Capítulo 1

586 16 7
                                    


Sonó la alarma del horno del microondas, el tiempo había finalizado. Saqué el plato de sopa y lo coloqué sobre la mesa del comedor. Me dirigí al refrigerador y saqué el envase de crema. Al caminar hacia la mesa del comedor tropecé tontamente con mi pie.
- ¡Ouch! exclamé.
Me levanté y sobé mi cadera.
- Todo me sale mal.
Era cierto, desde que Cristian Walkley me dejó por esa chica pelirroja y popular llamada Elvira Glynne, me sentía la persona más inútil y triste del mundo.
Recogí el envase del suelo y limpié la mancha de crema que había quedado embarrada. Cogí mi celular y reproduje nuestra canción Always de Bon Jovi, aquella canción me la dedicó un dieciséis de Septiembre después de decirme Te Amo en una fiesta mexicana en celebración a la Independencia de México.
Admiraba la aburrida sopa de letras y sólo pensaba en él. En su voz, en su cabello, en nuestro primer beso... Derramé un par de lágrimas y aparte el plato, coloqué mis codos sobre la mesa y suspiré. Cerré los ojos y comencé a cantar un pedazo de aquella canción que me torturaba. La música dejó de sonar, abrí los ojos y admiré mi celular, era una llamada de Brooke, mi mejor amiga.
- ¿Sí?
- Quería asegurarme de que estuvieras bien...- dijo Brooke al otro lado de la línea.
- Es difícil.
- Me sorprende que aún no te hayas suicidado.
- Llamaste una hora antes.- dije sarcástica.
Brooke rió. - ¿Quieres que vaya a verte?
- Sería bueno.- susurré.
- No tardo.
Colgué el teléfono y lo dejé junto a mí. Me levanté de la silla y dejé mi plato lleno sobre la mesa. Me dirigí a mi habitación y cambié mi atuendo. Me coloqué un vestido de flores con un suéter rosa y Converse color vino. Cepillé mi cabello y me maquillé un poco. Cepillé mis dientes y sonreí, aparentando estar completamente bien.
Saqué mi libro Luces de Septiembre y me dirigí a la sala, me recosté sobre el sofá y comencé a leer aquella maravillosa novela de Carlos Ruíz Zafón.
Al leer, recordé una frase de Ruíz Zafón: "No te guardo rencor, que yo lo sabía desde el principio, que sabía que te iba a perder y tu nunca ibas a ver en mí lo que yo vi en ti" es una frase de otro de sus libros llamado La Sobra del Viento. Yo sabía que lo iba a perder... Comenzó a ser distante conmigo, no me hablaba y al hacerlo parecía que hablaba con la nada. Al notarlo de esa manera, le conté todo a mi amiga Vanessa, ella se enfadó y le reclamó sin que yo supiera, él se enojó muchísimo y me dejó de hablar una semana entera, una semana llena de tortura. Ahora sé porque se fue con esa chica pelirroja y guapa, ella es perfecta e increíble y yo soy yo.
- Hey nena, perdón, la puerta estaba abierta.- dijo Brooke mientras se acercaba a mí.
- Hola.- dije lo más amable posible.
- Te ves terrible.- dijo mientras me veía de arriba hacia abajo.
- Gracias.- sonreí.
- ¿Qué haremos hoy? Abigail hizo una fiesta, vamos.
- No me gustan las fiestas Brooke, lo sabes.
- Sí pero así te distraes un poco y conoces a un chico y te olvidas de Cristian.
Moví la cabeza de un lado a otro, negando su idea. Odiaba aquellas fiestas debido a que Brooke toma mucho y de repente no sabe que hace. La última vez ella estaba totalmente ebria, yo la cargué y la llevé al jardín para que tomara aire pero lo único que hizo fue besarme. Al hacerlo la aparte y desde ese momento he tomado mi distancia con ella al estar ebria e inconsciente.
- ¿Un chico?
- Sí, estará Javier, el primo de Abigail, es muy sexy y le gustas.
- Le gusto para llevarme a su cama.
- Que amargada Emma.
- Podemos rentar películas y puedes quedarte a dormir.
- Está bien... Pero yo elegiré las películas.
- No de acción..
- Estaba pensando en algo sangriento, lleno de vampiros, zombis y asesinatos.
- Perfecto.- sonreí.

Desperté con Brooke abrazada de mí, giré mi cabeza y la miré. Nunca había tenido la oportunidad de verla tan de cerca sin ponerme nerviosa. De mirar sus pecas tan de cerca. De observar detalladamente aquel lunar que se ubicaba en la parte inferior izquierda de su rostro. De notar lo hermosa que era. Brooke abrió los ojos y descubrió que la estaba observando. Ella me sonrió y me miró. En ese momento el mundo se detuvo. No podía dejar de mirar sus labios. No podía creer lo hermosa que era.
- Vamos a la escuela.- dije.
- Ah sí...- dijo.
Nos levantamos de la cama, cogí mi ropa y mi toalla de baño. Coloqué mi ropa sobre mi cama y me desnudé para tomar una ducha. Pude notar en el espejo que se encontraba junto a mi como Brooke admiraba mi cuerpo desnudo. La miré y ella desvió la mirada.
- Lo siento Emma.
- No hay problema.- dije penosa. Tomare una ducha, no tardaré.
Sinceramente, no me incomodó que Brooke me viera desnuda, la conozco desde hace cinco años, es como una hermana para mí. Aunque no podía sacar de mi mente el como me veía, como su mirada invadía mi cuerpo, no era una mirada nociva, era una mirada delicada.
Al terminar de bañarme Brooke se encontraba viendo una fotografía de nosotras de hace un año que se encontraba en mi mesita de noche, ella estaba sonriendo. Me encantaba verla sonreír.
- Que tiempos, ¿no? dije interrumpiendo.
- Me encanta esta foto. Fue un día muy divertido.
- ¿Que fue divertido? ¿Como casi me caigo patinando o como derramaste tu café sobre mi vestido blanco?
Ambas reímos y al terminar ambas nos miramos fijamente, sin decir absolutamente nada.
- Debo cambiarme.- dije.
- Ah sí... Te espero abajo.
Brooke salió de mi habitación y cerró la puerta. Admiré la fotografía de nuevo. Anhelé regresar el tiempo, al día cuando conocí a Brooke. Nunca creí que ella se convirtiera en alguien tan especial para mí. Ella era mi vida. Mi otra mitad. Se había convertido en todo para mí.

Lejos de AquíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora