Yo, Mi Yo y Él

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Capítulo 1: En la librería.

Un sábado por la noche, caminaba tranquila, audífonos puestos, música alta, hasta que... ¡NO! ¡Cómo pude olvidarlo!, ¡qué mala memoria!, lunes a primera hora examen, ¿Dónde consigo una librería a ésta hora?, ¿Dónde?, ¡ya sé!, ojalá que esté abierta.

- Buenas noches – saludando al dueño de la librería.

- Buenas noches – respondió.

- Mmm... ¿dónde estás librito mío? - murmuré

- Hola – tocándome el hombro - disculpa, ¿me pasas el libro que está ahí?- apuntando por encima de mis hombros, dijo.

- ¡Ah!, Hola – sorprendida saludé– aquí tienes – sin dar vuelta.

- ¿Qué libro estás buscando?- Preguntó

- Uno que vi él otro día – un poco incomoda respondí, luego pensé, a éste que le importa lo que yo esté buscando.

- Si deseas puedo ayudarte a buscar. - Dijo.

- No, gracias. - Cortante respondí, total ni lo conocía.

- Bueno, pero no te enojes. –Usando tono sarcástico.

- No me enojo, si ya encontraste lo que buscabas te puedes retirar, gracias. –haciéndolo a un lado - Enojada respondí.

- Okey, okey, Ya entendí, espero puedas encontrar tu libro, quedan quince minutos para cerrar el local, suerte. — alejándose dijo.

- Mirando el reloj— ¡Dios, cómo pasan los minutos!, ¿Dónde estás bendito libro?, haber... ¡NO, pero que torpe soy!, ¿Cómo pude equivocarme de sección? De pronto sentí una sensación de ser observaba, así que cuidadosamente levanté la cabeza, con la mirada de radar para detectar, en ese instante vi un chico de buen parecer que me observaba, disimuladamente bajé la cabeza y me dirigí a la sección de ciencias para buscar el bendito libro.

- Señorita, ya vamos a cerrar- gritó el dueño.

- ¡Ah!, sí, claro, ya voy saliendo –respondí - ¿Dónde estás librito, aparece?, ¡por fin!, tanto para que estés aquí - murmuré

- Dirigiéndome hacia el cajero - ¿a cuánto está? Pregunté.

- Son S/. 58,70 céntimos. Dijo.

- ¿Dónde están céntimos cuando los necesito? –murmuraba mientras sacaba la billetera, monedero, papelitos, tarjetas, etc., un desorden, – Aquí tiene.

- Gracias, vuelva pronto. Entregándome el libro.

- Gracias, así será. Respondí.

- ¿Y no te vas a despedir de mí?-dijo.

- ¡Ah! - reconocí la voz, miré disimuladamente, era el chico que me había pedido pasar el libro, el que me había estado observando - adiós. Dije nerviosa.

Mientras trataba de mantener mis cinco sentidos por lo sucedido, una y otra vez venía a mi mente la mirada penetrante de aquel chico de la librería, en ese momento interrumpieron mi meditación interna con unos gritos desesperados.

- ¡Amiga!, ¡amiga! – Grito alguien detrás - ¡amiga! – volvió a gritar.

- ¡Que escándalo! – murmuré

- Amiga, caminas muy rápido, es como si alguien te estuviera persiguiendo, llevo tres cuadras llamándote – tono agitado.

- No, por favor, sólo a mí me pasan éste tipo de cosas – murmuraba mientras sentía su respiración agitada y una mano sobre mi hombro.

- Te estoy hablando – dijo.

- Cla...claro – nerviosa respondí, pues claro que es a mí, si no, o estaría su mano sobre mi hombro, ¡por qué a mí!... grite sin reparo en mis adentros, no había nada más que dar vuelta, ¡qué vergüenza! uno, dos, tres respira y voltea.

- Olvidaste esto – sacándolo del bolsillo trasero.

- ¡Oh, mi billetera! – Tomando de su mano - Gracias, no te hubieras molestado –dije en voz baja y agachada, no quería mirarlo, estaba demasiado nerviosa y avergonzada.

- No hay problema - dijo de manera amable.

- Una vez más, gracias, ya me tengo que ir – haciendo una pequeña reverencia.

- ¿Qué? Tan rápido – dijo desconcertado.

- Así es, tengo cosas que hacer – respondí ya más calmada.

- Bueno, una vez más gracias, Bye – me vuelvo a despedir, comencé a caminar sin esperar a que me respondiera, pero al dar unos pasos decido voltear y ver su rostro por última vez.

- Bye – con una mirada curiosa y alzando la mano se despidió.

- Bye - Sonrojada baje la cabeza, di vuelta y empecé a caminar más rápido.

Espero ser más cuidadosa la próxima vez, unsábado fuera de lo normal y ya, ahora a concentrarme para el examen del lunes.

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