Capitulo 4

7 1 1
                                    

Capítulo 4:

Me encontraba contra el piso, mi cabello siendo tironeado sacudiendo
todo mi cuerpo, llenándome de oleadas de dolor, solo podía quejarme y
tratar de apartarme de mi agresor aunque sin éxito, era demasiado
fuerte.

-Te dije que dejaras de ver televisión y limpiaras que parte no
entendiste.- Bradd arrancaba mi pelo con más fuerza, arrancándome
gritos y varios cabellos de mi cuero cabelludo.

Termino mi castigo con un fuerte puño contra mi sien, dejándome
rendida contra los mosaicos sucios, me quede allí tratando de
recuperar fuerzas pero sabía que debía levantarme rápido o vendrían a
golpearme más por estar sin hacer nada. Unas frágiles manos tironeaban
mis brazos en un intento de levantarme, Vlad.

-Yo puedo cariño.- susurre.

Gatee hasta ponerme de pie, lo deje cerca de la mesa para que se
entretenga dibujando y no haga algo que pueda enojar a los mayores y
lo golpeen.

-Anya esta noche dormirás en la calle.-

Mi cuerpo dio un giro de 180 grados para mirar a mi madre fumando.

-¿Qué?

-Lo que oíste, iras a la calle hoy.

-¿Pero por qué? Si he cocinado y limpiado.

-Para que reconozcas terreno, deberás acostumbrarte a pasar las noches
en vela parada en la calle esperando clientes.

Rogué que no me obliguen, no quería ir a la calle, no quería ser puta,
no quería que me violen, no quería pasar esta noche fría fuera de mi
casa. Como de costumbre nadie me escucho.

-A las once te iras de aquí por las buenas o por las malas.



La hora de la partida se acercaba y cada minuto estaba más
aterrorizada que el anterior. Revolví todo el ropero tratando de
encontrar entre mi escasa ropa alguna campera lo suficientemente
abrigada. Vlad entro en silencio y se abrazó a mis piernas.

-No quiero que nada te pase.

Me agache a su altura y lo abrace con todas mis fuerzas.

-Tranquilo niño, no me pasara nada.

-¿Segura? ¿Lo prometes?

-Te lo juro, en la mañana estaré aquí para hacerte el almuerzo como
todos los días –cabeceo con la cabeza.- ¿y te cuento un secreto?
Prepara tu mochilita con unas remeras, pantalones, medias y una
campera porque muy pronto nos iremos, solo tú y yo.

-¿Puede ir Moga?

-Los tres escaparemos de aquí.

-Te vamos a estar esperando listos.

Aguante con todas mis fuerzas las ganas de llorar, debía mantenerme
fuerte, debía hacerlo por él, Vladimir me necesitaba.

Salí del departamento siendo empujada por mi padre, la puerta se cerró
con fuerza detrás de mí. Pensé en la posibilidad de pasar la noche y
dormir en el lobby del edificio pero allí también había hombres
drogados y ebrios, no era mucho más seguro que la calle y no quería
arriesgarme que me descubra mi familia.

El frio de la noche azoto de lleno mi cara, solo llevaba una camiseta
y una campera de algodón que no me brindaba mucho abrigo, por los
agujeros de mis jeans se filtraba la brisa, los pies los tenia
medianamente calientes por los borcegos de cuero. Me eche la capucha y
comencé a caminar con la mirada gancha, no quería llamar la atención,
quisiera fundirme con la oscuridad de la noche y que nadie me note.

LeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora