four; two enemies, one friend.

5.9K 566 75
                                    

Eres Jueves y Camila había despertado feliz, y eso era bastante raro, normalmente ella despertaría con un ánimo abrumador y sin ganas de ir a clases, ella no era de maquillarse, la verdad es que nunca lo hacía ya que apenas sabía el nombre de cada uno de los cósmeticos, pero ese día sentía la necesidad de hacerlo, quería verse bonita, y podía robarle algunas "cosas para maquillar" como así les llamaba ella, a su mamá.
Camila se dirigió en su silla hacía la habitación de sus padres y con una hábilidad increíble robó algunos artículos de maquillaje que se encontraban ocultos en la mesita de noche de su madre.

Había pasado media hora ya desde que Camila intentaba usar algo llamado "delineador", había buscado varios tutoriales en Youtube pero seguía siendo inútil ya que no le quedaba bien la línea sobre su párpado, ya frustrada de no poder hacerlo bien, Camila tomó una última respiración y decidió volver a intentarlo una vez más, está vez quedando un delineado perfecto, dejó un poco de rimel sobre sus pestañas y terminó por cubrir sus labios con un labial de color rosa claro que apenas se notaba pero que hacia resaltsar sus preciosos labios. Se miró detenidamente al espejo, por un momento pensó en que era una locura y parecía literalmente un payaso al tratar de maquillarse, pero se sentía bien de algún modo y nadie le diría lo contrario.

— ¿Estás lista hija? — Sinu golpeó con suavidad la puerta del cuarto de Camila, esta como instintito de estar haciendo algo malo tomo los cósmeticos y los escondió en el cajón de su mesita de noche. Salió de su habitación con gran ánimo, lo que era raro en ella, normalmente estaría cabizbaja esperando a que su papá le abriera la puerta del automovil y guardará su silla en el maletero.

— Hija, te ves preciosa hoy, ¿Te hiciste algo? — Alejandro sonrío al ver el rubor en las mejillas de la pequeña, pues él sabía y había notado el maquillaje en el rostro de Camila, pasar tantos años al lado de Sinu le daba ese "superpoder" de notar cuando una chica se había maquillado o no. Tomó a Camila entre sus brazos y la acomodo sobre el aciento de co-piloto, cerró la puerta del lado de Camila y se dirigió hasta su silla para guardarla con cuidado en el maletero del auto, una vez todo listo arrancó hacia el instituto de Camila, al llegar repitió el acto, sólo que esta vez era al revés y tenía que ver como Camila se alejaba en su silla, Alejandro sentía perder una parte de él cada vez que veía a Camila largarse y entrar por las puertas de ese instituto. — Que te vaya excelente hoy, mi pequeña.

Y como si el universo conspirará contra las palabras de su padre, ese día a Camila no le iría excelente. Después de estar todo el receso metida en la Biblioteca, decidió salir a tomar un poco de aire fresco al jardín, pudo sentir varias miradas sobre ella, pero está vez no eran de disgusto, lástima, o desaprobación, está vez eran de admiración, Camila alzo la vista para ver cuantas personas la miraban, la mayoría eran de chicos, era de esperarse de un lugar lleno de adolescentes con las hormonas alborotadas , Camila se detuvo cuando se encontró con la mirada de Lauren, ¿Acaso estaba mirandola a ella? Claramente eso no podría ser cierto, quizás miraba a alguien detrás de ella, eso era lo más probable. Volteó su rostro y miro hacía atrás, no había nadie, volvió su mirada a Lauren quien ahora tenía una gran sonrisa plasmada en su rostro y la seguía viendo como si sus ojos admiraran lo más adorable en el universo, Camila se la devolvió sonrojandose al pensar que Lauren, al igual que los otros chicos, también volteo a verla porque el maquillaje la hacía ver linda y sentía como tal, pero para ella el hecho de que Lauren la estuviera viendo, la hacía sentir hermosa.

Como si algo estuviera en contra de la sonrisa de Camila, cuando ella se dirigía a su casillero para tomar sus cosas e irse a su hogar, su silla choco con unas grandes botas de combate y unos tenis de chico, la pequeña sonrisa que llevaba desde que Lauren la miró se esfumo al divisar una silueta, o más bien dos, y las conocía a la perfección, por primera vez desde que los abusos empezaron, Camila rogó porque esta vez no arruinaran nada en su cara, ella por primera vez se sentía hermosa.

Pero la vida no era como Camila quería, y Scott notó como ella cubría su rostro, de un manotazo la hizo sacar sus pequeñas manos de su cara, Camila estaba temblando, esos chicos no la dejaban en paz, no dejarían nunca de atormentarla.

— Por favor, dejenme ir por esta vez, tengo dinero, puedo darselos, vale más que golpearme. — Camila rogó bajando su vista al suelo, esperaba con temor a que los chicos aceptarán su oferta, pero lamentablemente ellos no necesitaban su dinero, era lo que más les sobraba, además de crueldad.

— No me hagas reír, enferma, tenemos más dinero del que tu tendrás en tu jodida vida de inválida. — Scott soltó una risa profunda y masculina, estaba cargada de maldad, miró a Nathan quien se encontraba a su lado perdido en Camila, si no fuera porque Camila estaba "enferma" para él, él podría haberla cuidado y no dejado que nadie se le acercara, Camila era hermosa, de eso no había duda, pero él tenía que descargarse con alguien. Scott le dio un golpe en el brazo que hizo que Nathan se despojara de esos estúpidos pensamientos. — Nath ha tenido un mal día y es una excelente idea descargarnos contigo.

Nathan tomó la mano de Camila con brutalidad y la jalo hacía adelante, haciendo que la cabeza de Camila chocará contra el suelo y dolería, él no le dio tiempo de poner afirmarse en sus brazos, sólo la tiro y ya, como si de un objeto se tratase.

— Te dejaré en paz si logras dar al menos dos pasos. — Nathan se cruzó de brazos riendo, ya que sabía que Camila era incapaz de ponerse de pie, Nathan dio una patada en su delicado brazo, Camila gimió de dolor, eso de seguro había dejado un gran ematoma. — Sabes que nunca te dejaré en paz porque nunca lograrás caminar, eres una maldita inútil. — Nathan esta vez golpeo el abdomen de la chica haciendo que Camila soltará un grito ahogado, Scott saco de su mochila una botella de agua a la mitad y se la paso a Nathan quien sonrío con maldad, abrio la botella tomandose su tiempo, mientras Scott tomaba el rostro de Camila y lo sujetaba sin ningún cuidado y con firmeza en dirección a Nathan.

El chico le aventó el agua en la cara a Camila, poco a poco el maquillaje iba corriendo por las mejillas de la pequeña, Nathan no hacía más que reír de la situación en la que estaba Camila. Camila ya no se sentía hermosa, Lauren no estaba ahí para mirarla y hacerla sentir linda, Camila se sentía inútil e idiota al no poder defenderse, si sus piernas funcionaran correctamente ella correría e huiría de los dos chicos.

— Espero que para la próxima te pintes tu estúpida cara con marcador indeleble. — Scott río ante las palabras de su amigo, ambos se fueron entre risas y bromas sobre Camila, Scott volteó y grito desde ya una distancia lejana. — Tómalo como un favor, Camila, ¡Te veías patética con ese estúpido maquillaje!

No levanto la vista hasta que escucho sólo silencio. Por fin estaba sola, aunque ahora tenía un gran problema, ¿Cómo subiría a su silla si apenas poda mover los brazos a causa del dolor en ellos?

— Déjame ayudarte. — Una voz calmada sonó tras su espalda, Camila se asustó, creía que estaba sola, ¿Y si vio como la golpeaban y humillaban? Volteo y alzo la vista para encontrarse a una chica alta, de cabello rubio y un gran cuerpo, tenía rasgos polinesios y era bastante linda, pero de todos modos Camila no se fiaba, ¿Y si era amiga de Nathan y Scott? ¿Y si ella también la golpearía?

— ¿Vas a golpearme o burlarte de mí? — Camila tenía la mirada en el suelo, no quería que nadie la viera en ese estado, tan vulnerable e inútil, cualquier que quisiera podría ir y golpearla, total, Camila pensaba que esa era su utilidad, ser usada para que otros descargaran su rabia en ella.

— ¿Estás loca? Acabo de verte tirada en el piso, con el cabello y rostro mojado, sin poder moverte, y tú crees que voy a golpearte. — La chica polinesia rió al notar la expresión de confusión en la cara de Camila, jamás nadie le había querido ayudar, la mayoría sabían y veían cuando Nathan la golpeaba o cuando era víctima de las bromas de Scott y nadie nunca hizo o dijo nada, preferían ser espectadores antes que arriesgarse a enfrentar a los dos chicos.

La chica rubia extendió su mano hacia Camila, esta la observó por un momento pensando en aceptar el saludo o no, si es que era un saludo. Parecía una chica buena y sin intenciones de darle una paliza, así que decidió envolver su mano con la de la chica más alta en un formal saludo. — Soy Dinah Jane, la hija perdida de Beyoncé y su próxima heredera, puedes decirme Diyoncé y pedirme autografos. ¿Y tú eres...?

« disability. » camren fanfic.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora