Eleven

128 16 4
                                    

Michael sentía como su cabeza palpitaba, tenía tanto miedo de que el maestro los pudiera ver y tomará represarias.

—¿Y si mejor regresamos, Cal?

—No seas culo. —Su amigo le dió una mala mirada. —Tú fuiste quien decidió visitarlo, tú fuiste quien armó todo este plan, tú fuiste quien decidió subirse al taxi, no te quieras hacer para atrás.

—¿Qué pasa si nos ve, uhh? No quiero que nos expulsen por perseguir a un maestro, o peor, que nos metan a prisión. Soy muy joven para ir a prisión, Calum. —empezó a dramatizar el pelirrojo.

—Por dios, ya cállate. —Michael recibió un golpe de su amigo. —No va a pasar eso, estamos a una distancia un poco alejada de su auto. En caso de que nos mire, que es imposible, empiezas a llorar y le muestras tu culito, listo.

El taxista hizo una mueca al escuchar todo lo que decían los adolescentes.

—¿A quién siguen, chavos? —el señor los miro por el espejo. —¿A una chica dentro de un auto, conducido por un enfurecido padre o algo por el estilo, mmh?

—Desgraciadamente, al chico de aquí le gustan contrarios, asi que no estamos persiguiendo a la chica, sino al padre.

El taxista al escuchar eso reaccionó con una expresión molesta. —¿Eres gay? —el pelirrojo sintió como sus mejillas se pintaban del color de su cabello. —Yo no tengo nada en contra de ellos, ¿sabes? Bueno si, yo los tolero pero no los acepto.

—Si, en estos momentos estamos por buscar a su novio; y le aseguro que lo buscaremos mejor si cierra su bocota, idiota. 




Después de un largo recorrido, llegaron Melborne, a una sencilla casa blanca de dos pisos, sin jardin pero con una cochera enorme.

—No estoy seguro de que sea su casa, Cal. —el pelirrojo habló nervioso.

—Sólo hay una forma de averiguarlo. —el moreno tomó una piedra y la arrojó sobre la ventana, creando un fuerte ruido al romper el vidrio.

—¿Qué te pasa, imbécil? —Michael trato de correr, pero fue detenido por su amigo. —Vámonos de aquí.

—No gasté $40 para venir hasta acá y que huyas como un cobarde.

—¿Cómo no quieres que huya si cometiste un delito por mi? ¡Sin mi consentimiento! Sólo quería que lo sigui...—Michael fue interrumpido por el chillido de la puerta abriéndose.

¿Qué estás haciendo aquí, Michael? —la ronca voz del mayor hizo que se estremeciera de miedo.

—Yo... —nada más pudo salir de sus labios.

El maestro miro hacía todos los lados antes de volver a dirigir su mirada hacía él. —¿Llegaste sólo?

—No. —trato de buscar a su amigo con la mirada.

—¿No? Escucha necesito que te retires, no quiero problemas.

—Digo, si, si, si vine sólo, Luke. —se tranquilizó un poco al ver las addidas rojas de su amigo debajo en auto del rubio.

—¿Seguro? —arqueó un ceja.

—Si, yo q-queria hablar contigo.

—Oh. —mordió su labio inferior. —En ese caso pasa. —se hizo a un lado y dejo que el menor pasará.

La casa era linda, desde la puerta pudo ver el comedor y al fondo unos sillones azules. El piso era de madera y las paredes del mismo color que afuera.

—Pasa a la sala y ponte cómodo. —la figura del hombre desapareció de su vista. Camino por el pasillo, había muchas fotos, de niños, en familia y en otros lugares fuera de Australia, o bueno eso creía Michael.

Unas escaleras de forma curva aparecieron en la vista de Michael, no pudo ver más allá de eso porque estaba muy obscura el área de arriba. Se dejó caer sobre el sillón largo y recostó sus piernas en el.

—Ten. Sólo tengo jugo. —le paso un vaso con figuras del hombre araña. Se sentó al lado de Michael y a su criterio, estaba muy cerca de él. —¿Sobre qué querías hablar?

—Umm, necesito ayuda.

—¿Ayuda?

—Si, en matemáticas, no comprendí el último tema. —el pelirrojo trató de esquivar la mirada burlona del rubio

—¿No entendiste el último tema? Pero si no dejabas de participar. —Luke río al notar el enrojecimiento en sus mejillas. Reposó su codo sobre el sillón y se acercó más a Michael. —Dime la verdad, Michael. ¿A qué viniste?

—No sé a que vine, Luke. Creí que sería gracioso seguirte, no teníamos nada que hacer y quería saber donde vivías. Al principio me asusté por el vidrio, pensaba que esta no era tu casa y nos meteríamos en problemas, mi papá me mata si hago que salga del trabajo por algo así, la última vez... —volvió a ser interrumpido, pero esta vez por unos cálidos labios que tocaron los suyos. Luke trataba de besarlo lento, con ternura. Sentía sus manos acariciando las caderas del pelirrojo.

Después de dos largos minutos, Luke se separó de él. —Moría por hacer eso, hermoso.


Michael sintió que podía desmayarse en cualquier momento.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 03, 2018 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Math Teacher.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora