Capitulo 4

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- Mamá, ¿qué es el amor? pregunté.
- Dios es amor.- dijo sin apartar la vista de su celular.
¿Dios? No entiendo. Necesitaba una mejor explicación.
- ¿Cómo es eso posible?
- Él te hace sentir amor.- dijo.
- ¿Tú sientes amor hacia Mark gracias a Dios? ¿No puedes sentir amor así nada más? Sin la necesidad de...
- Emma, si no fuera por el, no podrías respirar, sentir, amar o vivir.- dijo interrumpiendo.
- Entiendo.- mentí.
No podría decirle a mi madre que me había enamorado de mi mejor amiga, me mandaría a un convento. Saqué mi móvil y admire una fotografía de Brooke de hace un año. No había cambiado mucho, tan solo su corte de cabello que la hacía parecer un chico y ese nuevo atuendo que tenía. Bueno, si había cambiado... Ahora ella se ve más... A gusto con su apariencia. Jamás imaginé que estaría pasando por esto. Era muy difícil. Lo único que necesitaba era contarle a alguien que lograra entenderme, alguien que no reaccionara de una manera negativa. Sentía que era la única persona por la que pasaba esta situación. Quiero decir, nunca había dudado de mis preferencias sexuales y si lo hubiese hecho, jamás imaginaria estar enamorada de Brooke, mi mejor amiga de hace seis años. Aquella chica que usaba arracadas y se peinaba de manera extraña en la secundaria. Tenía miedo de decirle lo que sentía, las cosas cambiarían, nuestra amistad jamás volvería a ser la de siempre. No quería perderla. Yo la amaba. Seguí admirando aquella fotografía en silencio. Me gustaban sus ojos, tan bonitos como siempre. En ellos había un secreto que apuesto a que ella no tenía ni idea de cuál era. Un secreto que estaba dispuesta a descubrir. Me dirigí a mi habitación y cerré la puerta. Me recosté sobre mi cama y dormí durante toda la tarde. Eso necesitaba, olvidarme de todo y estar relajada. Al despertar mi móvil comenzó a sonar. Era ella.
- Hola.- dije.
- ¿Estás en tu casa?
- Sí, ¿todo bien?
- Llego en cinco minutos.- dijo y después colgó el teléfono.
Me levante de prisa de mi cama y me perfume lo más que pude. Cepille mi cabello e intente verme un poco decente. Puse un poco de música, "Creep". A Brooke le fascinaba Radiohead al igual que a mí. Cogí mi libreta y comencé a apuntar cualquier cosa que fuera interesante y me mantuviera distraída. Escuche la voz de mi madre y la de alguien más en la cocina. Me dirigí hacia dónde estaba mi mamá y me encontré con Mark.
- Hey pequeña, ¿cómo estás?
Mark era el novio de mi madre. Más bien, su pareja estable. Se conocieron mientras trabajaban en una productora de televisión. Mark siempre estuvo interesado en mi madre aunque ella no. Cuando mis padres se separaron, mi mamá comenzó a salir con Mark. El la trataba muy bien y eso me parecía genial. Mi madre se veía feliz junto a él pero en el fondo quería a mi padre. Es decir, estuvieron juntos veintidós años, no era fácil olvidarse de el.
- Bien Mark, gracias.- respondí amable.
Me acerqué a ni madre y le sonreí.
- ¿Qué tramas?
- Va a venir Brooke.- dije penosa.
- ¿A qué? pregunto seria.
- Películas.
Mi madre hizo un gesto inexplicable, sentí su negatividad y rechazo. Me dirigí a la puerta y salí a la calle. Me senté en la banqueta y prendí un cigarrillo. Observe el auto rojo que se encontraba estacionado frente a mi casa y me quede "en shock".
- Si sigues con ese vicio morirás pronto.- dijo Brooke mientras se acercaba a mi.
- ¡Hey! dije riendo.
Me levante y bese su mejilla.
- ¿Me das? dijo señalando el cigarro.
Extendí la mano y se lo entregue.
- Quería verte.- dije.
- ¿En serio? pregunto.
Rayos, ¿por qué dije eso? Como era posible que Brooke me pusiera tan nerviosa e hiciera que mi cuerpo se paralizara. Era solo una chica, mi mejor amiga, mi hermana.
- Sí, estaba muy aburrida.- dije tratando de arreglar lo que había dicho.
- Pasemos a tu casa.- dijo mientras pisaba el cigarrillo intentando apagarlo.
Abrí la puerta de mi casa y me encontré con mi madre, estaba de salida.
- Hola Brooke.- dijo mi mamá.
- Hola Mía, qué gusto verte.
- ¿A dónde irás? pregunté.
- Selena ha organizado una reunión con karaoke.- dijo. No tardaré.
Asentí con la cabeza y bese su mejilla. - Con cuidado.
Mi madre salió de la casa y cerró la puerta.
- ¿Sabes si Carol esta en su casa? pregunto Brooke.
- Sus padres están de vacaciones, supongo que sí.- afirme.
Carol Vega era amiga nuestra aunque siempre se supo llevar mejor con Brooke que conmigo. Ella vivía a dos cuadras de mi casa. Normalmente los viernes saliendo de la escuela, nos íbamos a casa de Carol a beber y nos marchábamos de ahí en la madrugada. Sus padres nunca se encontraban en su casa, su madre viajaba mucho y su padre cumplía con los turnos completos en el hospital Saint Marin.
- Vamos.- dijo.
- Pero... Mi madre.- dije preocupada.
- No se dará cuenta, estará al otro lado de la ciudad. Anímate Emms.- dijo.
Adiós tarde romántica.- pensé.
- Como podría decirte que no.
Brooke sacó su celular y mensajeo a Carol. Salimos de mi casa y nos dirigimos a casa de nuestra amiga. El aire soplaba fuertemente, mi falda se alzaba y mis brazos se enfriaban cada vez más.
- Ten.- dijo entregándome su sudadera.
- Hey, no.- dije.
- Vamos, te estás congelando. Por favor tómala.
Sonreí y me coloqué la chaqueta. Brooke cogió mis manos e intento calentarlas. - Tienes las manos congeladas.
- No importa.- dije.
- Esta bien.
Brooke me miró fijamente a los ojos. Su mirada era tierna, como si tratara de descifrar alguna clave en mi mirar. Ella sonrió y agacho la mirada.
- Te quiero inepta.- dijo bromeando.
- Vamos.- dije tomando su mano, dirigiéndonos a casa de Carol.
Al llegar, Brooke abrió la puerta pequeña que se encontraba en el jardín. La casa era pequeña de color caramelo derretido. Era muy bonita. Se encontraba dentro de una privada donde solo habían tres casas, lo demás era un pequeño parque con una fuente grandísima aunque algo estropeada. A fuera de la casa se encontraba la camioneta blanca de la madre de Carol. Tocamos el timbre de la casa y Carol abrió rápidamente.
- ¡Hey amigas! dijo Carol mientras nos abrazaba fuertemente. Se encontraba y poco ebria. - Por favor pasen.- dijo emocionada.
Me dirigí a la sala y allí se encontraban algunos amigos de la preparatoria. April, Samuel y Cook. Sobre la mesita de noche habían dos botellas de Mezcal más una de Bacardi. También habían dos ceniceros de cristal llenos de colillas de cigarro y ceniza.
- ¿Qué celebran? pregunté.
- ¡Que ambas están aquí! exclamo Carol.
- ¡Salud! dijo Samuel mientras alzaba su vaso lleno de Mezcal.
Carol cogió dos vasos desechables y sirvió un poco de mezcal.
- No gracias.- dije rechazando el vaso. 
- Que aguada Emma. Tú no me dejaras sola, ¿verdad Brooke? dijo Carol.
Brooke cogió el vaso y comenzó a beber sin parar. Yo sabía que algo saldría mal esta noche. El tiempo pasaba y las botellas se iban acabando cada vez más rápido. Brooke se encontraba demasiado ebria. Decía cosas incoherentes, no podía caminar ni sostenerse de pie. La tome del brazo y la saque de la casa para que pudiese tomar un poco de aire fresco. Ya era de noche y no se escuchaba ni un solo ruido en las demás casas. Solo la música que venía de la casa de Carol y los gritos que provocaban todos allí dentro.
- Emma, ¿me quieres? pregunto Brooke mientras se dejaba caer sobre la banqueta.
- Sabes que si.- dije.
La sostuve y la recargue sobre la camioneta de la madre de Carol. Brooke cerró los ojos y dejo caer su cabeza sobre mi hombro.
- Brooke, reacciona por favor, debemos irnos.- dije preocupada.
- Me encantas Emma.- dijo con los ojos cerrados.
- ¿Qué? pregunté confundida.
Brooke abrió los ojos, me miró y después de regalarme una sonrisa, me tomo de los hombros y me acerco hacia ella. - ¿Qué haces? pregunté. Tomo mi rostro y me planto un beso en los labios. No fue mágico, tampoco fue algo que yo hubiese querido, al menos en el estado que se encontraba Brooke no. Me aparté de ella y Brooke se dejó caer sobre mi quedando completamente inconsciente.
- Ay no. ¡Mierda! exclamé.
Llame a Samuel y me ayudó a cargarla para subirla al auto de Cook y llevarnos a mi casa. Brooke estaba totalmente ebria. Estaba acostada en el asiento de atrás del auto. Hacía ruidos extraños y decía cosas sin sentido. Al llegar a mi casa, Samuel cargo a Brooke y la llevo a mi habitación. Por suerte mi madre aún no estaba en mi casa. La recostó sobre la cama y la tape con mi cobija.
- Gracias Samuel.- dije.
- Por favor mándame mensaje por la mañana para saber cómo está.
- Claro.
Samuel salió de mi habitación y se retiró de mi casa.
- ¿Brooke? dije mientras la observaba.
- Te amo.- susurro.

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