Ian.

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Narra Ian.

Aquella chica me había llamado la atención, primero su aspecto. Cabellos del color del amanecer, nunca había visto cosa igual. Aunque se escondiera tras aquel libro, sus ojos relucían como si traspasaran las hojas de aquel libro. Eran hermosos, únicos. Notaba las miradas viciosas de las otras chicas, sabía que me deseaban, todas me deseaban, siempre me han deseado. Simplemente soy sexy. Sí, pese a aquel asqueroso uniforme, compuesto por unos pantalones negros, una corbata azul claro y un jersey negro, me quedaba como un guante. Un grupo de chicas, algunas que no eran nada del otro mundo, y otras que verdaderamente eran atractivas, cuchicheaban entre ellas, y me dedicaban miradas. Yo les guiñé el ojo, apartando con una de mis manos el pelo hacia atrás, y ellas soltaron unas risitas tímidas, sonrojadas. Que fácil era. Pero ella, exactamente ella, parecía concentrada en su lectura. No me había mirado, sólo cuando había entrado, y parecía indiferente de mi presencia. Daba golpes débiles con la punta de su zapato en las baldosas desgastadas del suelo inconscientemente, mordisqueando su labio inferior. 

"Dios mío." Fue lo único que se me ocurrió decir. Aquello me gustaba de ella. Que pasara de mí, cosa que normalmente aborrecía.  Me senté al lado de una jovencita rubia, ojos castaños. Simplemente un atractivo básico. Ella me sonrió coquetamente, y empezó una conversación no demasiado interesante. Cual era mi nombre, que edad tenía, mis gustos, etc. No me interesaba aquella chica, pero parecía un buen ligue, sabía que yo le ponía caliente.  

La clase empezó.  Ahora la joven de cabellos amanecer atendía a la clase, o eso parecía, aunque simplemente se dedicaba a apuntar sólo cuando era necesario y asentir ante algunas palabras forzadas del profesor, estilo "¿Me entendeis?". Cuando la clase terminó, ella se levantó de su lugar, y pude verla de cuerpo entero. Era alta, no demasiado, quizás una altura normal para nuestra edad. Aunque era delgada, realmente tenía unas curvas que se marcaban en algunos puntos, y también me gustaba como sus pechos no eran demasiado prominentes, ni tampoco era plana como una tabla. Mi compañera de mesa, la rubia, de nombre Katherine, sí que tenía unos pechos sobresalientes, quizás llevara una talla 100 o más. Muchas pecas salpicaban su rostro, era... diferente. Diferentemente atractiva.

Su mirada se giró un segundo, tal vez una milésima, para pararse sobre mí, y creo que mi corazón dió un salto. Y otra vez se veía indiferente. Apartó aquellos hermosos ojos de mí y cogió sus libros, mientras salía de clase. Los uniformes de las chicas de allí se veían bien, dependía donde. En Katherine se veía realmente sensual. Se veía que era de una talla menos de la que necesitaba, porque su falda casi dejaba a descubierto su trasero, y la blusa azul se ceñía a su cuerpo. También llevaban unas medias negras y zapatos diferentes, Katherine unos zapatos con tacón. Ella en cambio tenía unas botas militares negras, se veía tierna, simplemente hermosa, única. 

Antes de salir Katherine rodeó su mano en la mía y me arrastró con ella, sonriendo con picardía. Sabía lo que quería. Me llevó hasta una zona apartada, detrás del viejo estado de futbol, y se situó contra una pared de cemento, aún con aquella sonrisa. Yo me acerqué a ella y aparté con uno de mis dedos un cabello de su rostro, claramente encantador, y Katherine rodeó mi cuello con sus brazos, poniendo morritos, quería que le besara, y así hice. Aquel beso había sido bastante caliente y apasionado, aunque no tenía nada de diferente que los demás. Introducí la mano por debajo de su blusa y acaricié su espalda, besandole aún con más intensidad, hasta que sonó el sonoro y molesto timbre, y me separé de ella.

Aquello había sido divertido, pero había algo de aquella joven misteriosa tenía, algo que Katherine no tenía. Y iba a averiguarlo.

¡Bienvenidos a un nuevo capítulo! ¿Qué tal os ha parecido? Ian, todo un capullo y mujeriego. ¿Qué creeis que pasará? Sabeis que me encantaría que pasarais esto a vuestros amigos, que disfruten con vosotros y conmigo esta historia. Acepto críticas de todo tipo, ya lo sabeis. 

PD: Os dejo en la foto a Allie con su uniforme. ¡Besos!

Allie no es humana.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora