Leer cuentos

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Se cree que todos los cuentos son fáciles de leer, cortos, sencillos, para niños...

Esa es la tendencia universal. Pero hay otros cuentos que los niños no entienden. "Son cosas de mayores" se dice, pero en realidad estos cuentos no son cosa de una edad, los niños los crean a edad temprana suponiendo que son buenos aunque luego encuentren que desde un principio era un error. Y aun creyendo que hemos aprendido la lección seguimos creando cuentos y los cantamos a plena voz.

Los cuentos se leen despacio, a veces hay que meditar un poco las palabras, pero aún más importante la entonación y el gesto. Un feliz cuento no se vive igual si lo leen unos ojos tristes, de la misma forma el emisor ha de comportarse como si el cuento fuera real y estuviera ocurriendo justo ahora.

No basta solo con hacerlo bien esa vez y suspirar tranquilo, debes continuar con ello contar el cuento mil veces más. Cuantas más personas conozcan el cuento, más fácil será contarlo. Incluso se querrán hacer dueñas del cuento y lo repetirán en voz alta casi tantas veces como tú, copiando tu voz, tus gestos y tus expresiones, siempre rozando la gran veracidad que tus palabras contienen.

 Y llegará así el momento en el que un simple gesto tuyo sea "Érase una vez", y creerás que no habrá nadie que pueda ponerle fin, pero recuerda que todos los buenos cuentos tienen varias versiones. Y nunca hay una sola, es lo malo de los cuentos: no están escritos. Y por mucho que quieran copiar tu versión siempre hay una palabra que cae al vacío, un tono que se olvida y otra cara que estuvo mirando con otros ojos dispuesta a tirar tu torre y tu reina. 

Y oirás la versión a tu vista incompatible, y gritarás más fuerte tu cuento esperando obtener el don de la universalidad, pero para entonces no habrá más que susurros que en lugar de narrarte te duden. Y por supuesto critiquen a posterior cada acento de aquel que sin quererlo en lugar de una hoja te ocupó dos. Y habiendo llegado tan lejos agachas la cabeza ante aquel que puso por fin un punto a la narración, de tu boca ni una palabra más del cuento y los anhelos de que se hiciera grande entre los otros se deslizan a un lado y surge el deseo de que desaparezca para siempre de toda voz.

Cartas a mi AlmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora