Es curiosa la vida de un viajero, se decía que Tales de Mileto viajó todo lo que pudo, y que así aprendió algo de los cananeos, de los griegos, de los egipcios. Tal vez la mejor forma de saber mucho es haber visto mucho, y Abbas pronto dejaría de ver (o por lo menos eso pensaba) y tenía miedo de haber visto poco, él quería ver que hay más allá de las paredes del sofisticado telar que su padre le heredó.
Y por esa razón él decidió salir de donde estaba.
Hace dos días había llegado él a una ciudad un poco pobre que era gobernada por un jefe de aldea muy poderoso, demasiado para su capacidad, el hombre era terco, pero por su dinero había adquirido grandes casas, un pequeño palacio, siete esposas y muchos negocios.
Pero como el hombre era terco expulsó a todo viajero que se negara a besarle los pies. Y por eso ahora Abbas estaba sin rumbo en el desierto.
Él se había negado a refeverenciarlo así, así que les ordenó el hombre a sus guardias: ¡Echándlo y que jamás regrese! Y fue tirado al desierto en el cual caminó y caminó por tres días sin encontrar si quiera a algún Beduino que le diera agua (como había sido común en su viaje )
-¿Es el desierto como la vida acaso? Intentas volver a dónde estabas pero te pierdes aún más, intentas avanzar pero vuelves a donde estabas.
-Y mientras decía eso vió a lo lejos a una caravana, era encabezada por un hombre que tenía un jarrón al que cuidaban mucho y veía de vez en cuando. Atrás suyo venían tres hombre y dos mujeres, una joven de unos dieciseis años, calculaba Abbas, y una niña muy pequeña que hace poco había empezado a caminar, las cuales iban montadas en un camello que jalaba también algo de mercancía.
Son ellos mi salvación , pensó Abbas.
II
Para eso ya tenía él un mes de haber salido de su ciudad. Tres días despues de vagar por el espacio vacío que recubría Damasco, llegó a un pueblo cercano a un riachuelo donde vivían casi escondidos tres familias y unos cuantos jóvenes.
Ellos vivían ahí porque esa era la vida que querían llevar (o por lo menos eso decían) unos de los más ancianos pobladores era un juglar. Él le cantaba al sol, al viento, al dolor y al gozo. Los jóvenes le llamaban : El Gran Sabio.
El Gran Sabio tenía grandes barbas teñidas de un color amarillento pálido y sucio. Casi nunca habría los ojos -A Abbas le importó mucho eso- y siempre hablaba como si estuviera en un trance. Les dejó después de unos dias de estar con ellos.
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Sobre El Que Fue Más Allá Del Hombre
Random"El mundo es bello pero tiene un defecto que es el hombre" -Friederich Nietzche Esta historia trata sobre un hombre que vivía en el antiguo medio oriente , y que decide viajar por el mundo a causa de un ardid que se le tendió. Pero en ese viaje desc...