4. Hit the Light

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Las vacaciones de verano por fin habían llegado y el curso estuvo de acuerdo en hacer una pequeña reunión, despedirse apropiadamente para así, empezar el nuevo ciclo. Se había hecho una votación para ver dónde se haría la juntada, y las últimas opciones fueron el Hogar Dupain-Cheng, el Hotel Bourgeois y la Casona Kubdel. El grupo se había tomado la molestia de inspeccionar cada una de las tres opciones: El hogar de Marinette era muy pequeño para el curso y además los padres de la joven estarían, el hotel en apellido de Chloé no era un lugar preciso para hacer celebraciones si la hija del alcalde no estaba de humor suficiente (y un día antes, Chloé mencionó que no podría asistir a la reunión ya que su yate a América zarpaba por la madrugada —aunque a nadie le importaba—).

Así, la única opción fue la mansión de Alix. Sus padres no se encontrarían aquél viernes después de las clases y su hermano se iría a una excursión por la india. Alix sólo pudo asentir con incomodidad y dejó las reglas básicas establecidas: no podían llevar mascotas, no podían derramar nada al piso y no podían entrar a la habitación de sus padres y su hermano. Con eso, los chicos estuvieron de acuerdo.

El viernes llegó y los encargados de la planeación llegaron temprano a la Casona Kubdel. Organizaron todo, decoraron una de las salas de la primera planta donde se hallarían y pidieron permiso al mayordomo principal de usar la piscina cercana, a lo que éste dijo que sí con tal de que no se ahogara nadie.

Y llegó la noche junto a la gente que bailaba alrededor del enorme cuarto decorado. De un momento a otro, Alix y Kim comenzaron a pelear porque el mastodonte había roto un jarrón de la Señora Kubdel. Alix trataba de golpearlo pero él no se dejaba, y cuando los insultos comenzaron a salir de sus bocas, tanto Adrien como Nino y Rose se hartaron. Los tomaron a ambos de las manos y los empujaron hasta una habitación más alejada de la sala y los encerraron. Adrien y Nino pensaban que ellos dos se divertiría un rato o pelearían hasta cansarse, Rose en cambio, quería que hiciesen algo más que sentarse a aventarse madre.

¡No te preocupes, Alix! ¡Nosotros te cubrimos! —escuchó a Rose por el otro lado de la puerta mientras daba golpecitos y Nino les echaba seguro.

—¡¿Qué?! ¡No! —gritó Alix entretanto giraba la perilla de la puerta para tratar de abrirla, sin ningún logro— ¡Déjenos salir, idiotas!

No hasta que salgas embarazada —jugueteó la pequeña inocente del grupo. Kim pegó la oreja a la puerta para escuchar las carcajadas que Nino y Adrien soltaban.

—Rose, no jodas —mencionó Kim mientras ojeaba a la parisina de su lado—; ya, venga. Sáquenos antes de que Sabrina le diga a Chloé. Se enojará conmigo...

Que lo haga, no tiene derecho sobre ti —dijo Adrien.

—Voy a partirte la cara, niño bonito —Alix temblaba del coraje y los nervios. Kim se daba cuenta con sólo verle de reojo.

No me odies, Alix —y la aludida pateó la puerta—; te quiero y lo sabes.

¡Los sacaremos hasta que dejen de discutir! —sentenció Nino por su parte— O hasta que tengan sexo, lo que ocurra primero.

—¡NINO! —volvió a gritar Alix demasiado alterada. Kim se sintió sonrojar.

—Demonios, por tú culpa no nos dejarán salir a éste paso... ¿No tienes una llave o algo por el estilo? —Alix negó con la mirada y el cuerpo pegado a la puerta. No se quitaría de allí, le daba sólo un poco de pena verlo (porque no admitiría que se sentía totalmente apenada a su lado). Kim rodó los ojos para sentarse en un sillón individual color café chocolate— En ése caso, ¿te parece si llegamos a la parte dónde nos besamos?

HEARTRATE | Miraculous LadybugDonde viven las historias. Descúbrelo ahora