Me observé como aquel riachuelo que tiempo atrás había admirado por su hermosa transparencia y dejaba ver su esencia, pude ver la tierra y las piedritas que le daban ese color tan apacible, noté sus movimientos suaves y firmes que nunca dudaron a donde ir, sentí como su vibración se conjugaba con todo a su rededor generando ruidos tranquilizantes y armoniosos, me observé caminando, fluyendo en libertad, me observé en amor con el todo.