1. Sorry

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Un día de colegio sin ser molestada por su peor enemigo no podía ser un día de colegio normal. Siempre debía haber un insulto, un roce de miradas engreídas, una conversación donde los dos se deseaban la muerte.

Se encontraban en un descanso, tenían hora libre con la profesora de historia, así que cada quién había estado en su grupito de amigos entablando alguna conversación cotidiana, comiendo, incluso escuchando música.

Alix se encontraba platicando con Juleka, Mylene y Rose cuando llegaron Kim y Max a molestarlas. E allí la rutina del día: Kim iba a por ella para atacarla, se defendía, peleaban por cualquier cosa y terminaba ganando. No importaba en qué compitieran, ella ganaba.

Pareciera que aquél día a Adrien le dieron ganas de empezar la tercera guerra mundial dentro de la clase, porque cuando se acercó junto con Nino para entablar una amistosa conversación, murmuró la cosa más incoherente que Alix había escuchado de su boca.

—Oigan, chicos ¿Alguna vez les han dicho que hacen linda pareja? —se dirigió a Kim y Alix.

Los presentes se quedaron en silencio después de que el rubio terminase la pregunta. Le ponían demasiada atención, así que la joven entonces le lanzó el cuaderno de Juleka. Para su mala suerte y su puntería de perro, le dio un golpazo a Nino en el estómago.

—Lo siento, Nino —dijo sonrojada mientras trataba de ignorar la mirada de confusión que Kim le otorgaba.

—N-No pasa nada...

—Hey, no me había puesto a pensar en eso... Es verdad —aportó al tema Max.

—¡Por fin! —sonrió alegre Rose entretanto se dirigía a Mylene y le tomaba de las manos— ¡No éramos las únicas que lo creíamos!

—¡Todo el ciclo hemos deseado que se pongan juntos! —comentó ella.

—Sí, bueno, es difícil pensarlo porque Alix aventó mi cuaderno al otro lado de la habitación —dijo Juleka—; pero Adrien tiene razón. Hacen muy lindo dúo. Ya era hora de que alguien les dijese.

—Están todos locos —sentenció la única con las mejillas rojas de la clase.

—Sí, están mal —la apoyó Kim—; yo soy mucho para Alix. Ella no aprecia mi sentido del humor y es una total perdedora —la mencionada intentó patearle la entrepierna, pero él la detuvo antes de que se parase del asiento.

—Perdedora tus pelotas, Kim —molesta, lo pisó—; cómo sea. No fuimos, no somos y no seremos novios. Está del asco, no jodan —rodó los ojos, y el chico se sintió ofendido.

—Tú tampoco estás tan buena.

—Cállate de una vez, viejo.

—Y esos modales te hacen ver como un niño.

—Pues es muy mi problema, ¿no? —le arqueó una ceja, acercándose a él incondicionalmente para poder encararle.

—Claro, después de todo, no somos novios para que ande corriendo detrás de ti, tratando de corregirte —y finalmente, la tomó por la cintura para cargarla, de manera que el torso de Alix quedó en su hombro y las piernas le quedaron colgando.

—¡Bájame de inmediato, Kim! —gritó bastante furiosa.

—No, hasta que admitas que te gusto y que te mueres por mí.

—¡No me gustas, mierda!

—Aow, qué tierna —sonrió Max. Rose asintió—; le gusta.

—¡No, no me gusta!

—Hola, chicos —mencionó Alya al entrar junto a Marinette y Nathanael al recinto.

—¿De qué hablan? —cuestionó el pelirrojo.

HEARTRATE | Miraculous LadybugDonde viven las historias. Descúbrelo ahora