SECRETO

24 1 0
                                    

Y en mitad de la oscura noche, ayudándome con las manos para tratar de adivinar lo hay frente de mi. Nunca imagine que mis ojos llegaran a ser tan inútiles en este tipo de casos. Bueno para ser sincera pareciera que todo mi cuerpo pareciera inútil en un lugar así. Mis ojos me pesan, mis piernas me duelen al igual que los hombros y las manos, y mis sentidos no me funcionan del todo. La noche parece no avanzar, y cada segundo se alarga. Ya no podía seguir caminando. 

Sentía las ramas a mi alrededor y las hojas secas de los arboles en mis pies, un helado viento que cubría casi todo mi cuerpo, en parte me tranquilizaba. Un paso en falso y caí, intente pararme pero mi cuerpo ya no me respondía. 

¡Ya no me importa lo que me pase!- Desvaneciendome en la oscuridad.

Desperté al sentir un dolor muy fuerte en mi pierna derecha. Era esa vestía de pelaje negro y de hermosos ojos la que me arrastraba por el bosque mordisqueando mi pierna. Intente sacar las espadas que estaban en mi espalda pero se atoraron, las de las piernas no las alcanzaba y si agarraba la espada de mi cintura seguramente me vería y me mataría al instante. Así que solo me quedo esperar para ver hacia donde me llevaba. No entendía como la noche no se desvanecía, pereciera como si fuera una larga noche eterna llena de miedo. 

Podía verse a lo lejos una luz, pero no era el sol, era una luz como verde esmeralda. Mientras más me acercaba veía mas vestías que se acercaban, que llevaban igualmente a sus presas entre sus grandes colmillos. Gracias a la luz podía ver que la vestía que me arrastraba era la misma a la que le había ayudado a sacar su pata y lo metí a la cueva. Todavía cojeaba un poco.

Sacando mi espada de la cintura poco a poco y con tanto cuidado. En ese momento soltó mi pie con algo de agresividad, mi corazón se aceleraba, seguramente me vio, este es el fin.

Unos segundos y no pasaba nada, abriendo los ojos con algo de terror. Observando alrrededor y con una gran impresión, era casi un paraíso.Era un lugar que jamás había visto y que no estaba en el mapa que me mostró mi entrenadora. Paresia como un secreto bien guardado.

 Mirando hacia al frente y subiendo la mirada, era un árbol con un tronco de 15 metros de diámetro y una altura de más de 200 metros. Por debajo del tronco al ras del suelo brotaba un rió, como si viniera de sus raíces, de ese rió salia esa extraña luz verde pero se veía hermoso, todos los animales que habían sedo traídos a ese lugar tomaron de esa agua y se fueron. 

Supongo que esa agua no hacer daño, ya que se fueron como si nada, tenia demasiada sed por no haber tomado agua en todo el día, no creo que un poco haga daño. Agarre el agua con mis manos y dirigiéndolas a mi boca, un pequeño razón en mis labios y me percate que estaba helada pero no me importo, la bebía mientras un chorro de agua se escurría por mi cuello.

Sentí alivio, pero en unos segundo sentí un gran golpe de calor que iba desde mi garganta hasta mis pies, sentía que me quemaba más que el fuego mismo, era un dolor tal que sentí que me quemaba el alma. Ese golpe de calor se fue enfriarse hasta desvanecerse, pero algo impedía moverme, mi respiración se calmaba y mi corazón volvía a latir normal. 

En ese momento una esfera de luz salia de mi pecho, me sentía más ligera y con gran velocidad esa esfera se introdujo en el corazón de ese inmenso árbol. Mi vista se nublaba, en eso escuche los tronidos de las hojas caídas, la vestía que me trajo seguía ahí y me miraba a los ojos, después se dio la vuelta y se fue. A lo lejos se veía que el sol regresaba, pero mis ojos se cerraron para ya no abrirse. 



INFINITA CONFUSIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora