Intercambiemos Cartas

82 4 4
                                    

  —Existen dos tipos de cartas— siguió el profesor con su explicación— la formal, y la informal. Lastimosamente hoy en día, se a perdido la costumbre de utilizar este medio para comunicarse, hoy es mas fácil enviar un mensaje instantáneo que dedicar el tiempo a escribir una carta y enviárselo por medio del correo al destinatario. Obviamente. Hasta para las parejas de hoy en día, se ha perdido la costumbre de escribirse hermosas cartas románticas para confirmarse su amor.

—¡si ya no existen hombres así!— exclamo Cristina, una compañera de clase

— Eh, eh.

—¿que dices?

Se escucharon a los hombres del salón defendiendo su genero.

—Bueno, bueno. Están en un grave peligro de extinción. — aclaro Cristina, levantando los brazos demostrando que se rendía.

—Como decía—continuo el profesor— me gustaría que al menos por este rato que estaremos aquí, ustedes se desconecten de todo tipo de aparatos tecnológicos y se transporten al pasado, que imaginen que viven en una época en la que solo existe la carta como medio de comunicación, y que comiencen a escribir una. Por que todos siempre tenemos un sensación no expresada con constancia hacia alguien, no nos retengamos mas, no hace daño expresar nuestros sentimientos. Así que comiencen a escribir, concéntrense y tómense su tiempo.

La verdad este tema me fascina, siempre me he preguntado como habrá sido vivir en una época en la que las personas se tomaban el tiempo de escribir cartas de amor, que la otra persona recibía con ansias y las guardaba como a un tesoro, mas cuando estas cartas contenían palabras de una esperada revelación de amor pura y sincera; hoy en día, casi que se dicen "te amo" en cuanto se dicen el nombre. Y se mandan mensajes que se borran con tan solo un "clic".

Cuenta la leyenda que antes no se mandaban un audio por mensaje diciendo que buscara una canción y que se la dedicaba. Antes se tocaba algún instrumento, la guitarra por decir algo, y se dedicaba una cancion de amor cantandosela, mientras se veían a los ojos y se escapaba una sonrisa que hablaba mas que mil palabras. Momentos como esos no se olvidan.

Pequeños detalles jamas se borran.

Me tome mi tiempo y escribí una carta, algo extensa pero con mucho sentimiento. Cree en mi mente a un personaje al cual le escribiría cartas de amor  y me inspire confiándole mis sentimientos ficticios al personaje que no existía.  

Al ver el profesor que ya todos habíamos terminado, se puso de pie y siguió con el tema.

—Bien, ya que todos terminaron de sellar con tinta sus pensamientos, quiero que intercambien las cartas con el compañero de la derecha. Se van a dar recomendaciones entre ustedes, si ven faltas de ortografía,  si una frase no se entiende muy bien. En fin ustedes se van a dar consejos, con confianza y sinceridad y los van a aceptar con total humildad.

¡oh genial! ahora alguien leería la carta que escribí.

Mire a mi derecha para ver quien era.

Edgar Montiel.

Me dirigió una sonrisa pero no era sincera, mas bien se veía como triste. Tal vez no quería que yo leyera su carta, al fin y al cabo era algo personal.

—Mira, si quieres no la leo. Puedo hacer la mímica de que lo hago pero sin leerla— le dije

—Esta bien, no es nada malo. Quiero la critica de alguien mas.

E intercambiamos las cartas, como todos nuestros compañeros.

La verdad me emocionaba un poco leer lo que había escrito Edgar Montiel. Era esa tipo con el que las chicas se deleitaban la vista y el parecía saber sobre su excelente físico pues tomaba partido de ello. A mi en lo personal, no me llamaba la atención ni para ser amigos, no se ve como alguien muy sincero en el asunto de relaciones. Siempre esta con alguna chica y alas semanas se cansa y se ve con otra diferente. Seria interesante ver a cual chica va dirigida esta carta, tal vez si sea capas de tener sentimientos reales por alguien mas que no sea el.

La CartaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora