50 años

370 57 0
                                    

No tengo que usar ese incómodo bastón. Al fin.

Ya casi obtengo mi pensión, sé que todo irá bien a partir de entonces. ¡Sólo imagínalo! No tener que trabajar más y recibir dinero por ello. Lo ansío.

Soy un hombre de negocios, señorita enfermera, y puedo decirle con total seguridad que mis inversiones han sido dignas de admirar, ¡si usted supiera! Logré saldar hasta la última deuda que tenía con el banco. Ahora tendré más dinero disponible, quizá compre la casa de mis sueños, ¿quién sabe?

¿Tiene usted una historia que contar? Se ve bastante joven, puedo recomendarle no sacar tarjeta crédito e invertir sólo en lo que produzca. Eso es lo importante.

Estoy seguro de que cuando tenga noventa, moriré en la casa de mis sueños. Me lo merezco.


PensandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora