Capítulo 9

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“Verdades”

Un miércoles de mierda, ¿Por qué lo digo? yo, Antonella, sentadas y ninguna mosca pasa, el silencio me incomoda y todo debido a la pelea de ayer, ¿Qué sucede? No quise decir nada aún de la carta, pero esta de alguna u otra forma la leyó. Entre gritos ambas decidimos que lo mejor sería ir.

 Algo que me dejo desconcertada fue la cara de horror de Antonella al tener esa carta frente a sus narices, si bueno, alguien nos quiere quitar la casa y blabla, todavía nada esta dicho, pero ¿porque?, o mejor dicho ¿Quién?, alguien vivía antes en esta casa y no tenia conocimiento de aquello, siempre pensé que era heredada por algún pariente o que se yo, pero, ¿por que ahora?

Deje la taza de chocolate caliente en la mesa y observe a Antonella que estaba mirando algún punto de la casa. Quizás no me dejen entrar a un juzgado, debido a mi edad, pero con unos cuantos argumentos, podría pedir que me dejaran acompañar a mi abuela. Como decir que mi señora es una mujer anciana, de tal manera que necesita a alguien que cuide de ella de alguna reacción o sorpresa.

 Ayer llame a Nath para informarle todo lo ocurrido, casi me dejo sorda por pegar el grito al aire, además de unas palabras de aliento y que ella me apoyaría en cualquier cosa, no puedo pedir otra mejor amiga así.

 Horrorosamente hoy conocería a la persona que quiere apoderarse de MI casa –bueno, casa de Antonella mejor dicho-  ambas vamos a dar la lucha hasta el final si es necesario, no quiero dar más problemas a una pobre anciana que no se lo merece. Ya que ayer llamó a mi padre para dar a conocer el tema. Tal y como lo imaginaba se enfureció de la única forma que sabía, tirando mierda y echando la culpa de todo a nosotras. “inútiles” cualquiera puede decir que esas palabras me hirieron. Pero no, estoy acostumbrada al poco aprecio que siente por mí, creo que ni el mismo se soporta, tal vez ni siquiera me quiere. Y dudo que yo también lo aprecie. Aún así envió a uno de sus mejores abogados –un poco de ayuda no me vendría mal en estos momentos- y aunque fuera de esa forma no teníamos la plata necesaria para contratar uno mejor, así que aceptamos a regañadientes.

 -Hija… -la mire por un momento como tomaba un poco nerviosa su taza-. Si llega a suceder algo…

 -No va a pasar –regañe.

 -Lo sé, o eso creo –sonrió débilmente.

 -No te pongas así, no estés nerviosa Anto sabes que no podrán contra nosotras –sonreí dando ánimo.

 -Gracias por acompañarme

-Sabes que no te dejaría sola –sonreí.

 Se veía muy agotada. Fuese como si el día de ayer le cayó encima más años de los que tiene. No pude evitar que mi corazón se encogiera con esa mirada tan vulnerable que me abría. Un nudo en la garganta se aproximo. Todo ha sucedido tan pronto. Las llamadas de ella, el extraño, la casa, el poco apoyo y el grandísimo desprecio que tiene mi padre sobre mí, sobre ella... Pero aún así tengo que ser fuerte, por Anto. Ella es lo que me queda junto con Nath. Tengo que ser fuerte. Trague.

  -Bien -me puse de pie-. El taxi tiene que estar afuera, será mejor que recojas tu bolsa para irnos -sonreí de la forma más falsa y débil.

 Ella se marcho por sus cosas, el momento preciso para mandar el mensaje.

 “Nath, voy en camino””

 Espere un momento a que Anto bajara, el taxi ya había llegado y nos esperaba frente a la casa, el señor quien nos iba a llevar creo que ya se empezaba a molestar por el atraso así que corrí a buscar a Antonella.

 Al llegar a su habitación note la puerta entreabierta, sin querer molestarla me acerque a tocarla cuando sentí unos cajones abrirse y cosas que caían, mire despacio sin que notara que estaba ahí y descubrí como sacaba unas carpetas y papeles que nunca había visto antes –¿serán de la casa?, pero se supone que esos los llevaba yo en mi bolso- sin darle mas vueltas al asunto decidí volver a la puerta principal y esperar, ella bajo al momento después y le hice señas para que corriera que ya teníamos unos minutos de atraso.

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⏰ Última actualización: Nov 11, 2013 ⏰

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