Capítulo IV: Pierdo el control.

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Admito que Mike me gustaba bastante, pero también reconozco que en un momento de la mañana casi lo arrojo contra una pared. De acuerdo, él es el chico nuevo, pero supongo que sabe buscar salones y lugares dentro de una Universidad no tan grande, ¿verdad?

Pues no.

La clase de Física se desarrolló normal en comparación al infierno que sería la de Matemática Avanzada.

Mike estaba sentado a mi lado -para suerte mía-, y me preguntaba sobre mí, sobre mi vida, mis cosas, la Universidad y los apuntes.

-¿Quieres que te preste mis apuntes del semestre anterior? Quizás hasta entiendas de lo que hablamos- le ofrecí, más como excusa para sacármelo de encima un rato que para ayudarlo realmente.

-Eso sería genial. Gracias Sam. Luego de clase me los das.

El almuerzo fue aburrido, como lo es siempre. Excepto por el hecho de que Mike no se despegó de mí. Y gracias a eso, tuve que lidiar con Chester y Anne. Chester no hablaba demasiado; en realidad se la pasaba hablando con Mike sobre música y otras cosas en las que no estaba interesada. Y Anne, bueno, tampoco hablaba; lo cual era raro ya que eso era lo que la identificaba más.

Yo sabía lo que pasaba; a Anne le gustaba Chester, el amigo de Mike. Lo había comprendido durante la clase de Matemática Avanzada, en la que me había sentado con ella y en la que además pude ver alrededor de doce o más corazones llenos de las iniciales "C.B".

Pero Chester pasrecía muy concentrado en su mejor amigo ... y en mí.

Ambos insistieron en almorzar con nosotras, y cuando por fin me resigné a aceptar, parecían más felices que de costumbre. Mike se sentó a mi derecha. Chester y Anne estaban del otro lado de la mesa.

-¿Quieres mis papas, Mike?- ofreció Chester.

-¡Yo las quiero!-gritó Anne. Chester la miró, suspiró y regresó la vista a su mejor amigo, quien tomó sus papas y comenzó a comérselas en silencio.

Le envié un mensaje a Anne con mi mirada; un mensaje que significaba "Necesito hablarte." y ella lo comprendió.

-Disculpen, chicos, necesitamos ir hasta el baño. Regresaremos antes de la próxima clase e iremos todos juntos.- me disculpé levantándome y tomando mi mochila. Agarré la manzana de mi bandeja, la lancé al aire y al volverla a sostener, la mordí.

Caminé junto a Anne hasta mi casillero, donde cambié mis libros y seguimos hacia el baño. Al llegar, cerré la puerta y me volteé para verla.

-Anne, tienes que disimular más. Cuida lo que dices.- le expliqué lo que sucedía con Chester y Mike.

-Recuerda que son nuevos, y no queremos que piensen que ambas somos así, ¿de acuerdo? - asintió con la cabeza y regresamos al comedor.

Encontré nuestra mesa muy fácil ya que Mike era más alto que la mayoría de los estudiantes, y comía demasiado derecho, por lo que sobresalía entre la gente.

Ocupé mi lugar de nuevo y extraje mi horario.

-Ahora tenemos Inglés.- anuncié y pude oír a Chester proferir un gemido. Anne lo miró, pero cuando abrió la boca para decir algo, le pegué una patada en la rodilla por debajo de la mesa, lo cuál la hizo mantener su cerebro ocupado el tiempo necesario para olvidarse de lo que iba a hacer.

Cuando la campana sonó, fui la primera en levantarme y salir hacia el pasillo. Me volteé a ver si alguien me seguía y vi que Chester me miraba, al igual que Mike. Los esperé en el pasillo y cuando me alcanzaron, continuamos los cuatro hacia la penúltima clase de la jornada. Dos horas más y me iría por fin a mi casa.

3:45 p.m era la hora que marcaba mi celular cuando la campana que indicaba el final del día sonó. Respiré profundo y decidí esperar a que salieran todos del salón para recién salir yo. Pero tenía otra cosa en mente.

Mike debe haber esperado lo mismo, porque cuando quise acordar, estábamos los dos solos en el salón. Incluso el profesor ya había salido de la clase.

Me levanté, me recosté a la pizarra y le indiqué que se acercara. Cuando lo tuve frente a mí, no lo pensé.

Tomé sus muñecas y las conduje hacia adelante hasta que sus palmas quedaron apoyadas en la pared. Ese pequeño movimiento lo había acercado mucho a mí; tanto que ya casi sentía su aliento pegarse en mi cara. Me miraba, confuso pero decidido a hacer lo que fuera que yo quisiera hacer.

-Mike, tenemos algo pendiente ... -le espeté y lo jalé de la camisa, pegando mis labios a los suyos. Se amoldaban tan bien que parecían hechos para estar con los del otro.

Se pegó aún más a mí, hasta que estaba literalmente entre él y la pared. Me despegué del beso y lo miré, jadeando. Él me miraba. Sólo me miraba.

Rompí el contacto visual cuando volví a jalarlo por la camisa, esta vez con más fuerza. Estaba totalmente pegado a mí, podía sentir su pecho subir y bajar al compás de su aceleradísima respiración.

-Vamos a mi casa. Quiero estar contigo.- me dijo y me volvió a besar.

Quince minutos más tarde estábamos atravesando el estacionamiento de la Universidad. Revisé mi celular, pero Anne no me había llamado ni escrito ni nada. Mike, por su parte, se aseguró de que Chester tampoco lo necesitaba.

Me pasó una mano por los hombros, me besó la cabeza y caminamos abrazados hasta su casa. Entramos, y él cerró la puerta tras de sí. Quise recorrer la casa, pero cuando había dado el primer paso, me jaló por el brazo y me acercó a él de nuevo.

-Eres tan linda ...- susurró contra mis labios. Puse mis manos en su pecho, y esta vez desprendí la mitad de los botones de su camisa a ciegas. No sabía por qué lo había hecho, pero acabé la otra mitad mientras lo miraba y sonreía. Dejó caer la camisa al suelo y en el momento en el que ponía sus manos en mis caderas, mi celular sonó.

Era Anne. Atendí.

-¿Qué sucede?

-Tengo muchas cosas que contarte. ¿Estás en tu casa?- me preguntó, muy exaltada al parecer.

-Eh, no. Estoy en casa de Mike.- no podía verla, pero imaginaba su cara. Sus ojos azules abriéndose de par en par mientras caía en la cuenta de lo que yo decía. Me había puesto de espaldas a Mike, pero él me tenía sujeta por la cintura mientras jugaba con mi camisa. Sus abdominales se sentían mucho más ahora que estaban descubiertos, y por instinto, me pegué más a él. La tela de mi camisa era demasiado fina para estarnos separando, así que le susurré que me la quitara.

Él obedeció y yo regresé a la charla con Anne.

-Estoy ayudándolo con los apuntes de Física.- mentí.

-No te preocupes; Chester y yo vamos de camino para allí.- me dijo y colgó.

Dejé caer mi teléfono y volteé a ver a Mike.

-Mi mejor amiga y tu mejor amigo vienen de camino aquí.- escupí las palabras en su cara. No había reparado en que estaba sólo en sostén, parada enfrente al chico que conocía desde hacía un par de días pero con el que realmente quería estar ahí.

Tomé mi camisa de sus manos y me la puse mientras él hacía lo propio con la suya. Se me acercó y volvimos a fundirnos en un beso, esta vez lento y más calmado que el del salón de clases.

Primera vez que te viWhere stories live. Discover now