El pequeño parque

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Llegué a ese parque que traía recuerdos de los que matan de a pocos las ganas de seguir, sin embargo ya me había acostumbrado a ello, me senté en un columpio, recordando las veces en las que mi abuela me llevaba en las tardes cuando llegaba del colegio y después de ello iba a tomar un café con unas galletas junto al abuelo, mierda, empeze a llorar mientras daba pequeñas caladas al cigarro.
-A veces pienso que te va a matar primero la tristeza que el cigarro mujer.

Esboze una pequeña sonrisa al ver a Dan al frente mio con sus ojos cafés hipnotizandome cada vez más. - jajaja, venga, ¿Qué haces por acá?- dije mientras me secaba una lágrimas que se había escapado.

-Quise saber como andabas, eso es todo, Sabana me contó lo que a pasado hoy en el instituto- dijo mirándome con algo de pesar.- Skil... Lo sien...
-¡Dan! No vuelvas a mirarme con pesar, como si fuera un cachorro necesitando ayuda ¿vale? Sabes que lo odio joder.
La verdad si necesitaba ayuda, en ese maldito momento era cuando mas necesitaba a alguien y un abrazo, sin embargo, odiaba que me miraran así, aunque no le echo la culpa, honestamente, cualquiera me hubiera mirado tal cual lo hizo él.
-Dan, lo siento, se que no querías enfadarme.
-Esta bien Skil, se que te fastidia, solo que, eres como mi hermana y odio que llores, y más por ese idiota.
-Dejalo, es un bastardo, ¿un audifomo tú?
- Otro tú y buen rock.
Dios, amaba a este chico, podía ser yo misma sin miedo a ser juzgada o algo por el estilo, él no era muy similar a mi, sin embargo era él mismo cuando estaba conmigo y eso para mi era más que suficiente.
Nos tiramos en el pasto, debajo de un árbol y empezamos a hablar de todo un poco, Dan es ese tipo de persona con la que puedes hablar desde religión hasta sexo sin lío alguno.
-Skil, odio que fumes y lo sabes, ¿crees que si lo dejaras por un tiempo...?
-Dan, sabes lo mierda que es mi vida, cuando fumo siento que todo eso ya no existe y que cada cosa se va de a pocos.
-Skil, te esta matando, sin joder, el caso es que quiero que lo dejes de hacer por un tiempo, si la psiquiatra no hace que lo dejes de alguna forma yo haré que lo dejes.
-Pff, suerte con eso cariño.- dije mientras le di una calada, de un movimiento brusco Dan me quito el cigarro y estrello la punta contra el pasto- ¡Hey! Dan, eso, era mio ¿sabes lo jodido que es encontrar a alguien que me pueda vender cigarros?
-Lo sé, dame la caja.
-Estas loco si crees que te la...- de un momento a otro empezó a hacerme cosquillas en la panza, por lo que no pude evitar retorcerme como una desquiciada, me arrebato la caja, fue a la basura más cercana y tiro los cigarros sin antes partirlos uno por uno.- bravo, me quede sin cigarros por un mes, ¿contento?
-Bastante, de hecho, sabes que te amo y odio que te destruyas así pendeja.- se empezó a acercar a mi frente y me dio un beso seguido de un abrazo.
-Eres un idiota Dan ¿sabias?
-Jajaja si, un idiota al cual amas abrazar, ¿o me equivoco?
Mierda, no, no lo hacia, amaba los abrazos de ese chico, era como si todo lo bueno del universo se juntara y me reconfortara, desde que lo conocía acudía a él para un abrazo cada que peleaba con Adam.
Fuimos por un café y no lo tamos de camino a mi casa.
-Hey Skil, ¿Crees que si Adam termina en una acera "accidentalmente" magullado me meten a la correccional?
-Jajaja, no vale la pena que termines allí por él.
-Lo sé, pero estoy muy enfadado.
- Lo sé Dan, pero no vas a solucionar nada dándole una paliza. Deberías irte, ya esta tarde y no quiero que te pase nada de camino a casa.
-Descansa Skil.
Le abrace y bese la mejilla tiernamente después de entrar a casa y encontrar a mamá con Germán, por primera vez, sobrios.

-Skil, debemos hablar contigo.
Mierda, esto no seria nada bueno- claro mamá, dime.
-Germán y yo hemos decidido casarnos.
-¿¡Qué!?- dije muy sobresaltada, al parecer, me puse muy pálida, mi mamá casi que se había puesto a mi lado para que no me desmayara del impacto de la noticia.
-Debería darte igual, de igual forma nunca nos ves muy seguido.- Dijo él encogiéndose de hombros y prendiendo un cigarro.
-Hey, no fumes en casa.- dijo mi mamá señalando la puerta, algo que siempre se respetaba era el hecho de no fumar allí, mi abuela decía que la casa se respetaba y aunque hacíamos caso omiso a algunas cosas lo que mayor respetábamos era no fumar en ella.
-Bah, lo que digas, lo apagaré- rodó lo ojos por el fastidio que le habían dado esas palabras.
-Mamá, no me siento muy bien, creo que saldré a tomer algo de aire.
-¡Tú no te vas hasta que me digas que piensas de todo esto!
-Bueno, ya, relajate un poco mujer.- Dios, la amaba pero esto ya era un buen drama.- me da igual, con que sean felices me da igual con que te cases mamá, solo una cosa- dije mirando a Germán- esto ya va en serio ¿vale? Mi mamá llora por ti sea él motivo que sea y tú lloras por los pedazos que queden esparcidios de tus testículos ¿va?.
-Pff, como sea Skil.
-Ya te puedes ir hija, gracias por el apoyo.
En vez de irme de la casa me fui a mi cuarto, termine mi tarea a eso de las 9:30 y me quede dormida viendo American Horror Story.

Otra Estupida Historia De Amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora