El último adiós

Año Uno

365 días desde tu partida.

365 días desde que tu corazón se detuviera y tu aliento rozara por última vez mi rostro.

365 días desde que te vi mirarme con ojos de amor.

365 días sin ti.

Ahora estoy sentada frente a tu tumba con un ramo de flores que ya no puedes oler ni sentir. No tengo palabras para expresar el dolor que me provocó tu partida, la falta de tu calor y aroma. Aún tengo ese vacio en mi pecho que me aprieta por las noches cuando el recuerdo de tu ausencia me golpea sin previo aviso. Estoy tan sola que podría llorar.

Te prometí continuar con mi vida y juro que lo he intentado pero no puedo. Te busco en cada esquina, en cada rostro que pasa por mi lado, en cada transeúnte que miro al caminar.

Te organizaron un lindo funeral, si es que se pueden llamar lindos a los funerales. Muy intimo y tranquilo, personas que en mi vida había visto se acercaron a hablarme maravillas de ti, de lo grandioso que eres, eras, y a pesar de no estar equivocados respecto a ti me pregunto si tú hubieras estado de acuerdo en tanta adulación y ser el centro de atención. Aunque ahora que lo pienso era tu día después de todo.

También me dieron su pésame y dijeron lo mucho que se alegraban de que me hubieses tenido a tu lado en tus últimos momentos.

Bola de mentirosos. Siempre fui consciente de esas miradas que obteníamos cada que me tomabas de la mano por las calles de Londres, o cuando me besabas libremente en eventos públicos.

Siempre te amé por eso, nos pusiste antes que cualquier cosa. Siempre me recordaste lo mucho que era importante para ti. Siempre me demostraste tu amor.

Una llovizna ligera comenzó a caer, combinaba a la perfección con el lugar.

Daría lo que fuera por estar contigo, me da tanto miedo que exista un cielo y un infierno y al final no nos reunamos en el más allá. Quiero descansar a tu lado, sentirme entre tus brazos una vez más y saborear tus dulces labios.

Soy muy afortunada por haberte tenido en mi vida, por haberte llegado a conocer como lo hice y por haberte hecho feliz estos años.

Me invitaron a una cena conmemorativa en tu honor, algo así como una reunión dónde no conozco a nadie y solo hablaremos de ti. Eres la única razón por la que iré. Llámame loca pero nunca me cansaré de contarle a los demás sobre ti.

Renombrarán el taller dramático en dónde estudié actuación, accedieron ponerle tu nombre. Debo admitir que pude llegar a ser muy insistente con el tema. Después de todo era lo mínimo que podía hacer por ti.

Hay días en que la nostalgia me atrapa y me quedo en cama viendo entrevistas tuyas por internet. Amo leer fanfics sobre tí, en especial los que no se tratan de ningún personaje en sí sólo te ponen como se imaginan los demás que eras.

Amable, divertido y noble. Con un corazón enorme y siempre dispuesto en ayudar al que lo necesitara sin prejuicios ni esperando nada a cambio.

Te amo.
Te amo.
Te amo.
Te amo.
Te amo
Te amo. Y mil veces te amo.

Aquí estoy hablándole a tu lápida con la esperanza que puedas oírme. Llorándole a la nada porque te fuiste. Pataleando por lo injusta que puede llegar a ser la vida y suplicándole que termine con mi dolor. Esperando a que me llames para estar a tu lado, para asegurarme que te encuentres bien y poder verte una vez más. 

No puedo arrancarme estas gigantescas ganas de poder sentirte una vez más.

¿Puede oírme? ¿Puedes estar conmigo esta noche?

Sin embargo es hora de enfrentar la verdad.

Ya no estas aquí.

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"La felicidad puede ser encontrada aún en los momentos mas oscuros, solo no olviden encender la luz"

-Albus Dumbledore.