LA BODA

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Los días avanzan con rapidez, el tiempo no perdona, el final se acerca, la muerte me acecha, pero aún a pesar de eso solo una cosa me preocupa, necesito protegerlos mi poder necesita ser sellado la historia no se repetirá ya han venido por mí, confío en ello mi familia ha crecido, no hay marcha atrás yo puedo ver el futuro y ya he dictaminado que ellos vivirán.

Al menos me alegra que en estos días los he disfrutado mucho con mi familia, con el amor de mi vida, y he hecho nuevos amigos, me hace muy feliz el hecho de que varios de los chicos hayan encontrado el amor, sé que después de mi partida no estarán solos y tendrán a esa persona especial que los apoye, que sea su luz.

-Por fin llegaste – permanecí de pie observando las estrellas en el balcón, una sonrisa melancólica adorna mi rostro – te retrasaste....

- Lo siento, tenía algo muy importante por hacer – me sonrió – dime, ¿Qué planeas?

- He visto mi muerte – sentencie de manera fría

- El futuro se puede cambiar, lo sabes – acaricio mi mejilla – las visiones no son absolutas y si te lo han mostrado es porque puedes cambiarlo...

- Lo sé, pero no lo hare - me senté en el frío piso – tú me has dicho que mi poder es muy peligroso en manos equivocadas – el asintió – cuando yo muera tú te lo quedaras – abrió los ojos con total asombro.

- ¿Cómo? – murmuro

- Estoy sellando mi poder en este dije – le mostré una cadena de plata con el dije de una triqueta – cuando yo muera lo tomaras, júramelo.

- De acuerdo – me abrazó

Permanecimos en silencio por unos minutos pareció como si se hubiese detenido el tiempo, hasta que ya no lo soporte y rompí en llanto, solo ante Reiji me permito el lujo de quebrantarme y llorar, después de haberme desahogado un momento me dispuse a dormir, extrañamente estoy agotada, y estos días se han convertido en un caos, debido que ya estamos a nada de la boda.



Estoy tan nerviosa, después de tanto tiempo mañana llega el día que más he esperado, mi boda, pero por alguna razón me siento intranquila, a pesar de que no conozco mucho a Akatsuki, sé que a la pequeña le sucede algo, se cansa con mayor rapidez, duerme mucho, está más pálida de lo normal, y a pesar de que trata de sonreír y actuar como si nada pasara sé que no está bien.

El sonido de la puerta me saca de mis pensamientos, no espero a nadie, dado que esta semana antes del gran día, nos han prohibido a Sasori y a mi estar juntos, me levanto de la cama y abro la puerta, grande es mi sorpresa al ver a Akatsuki frente a mí.

-Disculpa sé que es tarde pero así nadie nos interrumpirá – sonrió – no encontré otro momento para hablar contigo.

-No te preocupes – le sonreí – ahora será mi hija...

- Que honor – se sentó en la cama – veras esto es algo muy serio, y es necesario que me jures que cumplirás con lo que te pida

- Me estas asustando – no entiendo, pero tengo un mal presentimiento.

- Escúchame con atención y no me interrumpas – hablo tan fríamente como Sasori, a pesar de que no se parecen físicamente emanan la misma aura – voy a morir – abrí mis ojos con sorpresa no me esperaba algo así, me deje caer en la cama abrí la boca para hablar pero inmediatamente la cerré sin emitir sonido – he visto mi muerte, pero no me preocupa estoy feliz con ello porque de esa manera podré salvarlos – sonrió con sinceridad – júrame que cuidaras de mi padre, y de mis hermanos, júrame que harás todo lo que te pido esta noche – asentí – perfecto, por cierto me hubiese gustado conocer a los nuevos miembros de la familia – acaricio mi vientre.



Estoy sumamente nervioso, jamás creí que llegaría a tener este sentimiento ni siquiera en la batalla que tuve contra el tercer kazekage me sentí de esta manera son unos nervios distintos, me observo en el espejo, llevo un traje negro, me siento algo incómodo, mi hija me acompaña en esta habitación, ella luce hermosa, con un kimono negro con nubes rojas, dado que esta boda se lleva en secreto, nos permitimos el lujo de usar esta indumentaria, los chicos al igual que yo portan un traje negro con una nube roja al lado izquierdo del pecho.

-Te ves muy apuesto – me sonrió mi hija.

-Gracias cariño – le sonreí – tu luces como una muñeca perfecta.

- Sé que Mei es la mejor y te llenara de felicidad – me abrazo – quiero que pase lo que pase seas feliz...

-Me estas preocupando – susurre mientras le acaricio el cabello – suena como si te estuvieses despidiendo...

- Claro que no es eso – me abrazo con más fuerza – pero quiero que me jures que pase lo que pase serás feliz junto a Mei y nuestra familia, júramelo por mí...

- Lo juro...

Después de aquello ella se separó de mí, sonrió, lo cual me alivio dado que su mirada refleja total calma, paz y felicidad, supongo que esta extraña sensación que tengo albergada en el pecho se debe a los nervios de la boda.

-Ya es hora – ella tomo mi brazo, salimos de aquella habitación.

Caminamos a peso lento pero decidido, llegamos a lo que es el altar, todo está decorado con flores únicas en tono rojo, alrededor vuelan mariposas de papel cortesía del jutsu de Konan, una ligera brisa se hace presente gracias a Pain, cada uno ha contribuido para crear una escena perfecta, solo me resta hacer lo que nunca hago, lo que más odio, pero esta vez no me importa, esperare a Mei el tiempo que sea necesario.

Después de un par de minutos de espera la veo aparecer, es una obra de arte, con esa sonrisa radiante, el vestido blanco, es perfecta, los segundos en que se tarda en llegar a mí se me hacen eternos, la ceremonia comienza, estoy tan embelesado por tan esplendorosa imagen que apenas y presto atención, esta vida jamás la soñé ni siquiera la imagine antes, para mí no existía nada igual, y todo se lo debo a esa hermosa niña que tuve.

"Eres mi sueño hecho realidad, la consumación de mi arte, nada nos podrá separar, el tiempo no alcanzara para demostrar la verdadera belleza de lo eterno, de este amor eterno, mi querida rosa pasional, me has cautivado con tu perfección, llenaste el vació en mi corazón..."

-Acepto – escuche su dulce voz

"Solo quiero acerté feliz, no te apartes de mí, por fin encontré el sentido de mi arte y planeo conservarte ahora y siempre..."

-Acepto – respondí, no supe como logre responder en el momento adecuado.

- Puede besar a la novia – esa última frase fue pronunciada, ya nada te apartara de mí.

Tome a mi querida esposa de la cintura, unimos nuestros labios en una suave danza, mi lengua se introdujo en su boca, aferre más su cuerpo al mío, no quiero separarme, es como una droga que inunda mis sentidos, nuestras lenguas tienen una batalla que ninguno piensa ceder, lamentablemente el oxígeno nos estorba e interrumpe la batalla.


-No hay nadie – susurre en la penumbra, la pobre chica está asustada se pone en guardia pero no me ve, sonrió.

-¿Quién eres y como has entrado? – pregunto recorriendo con su mirada cada rincón del lugar

- Te basta con saber que no soy un enemigo – sonreí – solo vengo a solucionar un asunto pendiente de hace varios años...

- No tienes permitido estar aquí – se quiso aproximar a mí, solo le permití un paso.

-Ni un paso más – ordene – escúchame bien te conviene, tengo información de los Akatsuki, ellos están aquí – su rostro mostro asombro – son los inquilinos del Kazekage

- No puede ser – susurro

- Claro que lo es – me posiciones detrás de ella – ahora mi querida Matsuri informa que los Akatsuki están en Suna – susurre en su oído – que yo me encargare del peligro mayor...

Desaparecí inmediatamente, me oculte, para observar como aquella pieza se mueve, la chica salió corriendo, sin duda a denunciar a los criminales, ahora el plan estáz en marcha, Akasuna No Akatsuki morirás...

UN KAZEKAGE ENAMORADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora