Capitulo 1

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La oscuridad se cernia sobre la chica morena como un manto negro. La única luz que había en ese túnel provenía de una pequeña piedra blanca, que, aún con sus dedos presionandola con fuerza era capaz de mantener la visión en esos largos kilómetros.
Una sombra pasó por delante de sus ojos con un rapidez inhumana. La observó de forma detallada y lo vió.
Eso no era una sombra.
Largos tentaculos de humo se extendian por todo su cuerpo y en el lugar donde deberían estar los ojos se encontraban un par de orbes totalmente rojos.
Sus miradas chocaron. Marrón con un violento color sangre.
Ambos preparados para lanzarse sobre el otro.
Los dedos de la chica recorrieron el cinturón de cuero negro que vestía hasta llegar a la empuñadura de una daga que colgaba de allí.
Fue tal su habilidad, que parecía un baile. La forma en que alzó el cuchillo en el aire susurrando un nombre que pocas personas sabrían reconocer, como sus pasos ágiles corrían hacía la bestia de aire y sombras. Como se agachó en el momento precisó para que el tentaculo pasará sin causarle ni un rasguño.
Cuándo le clavo la daga brillante en el pecho.
La retiró lentamente, mientras todo lo que quedaba de ese demonio desaparecía.
En ese momento un rayo de luz despertó a Jade, una chica de pelo castaño oscuro que descansaba pacíficamente sobre una cama de una persona y a la que apenas se la veía entre la sabana y las almohadas. No pasaron más de dos minutos cuando su teléfono empezó a sonar.
-Hola Winter- dijo Jade con los ojos medio cerrados por el cansancio.
-Acabo de tener un sueño,¿y tú?- preguntó la chica con cierto entusiasmo en su voz.
-Llevamos teniendo los mismo sueños desde que teníamos 10 años ¿tú qué crees?
-Vale vale-soltó un resoplido y añadió-vente a mi casa a desayunar creo que mi madre ha hecho tortitas.
-Me visto y voy para allá.
En cuanto finalizó la llamada Jade empezó el ya rutinario debate de que ponerse. Como era un día normal de escuela y quería estar cómoda optó por una camisa a cuadros en tonos gris, granate y negro, unos vaqueros negros y vans. Casi todos sus conjuntos llevaban algo negro ya que era su color favorito. Finalmente peinó su cabello y lo dejó cuidadosamente sobre sus hombros , en ese instante se dio cuenta de que su cabello había crecido un poco, ahora le llegaba un poco más abajo de los hombros.
Después de despedirse de su madre y coger la mochila, salió por la puerta principal del apartamento. Llamó a la puerta que estaba justo enfrente, la casa de su amiga Winter.
Tras ella apareció una mujer de unos 37 años, pelo oscuro cual carbón y ojos castaños, de una estatura media.
- Buenos días Jade- dijo la mujer con una sonrisa maternal en su rostro.
- Buenos días señora Darkhallow, Winter me dijo que viniera a desayunar.
- Si pasa he hecho tortitas.- dijo en tono tranquilo para más tarde gritar- ¡Winter! A llegado Jade.
-Enseguida bajo - contestó la muchacha desde lo que parecía ser un segundo piso.
No pasaron más de cinco minutos cuando una chica de bastante alta, vestida con un pantalón negro de piel, una sudadera fina de manga larga gris llena de calaveras y unos creepers negros. Su cabello era de un tono lila pastel y era largo hasta el abdomen.
-Aún no me acostumbro a tu pelo- dijo Jade en tono burlón.
- Ya bueno, en realidad yo tampoco, nadie tiene un cambio tan drástico en una noche, nos llevará tiempo acostumbrarnos al teñido.
- Si, bueno respecto al sueño...
En ese momento las chicas empezaron a completarlo entre las dos, resulta que igual que había estado ocurriendo durante los últimos años, coincidía.
-Aún no me puedo explicar cómo narices tenemos siempre los mismos sueños.- Dijo Winter frustrada mientras se acababa su plato de tortitas.
- Yo tampoco- Contestó su amiga.
- Chicas iros ya o llegareis tarde a la escuela - gritó la madre de Winter desde la cocina.
- Vale - contestaron las adolescentes al unísono.
Tras despedirse de la señora DarkHallow salieron corriendo al instituto.

-

La chica morena apretaba un lapiz entre los dientes y se revolvia el pelo con las manos de forma nerviosa. Sospechaba que su amiga seguía hablando a su lado, pero ya no la oía.
Todo en lo que podía pensar era en la cantidad de exámenes que tenía por delante, y la forma en que iban a arruinar su tarde de Netflix y libros.

-¿Me estabas escuchando?-dijo Winter con el ceño ligeramente fruncido en una mueca extraña. Bufo y aclaró- Decía que tal vez deberíamos tener una especie de diario de sueños. Algún lugar donde escribirlos.

Jade asintió mientras abría la puerta de su casa. De golpe se quedó totalmente rígida.
Su sala de estar estaba repleta de hombres vestidos de negro, todos iguales. Uniformados.
Los recorrió uno a uno con la mirada, unos extraños tatuajes les recorrían el cuerpo como perfectas manchas de tinta china.

Su madre se giró hacía ella y justo cuando se disponía a dar un paso uno de los hombres se adelanto. La examinó de arriba a abajo.

-Soy el Sr. Lightwood, director del instituto de Nueva York- esta vez fue Jade la que frunció el ceño sin entender nada- Me da igual lo que tu y esa vampiresa tengáis entre manos Mundana...

Una voz interrumpió el confuso y, supuso la adolescente, amenazante discurso. Un hombre asiático se abrió paso entre los "Men in black" de la estancia y se posicionó delante del tal Lightwood. Por la mirada de éste, parecía no gustarle.

- No nos precipitemos Robert, aún no sabemos hasta qué punto llegan los conocimientos de la chica.- dijo el hombre con un tono demasiado tranquilo para la situación.
- ¿Cómo puedes estar tan seguro de que no está del lado de Camille y esto es solo una trampa?- contesto señor Lightwood con cierta irritación en su voz.

Empezaron a hablar en susurros hasta que a regañadientes todas las personas se retiraron del piso, dejando a Jade sola con el extraño que de alguna manera que la adolescente todavía no llegaba a comprender del todo la había defendido.

Lo examinó con detenimiento por primera vez y se preguntó de que convencion sobre la revolución francesa se habría escapado. Vestía una camisa rojo con botones dorados, unos pantalones amarillos y mas purpurina de la que nunca podría imaginar en un mismo ser vivo. Entonces se fijó en sus ojos amarillo verdoso, con una pupila alargada, como la de un gato acechando a su presa.

-Si fuera tú me sentaría, Patito.  Esto puede ser...- paró como si intentara buscar la palabra correcta, moviendo sus dedos enjoyados en el aire- intenso

City Of Lonely SoulsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora