c i n c u e n t a i o c h o

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Eduardo: Lanita, agradezco que hayas pasado esta etapa conmigo, no cualquiera hace eso.
Lanita: Te quiero, Eduardo. No podía dejarte solo en eso.
Eduardo: En mi tiempo libre me dediqué a hacerte un regalo, de hecho, deberías abrir la puerta para que lo veas.
Espera, ¿está afuera de mi casa?
Rápidamente bajé y abrí la puerta. Era él con una caja envuelta.
- Ábrela, la hice especialmente para ti.
La tomé y la abrí. Estaba de manera que se expandía y formaba una cartulina, estaba llena de fotos y cartas.
Me di cuenta que eran las que contenía mi mochila aquella vez que fui con Eduardo.
- Son...
- Sip, lo que contenía la mochila que olvidaste. No sabía que me tomabas fotos así, pero...
- Las tomaba mi mamá, excepto ésta -señalo una donde sale él sonriendo-. Ese día te veías bien y cuando reíste no evité tomarte una foto.
- ¿Te gusta lo que hice?
- ¿Qué si me gusta? Me encanta.
- Bueno, a mí me encantas tú.
Sonreí. Volteé los ojos y vi a Adam, casi descubre que lo vi pero alcancé a evadirlo.
Volví a armar el regalo de Eduardo para dejarlo en mi casa y no dudé en besarlo.
No podía imaginar lo que había hecho, tomarse el tiempo de hacer algo ta extraordinario con las fotos que tenía, y las cartas que él me enviaba algunas veces. Todo eso lo resguardaba.

En tu karmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora