago todos a pie con al lado nuestras bicis, hemos tenido la suerte de ser los únicos allí; la verdad es que nos lo hemos pasado genial: he empezado a hacer los sándwiches nada más instalarnos mientras Ben y Katy se daban el primer chapuzón.
-¡El agua está increíble! -me ha asegurado Katy cuando ha vuelto para ayudarme.
-Ni se te ocurra acercarte a la comida, ¡monstruo de las galletas! -le he gritado al ver que su mano se acercaba disimuladamente al platito que estaba preparando.
-¿Cómo que "monstruo de las galletas? -me ha preguntado entre carcajadas.
-Pues eso, Kat, pues eso.
-¿Cómo que «pues eso»? -ha respondido ella con los ojos como platos.
-Pues eso -ha afirmado Ben con una sonrisa de las suyas nada más llegar a nuestro mantel.
-Voy a ignorar esta conversación y a centrarme en la comida -ha dicho ella, desconcertada pero con una sonrisa en la cara.
Después de comer, hemos tomado el sol un rato en nuestras toallas sobre el antiguo puente de piedra y, después de habernos comido los pastelitos de manzana que la abuela de Katy nos ha preparado, hemos saltado los tres juntos al agua.
Y diría que no hemos salido en un buen rato.
Cuando ellos han salido del lago, me han dejado sentada en el borde del puente, con el pelo mojado y las uñas medio despintadas.
Y entonces lo he recordado todo. Estaba allí sentada, inmergida en el silencio de la tarde, pensando en lo que había pasado solo unos días atrás.
Y entonces me he dejado caer al agua. Y he ahogado mis pensamientos. Y he dejado que la presión me cogiera y se me llevara al fondo.
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NO ME DEJES
General Fiction¿Y si tu mejor amiga decidiese poner fin a todo ahogandose en un lago? ¿Y si nadie encontrara razón alguna por la cual Emily Waters decidiría quitarse la vida? ¿Y si Katy, su alma gemela, decidiese que su final no debía acabar así? Entonces, ¿qué o...