Capítulo III: Las cosas mejoran (un poco).

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A la mañana siguiente me despertó mi celular. Era mi mejor amiga Anne llamándome. Corté y me tapé la cabeza con la almohada. Volvió a llamar y dejé que sonara, pero a la tercera vez atendí.

- ¿Hola?

- ¡Al fin atiendes! - me respondió mi amiga del otro lado. Ella siempre estaba enérgica. Era como si desayunara tres litros de café y luego se inyectara una dosis de azúcar directo en el cuello.

- A esta hora la gente aún duerme. - respondí, dejándome caer sobre las almohadas. - Faltan quince minutos para las siete.

- Tú duermes; yo no. - me respondió desde el otro lado.

- En fin, ¿por qué me llamaste?

- ¿Viste el chico nuevo que va a entrar a la Universidad? ¡Es tan sexy! - creí que se derretiría ahí mismo, pero en ese momento apreté con fuerza mi celular. Había dejado de pensar en Mike durante la noche, y ahora mi amiga me lo había recordado.

Una punzada me atravesó el corazón, y fue directo a mi estómago. Un nudo se formó en mi garganta y tuve que sentarme de golpe o creí que me asfixiaría.

-Eh, sí. ¿Mike? - le pregunté, tragándome el llanto.

-¿Lo conoces? - Anne parecía sorprendida.

- Es mi vecino ... - le dije antes de que se me quebrara la voz. Me levanté de la cama y comencé a caminar por la habitación. - Anne, debo colgar. Quiero ducharme y desayunar. Nos vemos en clase. - le dije y colgué sin esperar respuesta.

Tiré el celular sobre la cama, agarré mi toalla y entré al baño.

Reconozco que me tomé mi tiempo en la ducha. Entre que me enjuagaba el pelo, meditaba sobre el día anterior, me enjabonaba, meditaba sobre el día anterior y me enjuagaba, gasté media hora de mi tiempo.

Me envolví en la toalla y salí hacia mi dormitorio. Me coloqué unos jeans bastante cómodos, mis Converse negros y una camisa a cuadros roja y blanca. Bajé a desayunar mientras me secaba el pelo con la toalla.

Abrí la heladera y saqué un youghurt griego, fruta y un poco de jugo de naranja. Luego fui hasta la alacena y saqué cereales y un tazón.

Cuando volví a ver la hora, faltaban veinte minutos para las ocho. Tomé mi bolso, subí a buscar mi iPhone y mis audífonos y salí de casa. Cuando estaba girando la llave en la cerradura, no pude evitar mirar de reojo hacia la casa de Mike. Y allí estaba él, haciendo lo mismo que hacía yo mientras tarareaba (un poco fuerte) una canción. ¿Sería posible no verlo? Me recordé a mí misma que era mi vecino, lo cuál lo volvía imposible de no mirar.

Traté de ignorarlo, pero no bien me vio, pude oír que me gritaba:

- ¡Sam! ¡Espérame!

Lo último que quería hacer era irme con él a la Universidad, pero a mi cerebro por lo visto no le interesaba lo que yo quisiera, así que me detuve en frente a su casa. Él llegó corriendo hacia mí y nos miramos fijamente. Sentía ganas de lanzarme a sus brazos y no soltarlo jamás, pero él se limitó a darme un beso cerca de la oreja.

Comenzamos a caminar. Las primeras cuadras fueron insoportablemente silenciosas, pero luego él carraspeó la garganta y comenzó a hablar.

- ¿Qué tal dormiste? - preguntó él algo nervioso.

- Eh, genial. Sí, muy bien. - dije, algo atontada aún. - ¿Y tú?

- Muy bien también.- pude oír su suspiro. ¿O resopló? No importa eso.

A la entrada de la Universidad estaba Anne, mi mejor amiga, mirando su celular como si esperara algo. Al verme, salió corriendo para alcanzarme.

- ¡Al fin llegas! Tengo tanto que contarte ... - y de repente, reparó en Mike, quien me miraba con cara de "¿Quién es ella?". Anne lo escaneó como solía hacer siempre con sus ojos azul eléctrico y luego me miró a mí.

Supe que estaban esperando que los presentara, así que me aclaré la garganta y comencé.

- Anne, él es Mike Shinoda. Es nuevo aquí, y vive al lado de casa. - miré a mi mejor amiga que no le quitaba los ojos de encima. - Mike, ella es Anne Battfield, mi mejor amiga desde la secundaria.- finalicé y ambos se estrecharon las manos.

Deseé que fuera suficiente vida social para un Lunes, pero como siempre, me equivoqué. Al par de segundos, apareció un chico con el cabello marrón oscuro, ojos oscuros, gafas y un arito en el labio. Se veían sus tatuajes en las muñecas. Eran dos llamaradas azules, idénticas en ambos brazos.

Se estrecharon las manos Mike y él, y luego se abrazaron y se revolvieron el pelo. Yo lo observaba cuando Mike y él se acercaron a nosotras.

- Sam, él es Chester. Es mi mejor amigo. También es nuevo aquí, pero él vive a un par de calles de la Universidad. - nos presentó y yo extendí el brazo. Chester me observó y pareció asentir con la cabeza.

- Un placer. - me dijo y tuve que bajar el brazo para no quedar como idiota. Anne ya estaba a mi lado, escaneando al chico nuevo con la mirada.

- Hola, mi nombre es Anne.- pareció escupir las palabras a los pies del chico. Chester miró a Mike, y éste simplemente se encogió de hombros.

El timbre nos salvó de ese incómodo momento.

- ¿Entramos? - propuse.- La primera clase es ... Física.

Y los cuatro nos encaminamos hacia el interior del edificio.

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