silenciosamente en el rincón

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cae la noche, espadas yacen; no hay por que luchar.

cae la noche, es tan real que hasta los brujos han perdido la fe en hechizos; no queda en la boca del lobo sino espacio suficiente para el respiro.

ha caído al fin la noche, que ha sido largo día, brisas ventilando el sudor de nuestra frente – llevándose las sales al sitio donde hambre pudor y saliva se reivindican.

con la noche encima estoy aquí; soy el que se sienta en las esquinas esperando conversa o ser invocado al fin al descanso. no espero justificaciones: perdón y reino celestial son el mismo sitio detrás de empresas lino seda o alquitrán.

cae la noche excepto por gatos            ratas             miedos                                                                      y yo

¿quién vive?

Aquellos viejos puentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora