Capitulo 6: Cuarto blanco.

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No siento mi cuerpo, estoy agonizando, veo mi vida pasar por delante de mi.
Poco a poco voy encontrando la razón y la movilidad, la suficiente para abrir mis ojos. Veo todo blanco, entre más se aclara mi vista mejor me siento.
Cuando logré pararme supe que seguía con mi ropa y mi bolsa y lo mejor de todos mis calmantes.
Veo una salida pero claramente esta cerrada.
- Que es esto?- Me preguntó
Me di cuenta que estaba encerrada en un ático color blanco, para mi buena suerte todo era blanco, la luz entraba y se quedaba conmigo, llevo tiempo esperando, la soledad ya no me daba miedo.
Enfrente de mi se encontraba mi mayor fobia, Un espejo, odia mirarame a mi misma. Me sentía disgustada.
Escuche la voz de Edwin:
- Oh, miren quien despertó- río sarcásticamente.
- Idiota!- Grite con furia- Te diviertes?
- No cariño para nada, tienes hambre?, te cocine algo-
Depende de una diminuta habvertura me dio un pastel. Claramente no lo acepte:
- No quiero nada de ti.
- Te lo comerás o te haré sufrir.
Me negué a ingerirlo.
- Bien, cariño, enseguida voy.
Entre en calma pues no creía que fuera capaz de lastimarme. Entro por la puerta, sellando esta después. Entro pacificamente, cortando un trozo de su pastel y acercándolo a mi boca me deijo:
- Anda come bebé.
Nuevamente me negué a comerlo. Fruncio el seño, y me tomo del cuello axfisiandome y obligándome a comer.
Tome la última respiración que me quedaba y dije:
- Basta, lo haré.
Se detuvo y me beso la mejilla, tome aire y lo comí lo más rápido que pude. Mientras lo comia me intentaba explicar:
- Mira cariño vez ese espejo de allí, de 7:00 am a 9:00 pm te estaré observando todo el día detrás de ese enorme objeto, tomarlo como unas vacaciones. Enseguida sonrió sadicamente y me acario el cabello.
- No hagas travesuras- Exclamó.
Se fue al instante y por supuesto cerro la entrada. Sabía que salir sin mi navaja suiza era mala idea, pues le hubiera arrancado la cabeza.
A mi alcance tenia: Mis calmantes, mi bolsa de mano, mi libreta, un lapiz, un pasador y una liga para el cabello, atrás de mi había una caja, asi que una idea Broto de mi ponerme a buscar cosas útiles en cuanto dieran las 9:00.
Espere hora tras hora y cuando finalmente se fue, me levanté rápidamente a explorar.
Abrí la caja con el pasador con el que contaba, y al abrirla se encontraba: una caja musical, un gancho, y una camisa exageradamente grande me puse la camisa ensima del vestido pues tenía frío. Intenté golpar el espejo de una esquina pero medi cuenta que debajo de él había un cristal casi irrompible así que mi mente se aclaró.
Era la única salida, no le iba a dar la oportunidad de verme sufrir. Agarre ese cacho roto del espejo y lo enterré en mi cabeza pero no era lo suficiente afilado, sólo causó que mi cabeza sangrara un poco.
Ya han pasado 2 meses y sigo aqui encerrada, si me negó a obedecer a Edwin el me troturara.
Tome la caja musical y le di cuerda la melodía hace que este calmada, examinó una vez más el ático y me doy cuenta que hay una pequeña ventana pero esta el doble de alto que yo. Escuchando la dulce melodía quede tan relajada y cerré los ojos. Sentí como algo rozo mi pierna, algo peludo y suave.
Abro las ojos y oigo un suave maullido. Es un gato al parecer el único amigo que tendré. Se aferró a mi, era negro, su pelaje era muy obscuro.
Lo curioso de este era que sólo aparecía de noche entrando por la ventana, pero en el día desaparecía.
Decidí llamarlo "Medianoche" y al parecer le agradaba puesa cada vez que lo llamaba venía hacia mi.
Medianoche tenía suerte pues se podía ir justo cuando Edwin entraba a vijilarme.
3 semanas despues:
Estoy harta, no puedo más he bajado 15 kilos desde que llegué y mis costillas resaaltan de mi piel. Decidí no dejarme mas:
- Hola cariño te traje tu desayuno- me dijo
Moví la cabeza para evitar comerlo.
- Que pasa? Te vas a negar? - ya sabes que eso no me gusta dijo.
Agarró un palo y comenzó a pegarme en la espalda mientras subía para maltratarme se dio cuenta de algo, tenía escrita la palabra: NO
Claramente se enfureció y con su puño me golpeo.
Sólo llore, no me dolió tanto pues ya estaba acostumbrada al maltrato por departe de un hombre que afirmaba que me quería, también estaba acostumbrada a la soledad. Claramente estaba sufriendo más de lo que lo hacía antes.

Llorar En Silencio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora