Capitulo 2.

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El mundo se le vino encima, estaba paralizado todavía y sus manos temblaban. El ave voló. No creía lo que estaba leyendo. Miro su alrededor pensando que alguien le había gastado una broma, pero dos cosas le hicieron cambiar de parecer de inmediato. Primero, estaba a mitad de una calle donde no había más nadie aparte de él. Y segundo, pero más aterrador, lo de los sueños no se lo había contado a nadie.
Asustado, caminó más rápido hacia la escuela, deseando llegar rápido. Sus ojos miraban hacia todos lados, su mano izquierda todavía tenía el papel, el cual sin darse cuenta lo había arrugado. Sentía que alguien lo seguía, pero no quería voltear, ya estaba lo suficientemente atormentado como para más "sorpresas".
Pero la curiosidad lo atrapó, y un estímulo lo hizo voltear.
Nada, no había nada, sólo el color gris del pavimento, y una hilera de casas, que en días como esos, se veían más pálidas de lo normal. Sintió un aire seco y helado que rozó su mejilla derecha, y la sensación de que alguien le tocaba el hombro. No pudo más y decidió correr.
Minutos después llego a la escuela.
Se acerco a su casillero, guardo el papel, y con las manos aún temblorosas cerro la puerta. En su mente repetía "Son sólo ideas tuyas Max, sólo ideas tuyas, ya basta de chocolates por la noche y de durar horas jugando vídeo juegos de un niño que salva un reino" - decía mientras tenía su frente todavía pegada a la fría puerta del casillero-.
Decidió apartar esos pensamientos y concentrarse en las clases, depronto algo de Ecuaciones, y Literatura de nose quien, que lo escribieron en nose donde, le serviría.
La mañana transcurrió, el tiempo pasó muy rápido, y la hora de merendar había llegado.
La merienda era muy selecta, una pera, la cual era su fruta preferida, un jugó natural, unas papas, y unas galletas, que para el, eran como pedazos de nube hechas comida.
Pero el sabor celestial no duró mucho, su mente le trajo algo amargo, lo qué estaba escrito en el papel.
En ese momento decidió ir a buscarlo, quería comprobar si había leído bien, depronto los nervios del momento lo habían bloqueado.
Se ubicó enfrente del casillero, dígito la clave, unas dos rodadas a la izquierda, otras dos a la derecha. La puerta se abrió, y el sonido oxidado de está fue como musica de fondo ante lo que sus ojos veían. La nota ya no estaba.
Todo ahora se tornaba oscuro, y por un momento pensó que se volvía loco. Su reacción fue de irá, su puño derecho pegó contra la puerta, no entendía nada. Sin darse cuenta, un pensamiento, mezclado con rabia e incertidumbre salió al exterior.

-¡¿Quien eres?! ¡Ya deja de molestarme y andar con tus juegos de pistas estúpidas!

Su corazón latía muy fuerte, su pecho tenía el ritmo de un desfile. Pero el sentir varias miradas lo hizo volver. Si, varios chicos que estaban en el pasillo lo quedaron viendo. Unos con rostros de susto, otros solo lo observaban y se alejaban. Sintió pena, y decidió ir al baño rápidamente.
Al llegar, cerro la puerta, se acerco al lavamanos, el cual tenía un espejo enfrente, coloco sus brazos para apoyarse y agachó la cabeza. Miles de preguntas recorrían su mente.

¿Que esta pasando?, ¿acaso he perdido la cabeza?¿como un papel se desaparece de la nada?

De repente, las luces del baño empezaron a apagarse y prenderse, el mismo aire seco y helado que sintió cuando estaba en la calle se apoderó del lugar. Su piel se erizó, su boca se secó. Sentía de nuevo esas miradas, pero no tenía sentido, el único en el baño era él. Lentamente fue subiendo su cabeza, sus ojos estaban cerrados. Se encontraba frente a él espejo, no quería abrirlos y imaginarse que algo estaba detrás de él.
No pasará nada, sólo estas tu- se decía a si mismo para ganar valor-.
Así que abrió los ojos, pero la realidad lo sacudió y su acto de valor cayó por el suelo.
Delante de él, en el espejo, estaba el reflejo de un ser vestido de manera extraña. Su atuendo era mitad blanco, mitad negro. En su cuello tenía una bufanda roja. Su rostro estaba cubierto por una máscara, la cual no tenía ninguna expresión y estaba dividida por los mismos colores de su ropa. Su espalda, poseía dos alas, una blanca del lado negro, una negra del lado blanco.
El ser se acercó a Max, y le habló tan cerca que pareció un susurró.

-"Soy Alexan, todo va a cambiar, hoy comienza tu destino".

Max, La Sombra Del Cofre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora