Realidad

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-— Brooke. Se que sabes que no puedes estar al tanto de lo que sucede en este lugar o que es este lugar hasta dentro de un tiempo. Pero para ser justa contigo, voy a romper una regla. Óyeme bien, porque no voy a repetir absolutamente nada.

Mire a Laura con mucha atención. Nunca pensé que fuese de esas personas que rompen las reglas, pero si ella estaba dispuesta a contarme lo que yo necesitaba saber, no se lo iba a impedir.

-— Si, de acuerdo. Soy toda oídos.

-— Bien. Comencemos por lo principal. No tienes permitidas visitas de tus conocidos o no tan conocidos, porque aquí no aceptamos a gente contaminada. Me refiero a que, tú, y todos los demás aquí adentro, son especiales. Están limpios. Limpios de las impurezas del mundo exterior. -— Seguia caminando de forma pausada, y me miraba todo el tiempo, para ver mis reacciones.

¿Y por qué si yo era un ser tan limpio me sentía tan sucia? Las cosas que soñaba y pensaba, nada podría creer lo que había en mi cabeza.

-— Y... ¿Qué es este lugar?

-— Un psiquiátrico. Una institución para enfermos mentales. La palabra que te haga sentir más cómoda, cariño.

-— ¿Cómo? ¿Por qué estaría yo aquí? Estoy completamente bien.
-— Eso es algo que alguien en tu estado diría. Tranquila, estas segura aquí. Afuera es donde nada es seguro, nosotros te vamos a proteger. Solo tiene que confiar.

-— ¿Quiénes son nosotros? ¿Y de que me van a proteger?
Oh dios, esto no es real. ¿Por qué todos actúan tan normal? Esto es una pesadilla.

-— Oh, Brooke. Miras demasiados programas de televisión. Mira alrededor, todo es perfecto. Es un lugar pacífico aquí, donde vas a encontrar el balance. Ya no vas a estar desequilibrada. Vas a sentirte viva de nuevo.

Mire alrededor como ella me indico. Y nada parecía perfecto. Todo se veía mal. Algo iba mal. Tal vez no ahora, pero en el futuro algo iba a ir mal. ¿Quién me trajo aquí? Se suponía que me iría a Rusia de vacaciones. Esto no es Rusia. ¿Dónde es este maldito lugar y por qué demonios no puedo hablar con las demás personas?
Sentí mil emociones por segundo, como Laura al verme hoy. Y no sabia que hacer. Quería golpearla por estar tan calmada. Quería romper todo. Quería saber la verdad. Quería escapar.

-— ¿Qué hay de Zak?

-— Ese chico de nuevo. -—
Traspaso una puerta doble, la seguí muy de cerca. Estábamos en la cafetería. El menú de hoy era estofado. De lengua. Se me revolvió el estómago por un momento y mire con mala cara mi plato y lo lleve a la mesa.-—Te dije que no pienses en él. Pero como veo que no lo quieres dejar ir, ahí te va. Ese chico entro una semana antes que tú. Se cree el rey del lugar. Cree que puede hacer todo lo que se le plazca sin consecuencias. Pero esta muy equivocado el chico.
Vive en la piso tres. En las habitaciones del fondo. Todos los que están allí son casos problemáticos, deberías saberlo. Lo llevamos abajo para castigarle. Solo hay paz aquí, Brooke. Las reglas no se rompen. Si alguien lo hace, será llevado abajo. Ahora basta de este tema, come tu comida y hablemos de tus tareas de hoy.

¿Soy yo acaso un caso problemático? No vivo en el piso tres. O eso creo. No se ni siquiera en que piso vivo. No sabía que habían escaleras o ascensor. Nunca voy más allá de mi cuarto y el comedor. Al menos consciente.
Pero, por algún motivo tengo que estar aquí. Algo malo.
Tomo la cuchara entre mis finos dedos, y noto unos pinchazos en mis dedos. Como de agujas. ¿Qué serán?
Revuelvo mi cuchara en el plato de estofado y una lengua gira y gira. Dándose vuelta. La tomo con la cuchara y la miro. Y si me estuviese viendo en tercera persona en ese mismo instante hubiera notado que me volvía más pálida y mis ojos se salían de sus órbitas.
La lengua tenía un piercing, plateado con una bolita azul sobresaliendo en la punta.
Dejo caer la cuchara, el plato sale volando y me levanto lo más rápido que puedo de la silla. Empiezo a tener problemas para respirar y miro en todas direcciones para ver si alguien más encontró eso en su plato.
Pero todo es normal. Todos actúan normal. Como robots. Todos se mueven roboticamente. Le digo a Laura que tengo que ir al baño y salgo lo más rápido que puedo, sin correr. Nadie me mira. Solo Laura. Nadie se fija en mi.
Al salir de la cafetería me arrecuesto en la pared y me dijo caer. Mi pelo negro esta sudado en la nuca y en las entradas. Mis ojos se sienten cansados, agotados. ¿Qué demonios fue eso? ¿Una lengua humana?
Se me revuelve el estómago por completo y termino vomitando sobre mi misma. Intento levantarme, y lo logro. Camino hacia mi cuarto.
Me toma varios minutos llegar hasta él, saco una muda de ropa nueva y me dirijo hacia las duchas.
Nos están alimentando con carne humana. Partes de personas. ¿De quien?
Intento enfocar mi mente en una sola cosa. En un solo pensamiento. Pero no puedo. Zak. El debe tener las respuestas que preciso. Tengo que saber donde esta el piso más abajo. Necesito que me lleven a él.

Salgo corriendo. Rápido. Siento como si hubiese corrido mucho antes de llegar aquí. Tal vez era una atleta o algo así. Ojala pudiera recordar.
Seguí corriendo. Hasta llegar de nuevo a la cafetería. Todo estaba igual. Nadie se movía.
Localice a Laura y me acerque por detrás. Y de un momento para otra su cabello estaba alrededor de mi mano y yo zarandeaba su cabeza hasta chocarla con el frío metal de la mesa. La sangre comenzó a salir de su frente, y de mi brazo ya que ella clavaba sus uñas en él, pero más de su cabeza. La seguía golpeado hasta que dejó de ejercer fuerza y se rindió.
Solté su cabello lleno de sangre y mire a todas las personas que había en la cafetería. Tenía la atención de todos. Cada uno de ellos me miraba con terror. Se quedaron estáticos.
Los únicos que se movían eran los guardias, hablaban por la radio y alguien les comunicaba que me llevarán un piso más abajo.
Tomaron de mis brazos con fuerza, obligándome a caminar junto a ellos.
En la mesa de metal la sangre comenzó a correr a gran velocidad. Ésta ya formaba un charco en el suelo donde podía ver mi reflejo. Parcialmente. Y una sonrisa se dibujaba en él.

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