Capítulo 1. No estoy bromeando.

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"Las personas no son crueles por naturaleza, se vuelven crueles cuando son infelices."

Jason cerró la puerta detrás de él y me fulminó con la mirada mientras hacía su camino hasta su silla y se sentaba. Esto ya era parte de la rutina. Suspiré pesadamente y me senté en la silla frente la de él.

- Así que... ¿Qué hiciste ayer, mi amor? - normalmente las parejas solían llamarse con apodos cariñosos, pero él lo decía de una manera tan... peculiar. Que parecía más bien un insulto. Si se lo preguntan, ya me había acostumbrado a esto. A su odio hacia mí. Él hacía sonar las palabras "mi amor " como "te odio perra". Un talento un tanto especial.

- Fui al centro comercial con mis amigas - le dije fuerte y claro. Ya estaba cansada de intentar que me quiera. El cariño era algo que las personas damos cuando queremos, no algo por lo que hay que ir rogando. Él me fulminó con la mirada de nuevo. En realidad la mayoría del día me vivía mirando así, el poco tiempo que no lo hacía era cuando dormía.

- ¿Al centro comercial eh? - se levanto y pego con sus puños a la mesa. Asentí lentamente en respuesta. - ¿Y con qué dinero pagaste?

- No compre nada - susurre.

- Deja de mentir, Abigail - me gritó. Ahora fue mi turno de mirarlo mal. - No me veas así.

- Te miro como quiero - le conteste con los ojos entrecerrados. Él bufó y se pasó las manos por el pelo en un signo de desesperación.

- Mira Abigail, estoy en el trabajo ¿Si? - me hablo como a una niña pequeña - es lo que la gente hace para ganar eso llamado dinero ¿Lo conoces verdad? Es con lo que compras tus costosas cositas.
Lo mire con cara de pocos amigos.

- Así que dime lo que me tengas que decir y rápido.

- Jey... - ya se debía imaginar que era algo malo, sólo lo llamaba así cuando era algo muy malo.

- Ya te dije que tú no me puedes decir así, solo la gente que aprecio merece decirme así. Agradece que te dejo usar mi nombre. - Me interrumpió.

-Estoy embarazada. - cerré los ojos con fuerza luego de lanzarle la bomba. Al no escuchar insultos ni nada, abrí un ojo con miedo. Él se encontraba de pie, totalmente pálido mirándome con asombro.

-Sabes que no se bromea con eso - me susurró. Primera vez que veía a Jason débil.

- No estoy bromeando

- Pero... ¿Cómo?

- Luego de la boda... Bueno... -dije jugando con mis manos.

Jason asintió procesando la información. Vi una chispa brillar en sus ojos. De eso nunca salía algo bueno.

Se acercó rápidamente y me cogió en brazos. Lo mire asombrada pero no dije nada. Abrió la puerta y caminó hasta el pasillo central donde estaban todas las oficinas.

Me arrojó al suelo y gemí al golpearme la espalda.

- ¡Compañeros y compañeras! - gritó llamando la atención de todos los que se encontraban allí. Me miró con una sonrisa malvada antes de observar a todos los que miraban la escena. - Aquí - dijo señalándome como si fuera poca cosa. -Tenemos a esta descarada que viene al trabajo de su marido a fingir un embarazo para sacarle aún más dinero del que le saca. Ya que sabe que dentro de poco se terminara el acuerdo al cual le hemos de llamar matrimonió o martirio - soltó una pequeña risa al notar el juego de palabras que había dicho. - Aunque quizás no sea falso, quizás si este embarazada pero... No sea mío. - todos lo miraban asombrados. Nadie podía creer que este era Jason, el verdadero Jason. Ya que siempre era amable con todos (cabe aclarar que yo era la excepción).

Mientras todos seguían mirándolo boquiabiertos yo lo mire aún sin poder creer lo que estaba haciendo.
¿Qué tan cruel puede llegar a ser una buena persona?

- ¿Qué tan lejos está dispuesta a llegar una persona por dinero? ¿Lo suficiente como para ...?

- ¡Suficiente Jason! - se escucharon unos tacones y luego aparecía la figura de Mia. - ¿Estás loco? ¿Qué te pico?
Ninguna mujer merece ser tratada de esa manera. Te quiero fuera de esta empresa, tomate el día para reflexionar de lo que hiciste y si no logras ver que fuiste un idiota ni te molestes en volver. - dijo señalando la puerta.

- Tu no eres la jefa de aquí, eres otra perra más.

- ¡ Jason ! - soltó mi padre, ahora sí saltaba el infeliz. Mientras a su hija la hacían mierda no le importaba, ahora tocabas a su quinta esposa y el hijo de puta saltaba.

Jason lo miró indiferente.

- Levántate torpe, nos vamos - dijo en mi dirección y salió por la puerta. Me levante aún sintiendo una puntada en mi espalda y lo seguí.

Esto no iba a quedar así claramente.
Camine con la mirada en alto entre todos los compañeros de trabajo de mi padre y me dirigí a la puerta. Encargándome de fulminar especialmente a mi progenitor y cerrar la puerta de un portazo.

Jason ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora