Capítulo 7. No te vayas.

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Jason se encontraba sentado en mi cama con los codos apoyados en sus piernas mirando un lugar en específico.
Quise retroceder sin que me viera pero, como siempre la suerte está de mi lado,el tacón de mi bota resonó en el suelo fuertemente.

Mierda.

Jason levantó la mirada de sus manos de golpe y me observó sorprendido.
Abrió la boca para decir algo pero las palabras no salieron al parecer.

- Vete de mi cuarto Jason - rompí el silencio.

La discusión de antes me había dejado más que claro todo lo que pensaba de mi, ya no tenía esperanzas de que cambie.
Porque si, quizás en el fondo tenía esa esperanza.

Quizás en el fondo lo quería.
Lo sé. Ridículo.

- Abbie... - dijo tratando de acercarse a mí.

No cedas, no cedas.

- No - respondí cortante. - ¿Para qué quieres perder el tiempo con un perra como yo? - mi mejor amigo era el sarcasmo en este momento.
Silencio.

Al no obtener respuesta entre como si nada me preocupara y empecé a tirar ropa dentro de un bolso. Él al ver mis claras intenciones habló.

- Llevas a mi hijo ahí dentro.

- ¿Ahora estoy embarazada? Hace un rato no lo estaba...

- No puedes irte.

- ¿O qué? ¿Me golpearas?

Jason bajo la mirada avergonzado. Lucia demacrado.

- Sabes que no sería capaz... - susurro tan bajo que apenas lo oí.

- ¿En serio Jay? ¿Y lo de hace rato que fue?

- ¡Basta Abigail! - grito demasiado fuerte y retrocedí por instinto. Se pasó las manos por la cara demasiado exasperado y tiro de las puntas de su pelo.

Lo mire aún asombrada esperando que dijera algo.
Nada.

Lo ignore olímpicamente y seguí metiendo ropa en el bolso.

- No te vayas - frene en seco y voltee a verlo al oír la súplica en su voz.

- Sé que soy una mierda... y todo lo que has dicho antes. Sobretodo contigo - suspiro pesadamente. - pero no tienes que hacer esto.

- ¿Y qué quieres que haga?

- No lo sé, simplemente no te vayas.

Su mirada mostraba miedo, temor a algo que desconocía.

Lo mire confundida mientras apoyaba despacio el bolso en la cama nuevamente.

- ¿A qué le temes, Jay?

Él suspiro pesadamente y miro el suelo. Pero se recompuso rápidamente.

- No puedes irte - ignoro mi pregunta anterior.
- Si puedo - lo desafié.

- Puedes - corrigió - pero no quiero que lo hagas.

Y como la débil que era no pude hacer nada más que soltar el bolso y suspirar.

Jason ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora