Agua...

20 4 0
                                        

Otra vez lo mismo. Pasillos y más pasillos adornados con antiguas telarañas. De pronto, me paro frente a una estrecha puerta en la que se lee la palabra "VESTIDOR" en francés, el idioma natal de este lugar. No entiendo mucho de esta lengua, pero lo suficiente como para saber lo que eso significa. Así que decido entrar.

Giro lentamente el pomo, como con miedo y entro en la gran habitación (aunque desde fuera no lo parece).
Para mi sorpresa, no encontré grandes armarios, ni percheros, ni nada por el estilo. Nada, salvo una pequeña mesita de té en el centro de la sala. Sobre ella, una jarra de agua llena a la mitad. Y en el suelo, bajo la mesita, agua derramada al rededor de lo que parece ser un vaso roto.
Agua...agua...no me explico por qué, pero hay algo, una fuerza que me impulsa hacia ese líquido transparente derramado sobre el frío suelo.

De repente, la puerta se cierra con un golpe seco y las ventanas se abren de par en par.
No tengo miedo, nada de miedo. Y eso es bastante extraño.
Me acerco a la ventana y me asomo. Justo debajo, a tres pisos de altura, se encuentra la fuente del jardín. Me apoyo en el marco y la observo.
Imaginad mi asombro cuando el agua de la fuente comienza a elevarse y asciende por la pared en dirección a la ventana. Esta entra por la cual y se modela hasta convertirse en una hermosa mujer transparente que ahora mismo se encuentra frente a mi y me mira.
Sigo sin tener miedo. No va a ocurrirme nada. Lo sé.

La Dama De CauteretsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora