Breves momentos de placer

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Un disparo. Otro disparo. Dos casquetes caen. Vacila por un segundo hasta caer. Esta muerto. Hay sangre. Mucha sagre. No para de salir.
Cierro los ojos por un segundo y me doy tiempo a pensar. Las cuatro de la mañana.

Parecía haber estado durmiendo días, y aun así seguía agotada. Al abrir los ojos por completo se encontró con la mirada de Alex quien la miraba detenidamente. "¿Te encuentras bien?" preguntó algo nervioso.
—Sí, solo algo mareada ¿donde estoy?—miró a su alrededor.
De la pared colgaba un póster de Green day y otro de Queen, y junto a ellos un gran espejo que cubría la pared de arriba a abajo. La habitación era amplia y moderna a la vez que sencilla, no contaba más que con un armario con pocas prendas, un escritorio, una mesita de noche y la cama, por supuesto.

—En mi habitación. Supongo que nunca antes habías estado aquí.

De modo que allí se encontraban los dos, tumbados boca arriba mientras los minutos transcurrían. Gozando de un silencio abrumador. Alea cerró los ojos hasta que Alex abrió de nuevo la boca.

—Alea, lo mejor será que te quedes aquí hasta que me vaya a Francia. No quiero que esto vuelva a pasar...
Alea sintió impotencia y lo cortó sin pensárselo dos veces:
—¿De qué sirve el que esté aquí ahora? Luego te marcharas, y volveré a quedar sola...— en seguida se dio cuenta de su error.— Yo... no... lo siento, no era lo que quería decir, se que no puedes hacer nada y que te preocupas por mi.

Alex bajo la cabeza para que Alea no pudiera verla, aguantándose las ganas de llorar.
—Alea, tienes que entender que seguramente sea la última vez que vea a mi madre con vida, y aun que deseo estar contigo y más ahora que se sobre tus sentimientos, no es algo sobre lo que tenga elección. Entiendo tu egoísmo y se que lo haces por que estas desesperada y no por malicia, pero tienes que entenderme... Créeme que yo soy quien más sufre por ti. Pero si fuera tu madre se que también irias.

—Sabes que yo no tengo madre. —apartó la mirada— mi familia nunca se ha preocupado por mi, y menos a la sombra de dos hermanas mayores casi perfectas. Siempre consiguen la manera perfecta de alejarse de mi. Cada vez que los veo me recuerdan donde está mi lugar, solo por ser adoptada...

Alex sabía que no debió haber sacado el tema. Le dolía tanto dejarla sola. Sabía que en circunstancias normales Alea no le discutiría por nada del mundo el visitar a su madre en Francia. No lo hacía por egoísmo sino para sobrevivir.

Al verla tan deprimida, Alex solo quiso hacerla feliz, alegrarla y hacerla sentir segura. Redujo la distancia entre los dos, y entrelazó sus brazos por su cuerpo abrazándola fuertemente hasta sentir su corazón de pulso acelerado, apretado contra la cálida y delicada piel de la muchacha. "Todo estará bien, no te preocupes" trató de convencer a Alea. Pareció dispuesta a replicarle, pero en vez de eso cerro la boca, y se acerco más a Alex rodeándole el cuello con sus brazos, mientras apoyaba su cabeza en su pecho y conseguía escuchar su corazón. Los dos desearon que aquel momento durara por siempre, cerraron los ojos hasta quedar dormidos el uno en los brazos del otro.

Esa noche Alea no tuvo aquella pesadilla.

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⏰ Última actualización: Apr 10, 2016 ⏰

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