Capítulo 2

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"Encuentros"

- ¡Hey! -una profunda voz masculina murmuraba.

- ¿Eh?, ¿Quién eres?, ¿Dónde estoy? -formule un tanto confundida, no lograba ver nada.

- ¿Ni siquiera un hola?, pero que modales niña -dijo divertido enfatizando la palabra "niña".

- Primero, no soy una niña, ser extraño que habla y segundo, ¡Me importan un carajo los modales! ¿Quién eres? y, ¿qué quieres? -dije algo molesta con esta vocecita.

- Oh, pero que carácter muchacha -bufó-. ¿Qué?, ¿acaso me temes?

- ¿Qué? ¿yo?, pfff.... pero si el que se esta escondiendo eres tú -miré incrédula a donde se supone que debía estar.

- Buen punto -sonreí triunfante.

- Ya, ahora responde -insistí nuevamente.

- Pues, averígualo -dijo, mientras una pequeña carcajada hacia eco en el lugar y se alejaba.

- Per... ¿Cómo? ¡Hey! -mi respiración se hizo aun mas agitada, el silencio sepulcral me asustaba más, estaba completamente asustada-. ¡Vuelve!

- Emilie, ¡Mi niña despierta! -sentí como me sostenían de los hombros y me mecían con fuerza, abrí los ojos como platos.

- Solo un tonto y horrible sueño -pensé-. Okey, okey, abue, estoy bien, deja de moverme que me mataras.

- Ay dios santo señor Jesús, Emilie cariño me asustaste -decía Antonella acurrucándome fuertemente contra su pecho-. Solo fue un mal sueño.

- Lo siento -dije tratando de calmarla un poco.

Antonella me miraba analizando mi cara hasta que lo dijo.

- ¿Con quién soñabas? -susurro en un tono pícaro.

Me limpie un poco el sudor de la frente con la manga del pijama-polerón y comencé a mirar a todos lados dándome cuenta que estaba oscuro todavía - ¿Y, ahora me entero? - estire rápidamente mi mano a ese pequeño mueble lleno de cosas que estaba a solo unos centímetros de mi cama - lámpara, mp3, audífonos, basura, lámpara de nuevo, teléfono ¡bingo!

Lo encendí y su luz incandescente me dejo viendo lucecitas de colores solo por un momento.

"4:42 A.m."

- No puede ser... -reclame.

- Emilie -en ese preciso momento me acorde de la presencia de mi queridísima abuela.

- ¿Ah? -exclame.

- No me respondiste -dijo un tanto curiosa.

Hum, el sueño -pensé -. Que tal si era una señal ¡Oh!, pfff..., no creo que en el futuro hable con vocecitas en un cuarto oscuro, dáh.

- Nada -sonreí estúpidamente-. Ahora abuela mueve tu trasero arrugado que quiero dormir.

Mi abuela río un rato y se paro de mi cama a pesar de todo siempre aguanta mi tonterías.

- Buenas noches -dije un poco avergonzada.

Adiós cariño.

El sonido del maldito teléfono me despertó.

"brr, brr, brr"

- ¿Qué? -conteste.

- ¿Estas son horas de levantarse? -dijo con tono autoritario-. Oh dios... Lie, llegaras tarde otra vez.

- Pues si -dije adormilada todavía-. 5 minutitos más.

- ¡Lie, levanta tu dignidad de esa cama, dúchate y desayuna que me congelo acá fuera! -colgó.

Prohibido decir adiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora