CAPÍTULO 32: LA VIDA SIGUE

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Pasaron  cuatro  meses  de  aquel  encuentro  que  Hugo  tuviera con  Babi  en la lujosa  habitación  del  Ritz Hotel  de  París.  Durante  ese  lapso  de  tiempo,  muchas cosas  sucedieron  que  cambiaron la vida de  todos.  Las cosas  marchaban  bien  entre  las  muchachas. Valeria comenzaría a  cursar  sus  estudios terciarios eligiendo  la  carrera  medicinal, ya  que  era idea  suya  contribuir  a la humanidad  como  profesional de  la salud. Al  mismo  tiempo, seguiría  perfeccionándose  en  el arte  de  la  escritura, convirtiéndose  en una destacada escritora  y  sorprendiendo  al mundo  con  sus escritos,  desarrollados  en tan corta  edad. 
Valentina haría lo  propio, yendo  a  estudiar  tres profesorados en  idiomas,  (inglés, francés  e  italiano)  siendo  uno  de  los  mejores promedios en cada clase.  Perla  también  estaba cursando  sus  estudios terciarios, eligiendo  la  arquitectura  como  su especialidad  para  sostenerse  en  el futuro.
Por  el lado  de  los  muchachos, Horacio  tras haberse  decidido  por  continuar sus  estudios, resolvió  asumir el control de la familia Aragón, dividiendo responsabilidades con su primo Andrés, en quien  tenía depositadas todas  las  esperanzas para  que  saque  la  constructora  adelante.
Al  mismo  tiempo, además  de  su  trabajo  al frente  de  Aragón  Construcciones,  Horacio  conseguiría otra  labor paralela,  muy emparentada con  su  principal pasión:
  Los  motores.Andrés terminaría  sus estudios de  administración empresarial, llevándose  el  mejor promedio  de  su promoción  y  decidiéndose  a  cursar la Licenciatura  en Administración  Empresarial.  Con  el  correr  del  tiempo,  y  una vez convertido  en  el Licenciado  Andrés Aragón Alcázar,  conseguiría convertir a Aragón Construcciones, en  una importante  firma  constructora  en España  y  en toda Europa.
Bosco  continuaría trabajando  dentro  del  equipo  oficial  de  Seat  en el  Campeonato Europeo  de  Turismos,  pero  a  diferencia  del año  anterior, sería ascendido  y  llevado  al cargo  de  Director Deportivo  de  la  escuadra, por lo  que  las  decisiones  más  importantes  para delinear el equipo  y  diseñar las estrategias de  campeonato,  debían  pasar  por sus  manos. Con  este  trabajo  en  las  manos, conseguiría acelerar  sus planes  de  vida y  terminaría  formalizando  su  relación  con  Canela,  casándose  con  ella. Unos  meses  más  tarde, conseguirían  formar una familia, al  traer  al  mundo  a un  niño  que  fuera  bautizado  como  Martín. Dulcemente, sus padres  lo  llamaban  "Pollito  Travieso".

Mientras  tanto, Hugo  seguiría al frente  dela gerencia  de  Seat.  Era su  único  refugio  ante  la  ausencia de  Babi, que no  retornaría  más  de  su prolongado  viaje. Definitivamente, la creía perdida. Un domingo  a  la  mañana, decidió  ir  a  visitar al  equipo  en el Circuit  de  Catalunya. Esa  mañana se  disputaría una fecha  más  del Campeonato  Mundial  de  Turismos  y  como  gerente  de  la  marca, debió  ir a  ver  a sus  muchachos en  acción. Pero  lo  que  llamó  la atención  esa  mañana, fue un  anuncio  efectuado  a través de  los  altoparlantes,  cuando  presentaban  a  los  pilotos participantes. Uno  de  ellos, era un  español que llegaba al Campeonato  al  comando  de  su propia  estructura y  fue  presentado  por  los altoparlantes  de  la  siguiente forma:
-  ¡Y  por  supuesto  amigos, un  campeonato  europeo  no  puede  ser  europeo  si no  presentamos al  crédito  local! Nacido  en  Barcelona  y  con  dos años de  participación  a  nivel nacional,  este  año  retorna a  las  pistas  y  lo  hace  a nivel continental  y  con  el  gran  desafío  que  conlleva llevar adelanteun  equipo  propio. Con  ustedes, al  comando del Chevrolet  número  55…  El Mito  de  Barcelona…  ¡Diegooo!...  ¡El  "Míticooooooo"!...  ¡Oliveeeeraaaaaaaaaaa! Las tribunas del  Circuit de  Catalunya casi  se  desplomaron  de  la  ovación, cuando  hizo  su aparición  Diego, caminando  por la  recta  principal y  saludando  con  la  mano  en alto  hacia el  público.  Diego  había  decidido  retornar a las pistas,  pero  recibiendo  una ayuda muy  especial  para  montar su  propio  equipo, ya  que  no  tenía ni la  más remota  intención  de  volver  a  competir para la  escuadra que  representaba su  padre,  luego  de  aquellos  sucesos ocurridos  un  año  atrás. Tras la presentación  de  los  pilotos,  Diego  volvió  a  su box  donde  sus  mecánicos  preparaban  su vehículo  para la competencia.
-  Espero  que  lo  tengas listo  –  dijo  Diego  a  uno  de  ellos.
-  Está  como  nuevo.  Espera  ansioso  poder  llevarte  al campeonato.
-  ¿Y  tú?  ¿Estás listo  para  este  nuevo  desafío, "Hache"? -  Sabes  que  como  tu  hermano, voy  a  acompañarte  a  todos lados…  "Mítico".
Diego  finalmente  pudo  hacer  las paces  con  su hermano  Horacio  y  ambos  consiguieron  unirse  para  poder impulsar  el  sueño  de  un  equipo  de  carreras.
Horacio  pondría a  disposición  del team, dinero  perteneciente  a la constructora  y  conseguiría  financiar el  proyecto. A partir de allí,  ambos iniciarían  una gran  sociedad, usando como claves  los nombres  con  los que  sus  madres  llamaban  a  su padre:  Horacio  sería  "Hache",  por el  famoso apodo  con  que  su  madre  conocería a  Hugo,  mientras  que  Diego  sería "Mítico",  por la forma  en que  su  madre consideraba a  su padre.
Al  mismo  tiempo, Diego  iniciaría a  la par de  sus  estudios  universitarios,  cursos  de pintura  artística,  para  seguir los pasos de  su  madre,  en  el  mundo  del  arte.  Al ver  a  sus hijos  reunidos  bajo  un mismo  equipo,  Hugo  se  acercó  a  saludarlos:
-  Sinceramente  me  enorgullece  verlos  compartir  el  mismo  techo.  –  expresó  emocionado.
-  Cuando  los hermanos Olivera estamos  unidos, nada nos  va a  separar.  Y  déjame  agradecerte  padre,  porque todo  lo  que  logré  hasta aquí, fue por  todo  lo  que  has  sabido  inculcarme.  -  respondió  Diego.
-  A propósito,  ¿Han  pensado  en  retornar a  Seat? Diego  miró  a Horacio,  como  haciendo  que  su decisión  dependa de la  de  su hermano.
-  Te  está  hablando  a  tí, Diego. No  a  mí. Tú  eres  el jefe  del equipo.  –  respondió  Horacio.
-  Pero  tú  eres el  Director  Deportivo.  -  replicó  Diego.
-  Pero  el protagonista eres  tú  –  reincidió  Horacio. Diego  miró  a su padre  y  respondió:
-  Con  una condición -  Pídemela. -  Que  mi equipo  de  trabajo  sea  absorbido  y  que  el  trabajo  empiece  a  partir  del  año  que  viene.
-  Así  será  hijo. Bosco  se  enorgullecerá  de  contar  con  los dos.  -  respondió  Hugo  cerrando  trato  de  esta  forma con su hijo.
La carrera finalmente  se  desarrolló  y  el  desafío  estaba  planteado  entre  Diego  y  el Directorio  de  Seat  que  lo  había echado. Sin  lugar a dudas, iba a  vivirse  una  situación  muy  emocionante  en  una  competencia, donde  Diego  debía  revalidar sus pergaminos  y  demostrar nuevamente  que  no  estaba del todo  fuera.
Los  días pasaron  y  Hugo  veía con  alegría  como  su familia terminaría unida. Y  en uno  de  esos días, llegaría el  gran anuncio  de  su hijo  Diego:
-  Papá…  Quiero  darte  un  anuncio  muy  importante  –  anunció  Diego -  Dime  hijo.  ¿De  qué  se  trata?
-  Padre…  Pienso  que  lo  que  te  he  de  anunciar,  ya  es  una decisión  tomada.
-  Pues  dime  por  favor.  Me  carcome  la  duda.
-  Voy  a  casarme  la semana  que  viene.  Y  quiero  que  estés conmigo  cuando  lo  haga.
-  Hijo…  Es  obvio  que  voy  a  estar presente.  Me  pone  muy  orgulloso  que  quieras  finalmente  darle  un  rumbo  a  tu vida. Y  déjame  decirte  que  el casamiento  es  un  paso  muy  decisivo  e  importante.
-  Gracias por todo  papá... Ojalá  mamá  esté  aquí  para  vivir este  momento.  –  dijo Diego  con  algo  de  tristeza.
-  Diego,  mamá  siempre  estará  contigo.  Siempre  estará  entre  nosotros. Siempre  serás  motivo  de  alegría para  los dos. Ella  estará  muy  feliz  y  te  estará  viendo, esté  donde  esté  –  dijo  Hugo.
Emocionado,  Diego  se  fundiría en  un  interminable abrazo  con  su padre.  Con  aquel abrazo,  ambos sentirían  como las  diferencias  que  alguna  vez los  separaron,  quedaron  definitivamente  atrás.  Los  días pasaron  y  así  fue  como llegó  el  gran  día de  Diego  y  Perla.  En  el  departamento  de  Hugo,  él, Katina y  Luque  se  aprestaban  a  ayudar a Diego  a  prepararse  para  la  ocasión. Lo  ayudaban  a elegir la  vestimenta que  debía  llevar  y  trataban  de  darle forma con  la  elegancia  más  impactante  que  podía  tener. Por su  parte,  en la  mansión  Aragón-Alcázar,  Daniela, Valeria y  Valentina, hacían  lo  propio  con  Perla,  tratando  de  que  luzca  radiante  para  el día  más  feliz  de  su vida.

Mientras  esta logística se  realizaba, en  el  living  estaban  los  varones  de  cada una  de  las damas de  compañía:  Alex, Horacio  y  Andrés dialogaban  compartiendo  un  vermut. En ese  momento,  el  móvil  de  Daniela sonaría  y  ella  se apartaría de las  muchachas  para poder  dialogar.  La noticia  que  recibió,  provocó  que  vuelva con  un  enorme  gesto de  alegría  en su rostro,  aunque  prefirió  no  dar  detalles  a  las  jóvenes. 
En un  momento  dado, Valeria  no  tenía actividad  dentro  del grupo,  por lo  que  decidió  apartarse  un  momento  para  buscar a Horacio  y  dialogar con  él. Una  vez juntos,  fueron  al balcón  que  daba  a  la  piscina  de  la  mansión.
-  Como ha pasado  el  tiempo,  ¿no?  –  arrancó  hablando  ella.
-  Eso  digo.  Mírala nada  más. Mi pequeña  y  querida  hermanita  ya  está  por  casarse. ¿Quién  iba  a  suponerlo? -  Pues  nosotros no  estamos tan  lejos  ¿no  crees?
-  Para nosotros todavía queda una vida  por delante  mi amor.  Y  yo  nunca dejaré  de  estar a  tu lado. Siempre estaré  contigo.
-  Horacio…  No  quiero  perderte
-  Y  no  me  vas a  perder.  No  voy  a  cometer  el  mismo  error que  cometieron  mis padres. Nunca voy  a dejarte  sola.
-  Te  amo  "Hache"  –  dijo  Valeria.
-  Te  amo  "Babi"  –  respondió  Horacio.
Dicho  esto, quedaron  abrazados  observando  el horizonte.

Mientras  todo  eso  sucedía,  Hugo  decidió  confiarle a  Luque  la organización  de  la  vestimenta de  Diego,  ya que quería hacer  algo  especial  antes de  la boda. Fue  así  que  decidió  ir hasta  la iglesia  donde  se  celebraría la  unión  de su hijo, para  poder  rezar.  Necesitaba  hablar  con  alguien  especial.
-  Gin…  Gin…  Cuanto  tiempo  ha pasado.Pareciera que  fue  ayer  cuando  vimos a  nuestro  pequeño  graduarse  de su secundario. Ahora lo  veo  así, con  firmeza  y  decidido  a  llevar adelante  su  vida  y  es  ahí  cuando  me  doy  cuenta de  que  ha  crecido  y  mucho…  ¡Ahhh!  ¡Si  tan solo  pudieras estar  aquí!
En ese  momento,  mientras  rezaba y  conversaba con  el  alma de  su  ex  mujer,  una dama  vestida elegantemente  de negro  y  con  un  sombrero  de  amplias alas,  se  sentó  a su  lado. Hugo  no  le  prestó  mucha  atención,  por  lo  que  ella decidió  hablar.
-  ¿Rezando? -  Sí. Le  rezo  a  mi  mujer.  Mi  hijo  se  casará  y  ella no  está  con  nosotros. Hace  un  año  que  falleció.
-  Pues  no  necesitas  seguir rezándome,  Hugo.  –  respondió  la dama. Ante  esta  respuesta, Hugo  miró  asustado  a la  mujer  y  ella se  reveló: 
Era Gin. Sí,  era  Gin. Hugo  no  lo  podía  creer
-  ¿Gin?  ¡¿Gin?!  ¿Cómo  es posible?  –  preguntaba Hugo  muy  asustado.
-  ¡Alto  Hugo! No  te  acerques. Sí, estoy  muerta. Pero  no  quería  estar  ausente  en  este  momento.  Y  quise  traer  mi espíritu  para acompañar a  nuestro  pequeño  en  su  día. -  Entonces…  ¿Eres  un  fantasma?  –  preguntó  Hugo
-  Algo  así. Solo  tú  me  ves. Es un  truco  que  me  enseñó  un  viejo  amigo  tuyo. Solo  que  yo  no  soy  aún  un  ángel.
-  Pollo  –  expresó  Hugo  haciendo  un  gesto  de  felicidad.  –  Entonces,  ¿nos  acompañarás?
-  En realidad  he  venido  por  otra  cosa,  además  de  ver  casado  a  mi hijo. Hugo,  tú  también  mereces  ser  feliz. No  te encierres  en  el dolor.  He  venido  a  rescatarte.
-  ¿Quieres  llevarme  contigo?
-  No  Hugo. Jamás haría  eso. Solo  te  pido  que  no  te  encierres  en tu dolor.  Quiero  que  seas  muy  feliz  mi amor. -  Te  necesito  tanto, nenaza.
-  Siempre  estaré  contigo,  mítico. No  lo  olvides  –  dijo  Gin  y  tras estas  palabras  se  levantó  y  comenzó  a retirarse. -  Pero  ¿no  te  quedarás?  –  gritó  Hugo  desde  su banca.
-  Estaré  por  aquí  cerca.  No  iré  lejos.  –  contestó  Gin,  mientras se  desvanecía  entreverada  con  la  luz  que  ingresaba por  la puerta  de  la  iglesia. Hugo  quedó  pensativo  con  todo  lo  que  su  ex  mujer  le  expresó. Tras  eso, retornó  a  su casa,  donde  debía ir a buscar a su hijo.

Por Tu AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora