40 años

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¡No uso gafas ahora! ¡Y puedo ver bien! Que buen detalle.

¿Ve usted a ese joven de allí? Es mi hijo. Es abogado, se graduó hace poco.

Siempre quiso ser pintor, pero esas cosas no producen, ¿para qué malgastar tiempo? Por su bien, lo ingresé a la fuerza para ser abogado. Ya sé que me lo agradecerá más temprano que tarde.

Mi esposa ha estado algo irritante con el asunto de que casi no salimos como solíamos hacerlo, ¡pero es que ella no entiende lo mucho que me esfuerzo para conseguir dinero y complacerla!

Señorita enfermera, debo confesarle que he sido infiel, mi vecina trae consigo lo que este matrimonio ha perdido, ¡nadie puede culparme!

La verdad esta casa es un infierno. Gritos por aquí, por allá y nunca faltan los castigos que debo imponer en casa para que mi mujer y mis hijos sepan quién manda.

El moratón en la cara de mi esposa lo comprueba. Hoy salgo de copas, lo necesito y la vida es para disfrutar.

PensandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora