Capítulo 5. Requiem

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Jake cayó solamente al dar unos pasos, estaba gravemente herido, era increíble lo que había hecho, destruyo todo un edificio el solo. Me lanzo y me dejo sola con tal de salvarme...Lloraba al saber que casi moría por mi culpa. No quería que muriera...no quería perder a alguien más. Ya perdí a mis padres, no quería perder a mi "hermano".

El cielo empezó a llorar, hasta a él le dolía ver a Jake en ese estado, no podía dejar que se mojara, se enfermaría y estaría peor, lo empecé a arrastrar y a meter al hotel, empezaba a odiar los hoteles, mis padres murieron en uno, y Jake casi moría por destruir otro, antes cuando la gente no estaba "enferma" solía amar cuando íbamos a la playa y nos quedábamos en un hotel. Eran muy grandes y bonitos, los cuartos eran lo mejor, las camas eran muy cómodas y la vista era bella. Pero ahora...

Seguí arrastrando a Jake por todo el lugar hasta encontrar un cuarto seguro para descansar, la mayoría estaban con la puerta cerrada y no podía entrar, tuve que bajar 2 pisos hasta que por fin encontré uno. Era un cuarto muy grande, parecía que una gran familia podría caber aquí. Intente cargar a Jake y dejarlo en gran sofá de la sala. Me costó mucho trabajo pero al final logre subirlo.

Mucha sangre salía de su cuerpo, su pierna era la que más me preocupaba, estaba hinchada, la sangre no paraba. Mi mamá me enseño varias cosas que hacen los doctores, siempre que mis padres regresaban de trabajar con el Rey, yo era la que los cuidaba y ayudaba para que no se sintieran mal.

Saque de su mochila el botiquín, necesitaba tratarlo rápido para que no lo diera una infección. Detuve la sangre y empecé a limpiarla para luego coserla. Cuando acabe vi como estaba temblando y sudando, su temperatura empezó aumentar cada vez más. Tenía una infección, por suerte tenía un antibiótico que tome de la farmacia por si algo pasaba, me alegro de haberlo hecho. Saque una jeringa de mi mochila y lo inyecte en la pierna.

Pasaron las horas y la lluvia todavía seguía, moría de hambre, ya no tenía nada en mi mochila, necesitaba ir a buscar comida y más medicinas para Jake. No conocía esta zona, no sabía por dónde empezar a buscar, lo único que se me ocurría era ir al hotel donde estaban las cosas que debía cuidar. Era tal vez, la única opción que me quedaba. Me levante, revise mi pistola y la recargue para salir. Cerré la puerta y partí a buscar la comida y medicinas.

La calle estaba bloqueada por todo los escombros del edificio que Jake destruyo, casi parecía que no podría pasar, pero gracias a mi tamaño pude hacerlo, las ventajas de ser pequeña. Había varios muertos aplastados por los escombros, el camino atreves de ellos era difícil, me resbale varias veces, me llegue a cortar con ellos incluso, pero finalmente pudo pasar los escombros y llegar al hotel. Al entrar vi a varios muertos en el suelo, las provisiones estaban casi al fondo pero a pesar de la oscuridad pude verlas. Me acerque poco a poco y empecé a guardar comida y medicinas.

Cuando casi acababa una luz apareció, una linterna que me apuntaba. Medí la vuelta y vi un símbolo, las alas plateadas.

Siento como la muerte acaricia mi cuerpo, como el dolor y la agonía sofocan todo pensamiento de mi mente. El frio y acogedor aire era lo único que me acompañaba en la habitación. Jessie se había ido...Necesitaba seguirla, pero no podía moverme. Ni el más mínimo movimiento o reflejo podía hacer, mover los dedos o tan siquiera hacer un gesto. Lo único que podía ver era la oscuridad dentro de mí. Si me lo preguntaran, diría que parezco más muerto que vivo.

No podía dormir, aun cuando caí rendido en el techo no logre conciliar el sueño o tan siquiera quedarme inconsciente. Sentí como la lluvia aplastaba mi cuerpo, como Jessie intento cargarme, me arrastraba a lo largo y ancho de este lugar, con tal de que estuviera a salvo. La escuchaba lamentarse, como lloraba y se preocupaba por mí. Me dolía el saber que se encontraba así por mi culpa, me provoco un dolor que hace mucho tiempo no sentía, un profundo e intenso dolor que no hacía nada más que torturarme, lloraba por dentro. A pesar del poco tiempo que llevo con ella, me ha llegado a importar mucho, no recuerdo cuando fue la última vez que otro ser humano me llego a importar de esta manera. Rogaba que estuviera bien, que no le pasara nada, nunca me lo perdonaría si algo llegase a pasarle.

Lo ultimo que quedo...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora