Math Teacher.

Five

—Michael Clifford, número 7 —sin que se diera cuenta, Calum pasó el cuaderno por debajo del banco; tomándolo Michael se acercó con nerviosismo al profesor.

Irwin sonrió emocionado, el pelirrojo era uno de sus alumnos favoritos. Siempre hacía más de la cuenta o sobre elevaba el límite.

La gente así se estaba extinguiendo.

—Vaya Mike, son bastantes hojas. Sólo le daré una mirada rápida, después prometo leerlo —revisó cada una de las hojas, buscó su control de tareas en su libreta, y firmó una vez que lo había encontrado.

Satisfecho por la tarea del chico, cerró el cuaderno felizmente y se lo entregó; el menor sólo murmuró un pequeño "Gracias" y caminó hacia su lugar. Una vez que se sentó, volvió a darle el cuaderno a Calum, quien ya llevaba cuatro hojas. Escribía muy rápido.

Alumno tras alumno, al parecer Michael si tenía razón. La mayoría no había llevado la tarea.

—Calum Hood, número 19 —resonó la voz.

Su asiático amigo se levantó despreocupado del banco. Importándole poco lo que opinara el profesor acerca de su limitado trabajo. Como si nada, el profesor Irwin revisó cada una de las páginas del trabajo. Finalizó y le entregó el cuaderno a Calum.

—Pensé que no iba a revisartelo —mencionó Michael, una vez que se habían sentado.

—Pues pensaste mal —se burló.

**

Las clases transcurrieron normales hasta que estaban en Educación Física, Calum jugando Fútbol y Michael jugando a la cuerda con sus compañeras.

—Michael —escuchó como su maestra Silvia, lo llamaba.

—¿Sí, profesora?

—Te necesitan en biblioteca, lleva tu libreta y una pluma.

Asintiendo con la cabeza, Michael fue a su salón, tomando lo que le dijeron y caminando hacia la biblioteca. Al dar a la izquierda, se encontró con Luke y Ashton, sentados en una de las bancas que había allí.

«Están a más de tres metros Michael, sólo pasa como si no estuvieran»

Caminó sosteniendo la respiración; pero al parecer su pulsó se aceleró cuando sintió dos pared de ojos sobre él. Con las uñas encajadas en sus palmas y aferrándose a su cuaderno, caminó mucho más rápido. Llegando a la biblioteca, la abrió con torpeza y entró en ella, respirando muy agitadamente.

—Hey Michael —sonrió la bibliotecaria mostrando sus frenillos azules.

—Hola Irma, ¿necesitabas algo?

—Sí, ¿recibiste el PDF que te envié?

—Uh s-sí —asintió rápidamente— Pensé que no ibas a encontrarlo, es reciente, por lo regular los nuevos libros tardan varios meses.

—Sí. Fue un milagro encontrar "Maestra".

Pasaron los minutos, y cuando menos se dio cuenta, ya faltaban 10 minutos para que acabara la clase, la maestra iba a matarlo.

—Tengo que irme, pensé que sólo estaría aquí unos minutos.

—Está bien, mañana pasas por aquí, te traeré la novela que pediste —Michael asintió y caminó a la puerta, una parte de él quería irse. Así podrá evitarse un regaño de su maestra y la otra parte no, aún ellos estarían allí.

Tomó un fuerte suspiro antes de salir, y abrió la perilla, se sintió aliviado de que no hubiera nadie allí.

Escuchó gritos y el sonido de la ambulancia. Empezó a preocuparse, tal vez había pasado algo malo. Caminó con rapidez y chocó con Calum, quien lucia cansado.

—¿Qué acaba de pasar, Cal?

—Karen. Ella acaba de tropezar cuando jugábamos y al parecer se torció el tobillo.

—Ah, entonces no es nada. Pensé que había pasado algo peor.

Calum asintió y fueron a la parte de atrás, donde estaba ocurriendo todo. Miró a sus compañeros, quiénes estaban sorprendidos; otros asustados y uno que otro riéndose.

Hizo una pequeña mueca al ver a Karen, sentía mucha lástima por ella.
De repente, lo que vio lo dejó con una mezcla de enojo, coraje, decepción y todas aquellas emociones negativas que pudieran existir.

El profesor Irwin la tomó por los pies, mientras que el amor de su vida, la tomaba por los hombros y pasaba las manos por debajo de sus pechos.

Debajo de sus pechos.

Pechos.