Castigos

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Más de una vez he intentado escapar. De mi cabeza. De este lugar.
Todo es imaginario, nunca he intentado dejar este lugar realmente. Se que no hay seguridad aquí. Pero tampoco en el mundo real. ¿Cómo se supone que voy a sentirme segura con lo que me espera ahí afuera?
Tampoco es como si lo que viviera aquí adentro fuera genial. No lo es. Porque en realidad no estoy viviendo si paso la mitad del día inconsciente. Todas esas pruebas que me hacen, deben significar algo.

¿Como se supone que voy a escapar si ni siquiera puedo pensar correctamente? Estoy tan cansada. Tan enojada conmigo misma por decir que lo voy a intentar y ni siquiera lo intento. Soy una cobarde.

Mientras estoy sentada junto a Zak pienso en mil formas de decirle que lo siento. Mil formas de intentar comprenderlo, pero realmente no lo hago. No digo nada. Solo hay silencio a nuestro alrededor.

-- Escuchame bien, preciosa. Yo soy el que habla aquí. Él, en cambio, es el que escucha. Ya sabes de que hablo, ¿No?
Pues, todos tenemos secretos. Algunos pueden jugarnos en contra. Y este lugar esta lleno de secretos, querida. Nosotros sabemos cosas, ellos también. ¿Quién ganará? Bueno, eso lo sabremos cuando el último que este en pie cante victoria.
De todos modos te diré un pequeño secreto. Tú, no llegarás al final.

-- ¿Qué quieres decir?

-- ¿No quieres averiguarlo por ti misma? Te podemos ayudar si es lo que quieres.

-- Ayúdenme a escapar.

-- ¿Qué nos das a cambio? Porque que yo sepa eres un problema bastante grande en este lugar.

-- Podrán irse conmigo. Escapar. Irse de este lugar.

El chico moreno miro hacia Zak. Ambos se miraron a los ojos, como debatiendo acerca de algún tema desconocido para mi. Pronto, Zak asintió y el chico moreno volvió la vista hacia mí.

-- Muy bien. Pero primero lo primero.
Estoy aquí hace dos años. Bastante cansado de estar en este lugar, por cierto. Y Zak esta en esto conmigo porque compartimos cuarto. Ahora, tu solo estas aquí porque Zak tiene una especie de enamoramiento contigo. No es que me caigas mucho que digamos, te hemos estado observando. Eres bastante indiscreta y sabes que debes seguir las reglas. Aunque sólo sea seguirlas frente a los demás.

-- ¿Qué? Estoy algo confundida.
¿Él tiene un enamoramiento hacia mi? - dije señalando hacia Zak

-- De todo lo que dije, ¿Eso es lo único que quieres preguntar? Fantástico. Tienes una papa de cerebro.
Descuida, este es mi plan. Y los vamos a llevar a cabo bajo mis reglas.
En una hora y cuarenta y cinco minutos nos sacaran de este lugar. Quiero que te calmes. Respira profundo o has alguna cosa de chicas. No lo se. Algún estiramiento o lo que sea. Pero pon tu mente en blanco y relajate.
Tienes que actuar como un ser controlado. Hazles creer que te controlan. Y luego darás un giro inesperado y ellos sabrán quien esta al mando.
Haz todo lo que te diga. O todo lo que te escriba Zak. Él lleva una libreta en su bolsillo.

-- Bien, entiendo. Pero yo...

-- No más preguntas por hoy.

Lo mire con mala cara. Como si el me fuese a controlar a mí. ¿Qué se piensa que es? Imbécil.
Intento calmar el temblor de mis manos pero hace tanto frío aquí abajo.
Zak se aleja de mí, lo cual me hace tener más frío. Ojala hubiera un reloj para saber cuanto falta. Pero supongo que no es necesario ya que el señor intelectual parece tener un reloj en su bolsillo.
Mis ojos van recorriendo todo su cuerpo. Es tan bronceado y musculoso. No es para nada como Zak. Este chico es inmenso. Muy alto. Su rostro se arruga en una expresión de disgusto. Tiene el ceño fruncido, los labios apretados. Y su cabello marrón esta empapado en sudor. Los mechones le caen en la cara, formando picos en su frente. No tiene buen aspecto. Incluso da miedo. Más miedo que Zak. Tampoco creo que sea de confianza, esto lo tengo que recordar si quiero salir con vida. Nunca confiar en nadie.

-- ¡Deja de mirarme, chica! Si tienes algo que decir, solo dilo de una vez.

-- Dos preguntas. ¿Cuanto tiempo llevo aquí?

-- Dos meses. La otra pregunta, Brooke.

-- ¿Cómo te llamas?

-- Tyler

Por un segundo su frente paso a estar normal. Como si todos los problemas en su cabeza se hubieran disipado. Incluso pude ver un atisbo de sonrisa. Pero esta no duro ni un segundo.

Se escucharon pasos a los lejos. Botas pesadas golpeaban el suelo sin cesar. Estaban más cerca. Y más cerca.
Hasta que una ventana diminuta se deslizó en un lado de la puerta. Un ojo apareció en ella. Primero era todo blanco. Completamente. No poseía iris ni pupila. De pronto desapareció y otro ojo apareció. Este más normal que el anterior. Poseía todas sus partes pero sentías que te atravesaba el alma. Incluso pude sentir como algo dentro de mi se movía. Algo en mi estómago o alguna parte cercana. No pude evitar el vómito. Fue un impulso y no me pude detener. Para mi desgracia el guardia ya se encontraba dentro de nuestra celda y estaba cubierto en vómito. No se veía nada contento. De verdad, estaba furioso.

Golpeó mi rodilla y me hizo caer del dolor, luego golpeó progresivamente mis costillas hasta escuchar como se rompía el hueso dentro de mi. Como si yo fuera una bolsa de plástico, me estrujo y me hizo pedazos. Por último, me dio un punta pie en la barbilla, haciendo que la sangre se escurriera por todos lados. Manchando sus botas, mi ropa y la poca dignidad que me quedaba.

-- Llevenla a las pruebas. Liberen a los chicos. Que suban y se limpien.
Yo me voy a divertir con esta señorita. ¿Verdad que nos vamos a divertir?

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⏰ Última actualización: Apr 05, 2016 ⏰

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