Caminando cabizbajo y pensativo, Héctor Gómez se dirigió a su casa desde el lado de la calle en que había aparcado el coche. Desde su conversación con Ernesto estaba nervioso,puesto que no podía esperar para conocer más detalles del tan entretenido juego de las luces, como lo habían bautizado Carla y el pequeño Juan Pe.
-Buenas noches.
Esas dos palabras formaron el saludo que Héctor pronunció al entrar al salón, donde todavía se encontraba su esposa leyendo un libro.
-¡Vaya! Iba a acostarme en un rato,pensaba que llegarías más tarde. Los niños ya están durmiendo. ¿Quieres darles un beso? Pero sin despertarlos. Que ya sabes que para que Juan Pe vuelva a coger el sueño después de despertarlo en plena noche...
-Supongo que te habrás sorprendido más que yo,Alma. Sonrió Héctor el que a pesar de tener unas ganas enormes de meterse en la cama y descansar hasta la mañana siguiente,debía mantenerse en pie un rato. Asuntos de la Comisaría.
Le dio un beso a su esposa y se encaminó a la habitación de su hija mayor, que se encontraba al lado del cuarto donde dormía Juan Pe agarrado a un gran oso de peluche, regalo de su abuela Carmen por su quinto cumpleaños.
-¿Qué haces,Héctor? ¡Vas a despertar a los niños! ¡Estás como una cabra! Rió levemente Alma dándose la vuelta dispuesta a recoger su libro. Apagó la luz y acto seguido siguió a su marido procurando no hacer demasiado ruido al caminar.
-Carla,Carlita,hija. Despierta,vamos-susurró con dulzura y bajando el tono el Comisario Héctor Gómez-Ea,Carla,Carlita.
Mientras Alma observaba atenta y sonriente en bata y zapatillas a la puerta sosteniendo el libro, la niña se desperazaba frotando uno de sus ojos con su padre al lado muy emocionado y decidido a saber más.
-Carla, Carlita-le dio Héctor un beso en una mano y acarició a su hija-Despierta. Tienes que contarme algo sobre el juego de las luces y "El señor de enfrente".
-¿Papá? ¿Mamá?
Alma se acercó y se sentó al borde de la cama agarrando a su marido por el hombro y haciéndole cosquillas a la niña con la mano que le quedaba libre.
-Sí. Ven, incorpórate, ea. ¿Está el señor de enfrente todos los días, Carla?
La niña estiró los brazos hacia su padre y movió la cabeza a ambos lados con rapidez haciendo volar sus rizos castaños.
-¿No?
-Sí. Es que me muevo porque quiero despertar.
El matrimonio rió ante las palabras de la niña y Héctor carraspeó para aclarar la voz. Se estiró y mantuvo la postura que habría dejado ver en su trabajo, si en lugar de tener ante él a su pequeña hija Carla hubiera tenido a un detenido.
-Ven,hija,acomódate-le dijo Alma a la niña mientras le colocaba la almohada-¿Era necesario despertar a la niña a estas horas,Héctor? Susurró con un hilo de voz prácticamente imperceptible,puesto que no quería molestar a su otro hijo y a su madre que aquella temporada estaba viviendo en su casa.
El Comisario Héctor Gómez elevó la mirada y clavó sus ojos en una bonita fotografía que él mismo había enviado a enmarcar, en la que aparecía la familia al completo durante unas vacaciones en la costa. El portarretratos se encontraba sobre una estantería al lado de una de las muñecas favoritas de la niña. Tras esta breve pausa tomó aire y "volvió al trabajo".
-¿Estás segura, Carla? ¿Desde hace un mes o dos?
La niña intentó recordar con claridad el momento exacto, en que había comenzado a jugar con su hermano a aquel juego tan entretenido. ¿Pero por qué Papá estaba tan interesado en ello? ¿Acaso él también quería jugar?
-¿Tú también quieres jugar, Papá? ¡Pero ya no tenemos más linternas! ¡Aunque a lo mejor "El Hombre" puede prestarte una! Carla se emocionó. Gracias a su idea Papá podría pasárselo tan bien como ellos, y además ya no serían solamente dos. ¡Lo que se divertirían siendo Juan Pe, Papá y ella!
-No, no es eso. Mas no suena mal del todo, hija. Necesito que me expliques como y cuando vistéis por primera vez a ese hombre haciendo señales desde la ventana y donde está. Por desgracia no llegamos a tiempo de descubrir desde que lugar se asoma y Doña Mercedes...No, a Doña Mercedes será mejor dejarla...-asintió-¿Te acordarás?
La niña asintió ante la preocupada cara de su padre. ¿Así qué no quería jugar? ¿Reñiría entonces al "Hombre"? Pues pobrecito,porque él no había tenido la culpa. Su hermano Juan Pe y ella habían cogido las linternas de la caja para contestarle,porque seguro que debía de aburrirse mucho él solo.
A Carla le parecía que no habían hecho nada malo. Solamente querían ayudar a alguien, ya que siempre habían oído decir que es de buenas personas echar una mano a los demás y si aquel hombre estaba aburrido...
-No hemos hecho nada malo,Papá. Hemos animado al hombre.Él debía de sentirse muy solo,nunca le contestaba nadie...
Un asombrado Héctor enarcó las cejas. <<Il n'est pas possible!>> pensó de nuevo, <<Il n'est pas possible!>> ¿Habían sido Carla y Juan Pe los únicos en contestarle a las señales de aquel hombre? ¿Y entonces dónde estaba quién debía responder? Sin duda alguna solo podía tratarse de un vecino, alguien de su propio edificio o de alguno colindante. Una pena que Doña Mercedes tampoco lo supiera. Según las indicaciones que aquella misma noche le había dado su compañero Ernesto,las luces que había visto la señora no tenían otros dueños que los pequeños Juan Pe y Carla,por lo que no era un testigo que aportara nada nuevo.
-Tranquila,Carla,no pensaba reñiros.Es más,yo diría que hasta nos habéis echado una mano.
Aunque en un primer momento Héctor se hubiera sentido defraudado al comprobar que no habían atrapado a los criminales,tras la idea que había aportado Ernesto veía más claro el asunto. Carla y Juan Pe no habían hecho más que ayudarlos. Ahora,aquel hombre seguiría creyendo lo mismo que hasta entonces y al cabo del tiempo podrían decir que sí habían dado por resuelta aquella investigación. Criminales detenidos y caso resuelto.
-Y dime otra cosa,solamente una y ya te dejo volver a dormirte. ¿Recuerdas algún día que el hombre fallara a la cita? ¡Ah y otra cosa más! ¿No te habrás fijado en la hora más o menos,Carla? Héctor puso cara de circustancias. Era consciente de que probablemente aquellas preguntas no llegaran a tener respuesta. Era consciente de que tal vez era demasiada información para una niña tan pequeña. Y además,¿para qué iban a fijarse los niños en la hora? Acaso que...hubieran mirado el reloj para volver a la ventana en los días sucesivos.
Carla bostezó y dijo ya casi dormida-siempre está en la ventana a las nueve. Y...y...y siempre lleva linterna.
Alma y Héctor se dedicaron una mirada y éste último susurró-como hoy. Acto seguido volvieron a tumbar a la niña y su madre la arropó antes de darle un beso,apagar la luz e irse a su dormitorio tras Héctor,que rendido había salido ya de la habitación de su hija.
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El hombre de las luces.
Short StoryA la vez que se producen una serie de extraños sucesos,una patrulla policial descubre a los hijos del Comisario emitiendo señales con una linterna una noche. Más tarde sabrán que los niños juegan cada tarde-noche a lo que ellos denominan "Juego de...