Salgamos a correr

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Me desperté un poco más tarde de lo acostumbrado. Ayer me costó conciliar el sueño, por lo que hoy tardé más en despertar.

Mi estómago sonaba, hambriento.

Bajé a la cocina donde se encontraba mi mamá empezando a desayunar, me senté junto a ella para comenzar a devorarme la comida. Tenemos por costumbre desayunar viendo alguna película que estén dando en la televisión. Así que mientras yo me servía mi desayuno mi mamá ponía la televisión en algún canal de películas.

Recién comenzaba una que se llamaba "Un verano de decisión", la comenzamos a ver; trataba sobre una chica que debido a una situación familiar desde que nació vivió con sus abuelos. Al morir su abuela y al encontrarse su abuelo grave de salud, ella tiene que comenzar a vivir con sus padres. No los conoce. Y el problema es que están separados, cada uno tiene una nueva familia, por lo que para decidir tiene que pasar la mitad del verano viviendo con su mamá y la otra mitad con su papá. Y después tomar una decisión.

Esta película capto en especial mi atención, más aun, en la parte donde tenía que vivir con su papá, conocerlo. Yo no sabía quién era mi padre. No sabía nada de él. Ni siquiera su nombre, su edad, domicilio o si estaba vivo o muerto.

Desde niña me lo había peguntado, cuando en la escuela teníamos que dibujar a nuestra familia; mientras todos los niños dibujaban a su padre y a su madre tomados de la mano, yo dibujaba solo a mi mama y a mí. Y eso me hacia crearme muchas preguntas, temores que no me atrevía a decir en voz alta. Mi mamá no se ponía muy feliz cuando yo le preguntaba sobre mi padre cuando era niña, así que aprendí a vivir con la duda. Porque no quería ver triste a mi mamá.

Pero nunca he dejado de hacerme preguntas sobre mi padre. Aunque mi madre ha hecho un gran trabajo criándome a mí, pasando dificultades, haciendo de padre y de madre; pero son preguntas que resuenan en mi cabeza.

Y me siento mal al tenerlas, siento que no estoy apreciando todo el empeño que ha puesto mi mamá todos estos años para que a mí no me faltara nada, aunque yo siempre he sentido ese vacío, que me hace falta un padre. Por más que digo que no, no puedo evitar imaginarme como sería haber crecido con uno.

Y tengo derecho al menos, a tener información sobre él.

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La película terminaba muy emotiva por lo que a mi madre se le asomaban pequeñas lágrimas por el rabillo del ojo. Pero tenía que preguntárselo, quiero saber quién es mi padre.

― Me gustó mucho esa película ― me dijo, limpiándose una lagrima que se escapo.

― Si a mí también, sobre eso mama yo... siempre... ― y aquí estaba yo, tartamudeando otra vez ―me pregunto... Sobre mi padre ― dije tímidamente.

Su expresión se volvió de asombro y lanzó un sonoro suspiro.

― Siempre he intentado abstenerme de preguntar, pero la verdad es que ya no lo aguanto más, tengo una infinidad de preguntas sobre él: ¿Quién es? ¿Sabe que yo existo? Y si es así ¿Por qué me abandonó?

― ¡Exacto! Si el te abandonó ¿Por qué te haces tantas preguntas sobre él? ― gritó mi madre.

― ¡Porque tengo el derecho! ¡Todos tenemos el derecho de saber de quién somos hijos, tengo el derecho de saber sobre él, tengo derecho a conocerlo!

En ese instante a mi mamá se le llenaron los ojos de lágrimas y con resentimiento dijo:

― Yo me he esforzado para que no te falte nada y no ha sido fácil Amanda. No te estoy echando nada en cara, pero si he sufrido lo suficiente para cuidar de ti, para alimentarte, vestirte y criarte; como para que tú estés pensando el hombre que nos abandonó y no se preocupó por volver a contactarnos.

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