Capítulo 2.

1 0 0
                                    


-No despierta.- Indicó una voz alterada.- No despierta, joder.

-Tranquilízate de una vez, pesado.- Dijo una voz femenina que parecía más alterada que la anterior. Poco a poco abrí los ojos, pero inmediatamente los volví a cerrar a causa del daño que la luz me produjo. Me removí en mi sitio y sentí un fuerte pinchazo en la zona posterior de mi cabeza.

-¡Se mueve!.- Gritó una de las personas que había en ese lugar, por su voz pude distinguir que era un chico pero no se oía como una voz de hombre, sino de niño.

Intenté volver a abrir los ojos y esta vez la luz no me hizo daño. Me levanté un poco del sitio donde estaba tumbada y analicé la habitación con una rápida mirada. Era un dormitorio normal y corriente, pero no era el mío, lo que hizo que me empezara a poner nerviosa.

-No te alteres, Kira.- Me tranquilizó la chica que estaba a mi lado. La miré y fruncí el ceño.

-¿Quién eres?.- Cuestioné mirándola fijamente. Su rostro parecía tranquilo pero su tono de voz me hacia pensar lo contrario. Era pálida, tenía unos intensos ojos verdes que parecían irreales y un pelo rojo que caía en ondas sobre sus hombros.

-Soy Katzia.- Respondió. Lucía muy seria, como si estuviera enfadada por algo.- Por favor, cálmate.

-No estoy nerviosa.- Dije seria.- ¿Dónde estoy?.

-En mi casa. No te preocupes, no te haremos nada, nosotros te recogimos.

-¿Me recogísteis? ¿Quiénes? ¿De dónde?.- Hablé notando como mi voz salía más alterada de lo que quería mostrar.

-Te desmayaste en el instituto y...- Comenzó a decir pero fue interrumpida.

-¿Ya se despertó?.- Dijo alguien entrando a la habitación, dió unos cuantos pasos y pude verle la cara.

-¿Qué demonios?.- Solté sin siquiera pensar en lo que decía. Rápidamente me callé y las tres personas que me acompañaban se quedaron mirándome.

-Ya veo que sí.- Suspiró de mal humor.

-¿Me has traído tú aquí?.- Inquirí frunciendo el ceño. Todo esto era muy extraño.

-Sí, te desmayaste después de que chocáramos, te diste un golpe muy fuerte.- Respondió aparentemente bastante molesto por mi pregunta.

-Mentira.- Escupí. Su ceño se frunció más de lo que ya estaba y me miró seriamente.

-¿Mentira?.

-Sí, mentira.- Repetí.- Cuando nos chocamos tú seguiste caminando y yo me fui del instituto. Además, yo vi cosas, una mujer con el rostro quemado.

-¿Qué dices?.- Preguntó intentando parecer confundido.- Te has dado un buen golpe por lo que parece.

-¡No me he dado ningún puto golpe!.- Exclamé.- Esa mujer era idéntica a mi y me amenazó.- Ulrich sequedó observándome perplejo.

Está bien, tal vez lo que estaba diciendo no sonaba muy convincente pero yo lo vi con mis dos jodidos ojos, la escuché, y recuerdo todo lo que pasó, no pueden decirme que había sido un estúpido golpe en la cabeza porque me niego a creerlo.

-Será mejor que duermas hasta que puedas irte a tu casa.- Dijo antes de lanzar una mirada al niño y la chica que seguían a mi lado. Ellos rápidamente respondieron a aquella mirada caminando hacia él y desapareciendo por la puerta al igual que Ulrich unos segundos más tarde.

-No puede ser, no ha sido un golpe.- Me convencí a mi misma. Sin hacer ruido me levanté y me acerqué a la puerta, tratando de escuchar lo que hablaban. Sus voces se oían muy bajas y tuve que abrir un poco la puerta para poder entender las palabras.

Mud BloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora