Capítulo 2

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Cian llegó al colegio con veinte minutos de anticipación, lo cual significaba que podría hablar un rato con sus amigas, un par de minutos después de llegar a su casillero alguien colocó su brazo alrededor de sus delgados hombros, ella sonrió y trató de decir algo, pero su amiga, de nombre Michelle, comenzó a hablar primero.

—¿Ya te enteraste?— preguntó reprimiendo una sonrisa.

—¿De qué?— contestó mientras colocaba su palma sobre el casillero— Cian Müller.

El casillero se abrió y ella comenzó a colocar sus libros en él.

—¿Sabes por qué este año no permitieron a los alumnos pedir apartamentos dentro del colegio?

—No, pero supongo que vas a decirme.

—El colegio va a recibir refugiados.

—¿En serio? ¿De dónde?— preguntó emocionada.

—Rusos y creo que de algunas partes de Europa, la guerra empeora allí, así que tendremos un ciento de colegiales rusos caminando por los pasillos.

—¿Cuándo llegan?

—Mi padre me dijo que llegarán hoy.

—¿Cómo van a aprender nuestro idioma?

—Ya lo saben, todos son de internados, sus padres estuvieron de acuerdo en que ellos vinieran a los Estados Unidos.

—Entonces tendré a unos bellos compañeros rusos— dijo con una pícara sonrisa

—Exacto.

—Suena interesante, ¿a qué hora llegarán?

—No estoy segura, creo que a la tercera o cuarta clase, nos reunirán cuando lleguen para integrarlos a los grupos.

—¿Tu padre te dijo eso?

—Ventajas de que mi padre sea el director.

El rutinario de Cian comenzó a vibrar, así que ella supuso que faltaba poco para que comenzara su clase.

—Debo irme, faltan... — dijo mientras sacaba el rutinario— diez minutos para que comience mi clase y debo llegar al salón AB-5.

—Entonces aquí debo despedirme, CD-7— mencionó y se despidió con un beso en ambas mejillas de Cian.

Cian corrió hacia el salón donde tomaría su clase, llegó en menos de cinco minutos, al abrir la puerta casi todos los asientos estaban llenos, sólo quedaban atrás, cualquiera pensaría que los asientos traseros se llenaban primero, pero en un mundo donde los alumnos "rebeldes" eran inexistentes eso no sucedía. Se resignó a sentarse al final del salón y suspiró al darse cuenta que se sentaría allí por el resto del año. Después de cinco minutos llegó la profesora McDonagh, se presentó brevemente diciendo que sería su profesora ese ciclo escolar. Cian no prestó atención a la clase, ella jamás lo hacía, tenía una capacidad increíble para recordar cosas, desde fechas hasta páginas enteras de información, según un antiguo libro de psiquiatría que encontró en la biblioteca parecía que ella tendría una "memoria eidética".
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Pasadas las primeras tres clases exactamente, reunieron a todos los alumnos en la sala de convenciones, Cian buscó a Michelle con la mirada y la encontró haciéndole señas con la mano, se dirigió hacia ella y se sentó a su lado.

—¿Dónde están?— preguntó Cian

—No lo sé.

De repente entraron un grupo de jóvenes con el uniforme del colegio, una camiseta blanca de mangas largas, pantalón y chaqueta negros y una corbata, para las niñas una falda tableada y al igual una corbata.

—Buenos días, este año...

En ese momento toda su atención se plantó en uno de los muchachos de pie frente a ella, era el ser más hermoso que hubiera visto en su vida, tenía cabello rubio y ojos verdes, pero había algo en él, algo que la intrigaba, su mirada denotaba cierto control, como si de alguna manera pudiera controlar todo, los ojos del chico se plantaron en ella y su mirada cambió drásticamente, él no la miraba como si pudiera controlarla, al contrario, la miraba con terror, más bien, trataba de descifrarla.

—Dominik Ludlov, puede integrarse al grupo CD-7.

El muchacho de cabellos rubios se dirigió al grupo donde se encontraban sentadas Cian y Michelle, se sentó en las bancas de enfrente y Cian lo perdió de vista.

—Cian, quedó en mi grupo— mencionó Michelle.

—¿Qué?

—Él, Dominik, creo, ¡qué emoción!

—Sí, ¿me lo presentarás?

—Claro.

CianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora