✎ Dulce y peligroso.

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One-shot de nuestro ero-cook con hemorragias u.u

¿Que pasaría si en la isla de los okamas hubiera una chica de verdad? ¿Como reaccionaría Sanji?
Claramente como siempre, pero aquella chica parecía dulce, pero también era peligrosa.

Ambientado en los dos años de entrenamiento de los mugiwaras.

El rubio ceja-rizada comenzaba a recobrar el conocimiento, se levantó sintiendo la fina arena en sus dedos, claramente estaba en una playa.
Abrió los ojos para encontrarse , exactamente, en una preciosa playa.

- Así que Kuma no me mató...- dijo el chico limpiando la arena de sus negros pantalones. -Ahora lo importante es saber dónde estoy y volver a Sabody- añadió mirando en todas direcciones.

Una figura femenina apareció en la distancia y Sanji, como pervertido que és, no dudó en seguirla olvidando lo demás.
Tras un gran mareo por parte de aquella misteriosa "chica" por aquella rosada isla, llegó a una gran casa estravagante.

- ¡Dulce doncella! ¡Sal para que pueda ver tu lindo rostro!- gritó Sanji mientras sus ojos se volvían corazones.

La puerta se abrió lentamente y la cara de Sanji se horrorizaba por momentos.

- Eres una amor rubio-kun- dijo aquel okama mirando fijamente a Sanji.

- Yo... Creo que ha habido un error...-

- ¡Chicas mirad que tenemos aquí!- gritó el okama.

Una ola de tios/tias, no te sabría decir, apareció detrás del otro.

- ¡Que adorable!- dijo uno.

- ¡Me lo pido!- dijo otro.

- Lo siento pero yo... ¡Me marcho!- gritó Sanji poniendo pies en polvorosa.

- ¡No te marches rubio-kuun!- gritó el primer okama corriendo tras él con el resto siguiéndolo.

- ¡No me sigáis!- gritaba Sanji.

Desde una de las ventanas de la planta alta de la casa una chica observaba la escena con cierta confusión.

- ¿Cómo ha llegado uno de los tuyos aquí?- dijo con cierto odio en su voz.

Pasaron ya dos días y Sanji lo único que hacia era correr de un lado para otro huyendo de aquellos tipos que intentaban a todas fuerzas travestirlo, lo gracioso es que casi lo consiguen pero Sanji se dió cuenta.

Otro día más tarde consiguió que lo dejaran de perseguir, pero no podía quedarse allí, sus nakamas esperaban.

- ¡Por favor déjenme un barco! ¡Tengo que regresar a Sabody cuanto antes!- le rogó a Caroline, el okama que mandaba en esos momentos.

- Lo siento cejitas-rizadas-kun, pero no tenemos ningún barco, solo la reina okama posee uno, y se lo llevó- contestó Caroline.

- Entonces me tendré que hacer yo uno con mis propias manos- dijo y salió de la habitación.

- Es persistente ¿eh?- habló Caroline a una parte de la habitación en la que daba la sombra. -¿Cuánto tiempo más piensas no mostrarte _____?-

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