Mirando el calima en el horizonte
recuerdo mis espesas ideas,
esas que cuando estábamos juntos
narraba con dulzura para ti
y se esparcían recorriendo nuestras células,
y sigo mirando por mi ventana
y sigo recordando cada juego,
cada risa que rondaba nuestros días,
nuestro roce de manos,
el encuentro de miradas,
amo ese sol que se asoma a la lejanía,
me trae a la memoria el dulce brillo de tu grandiosa mente,
mente brillante que me enloquecía,
sigo recordando, sigo mirando,
se oculta el sol y me hace pensar en nuestro sol también ocultándose,
trayendo la noche, noche helada y oscura,
noche eterna, noche que te hace doler con más presión cada herida,
sigo mirando por mi ventana,
¡que hermosa es la luna!,
y pasa el tiempo y sigo mirando,
y me voy enamorando de ella,
de la luna centelleante y fría
tan centelleante y fría como mi soledad.
