CRONICAS DE MI SECU
Recordé tres ocasiones que que tuve miedito de la maestra Mirna...bueno, no de ella, si no de las consecuencias de mi rebeldía adolescente, que era bastante insignificante comparada con la rebeldía de.. (Aquí es la parte donde piensan en el peor de sus compañeros)
La primera vez me dijo: "para mañana sin pijama"
Porque tuve la idea "fashionista" de usar una playera de Mickey Mouse el preciso día en que la directora de la secundaria nos entregó una circular (o cuadrada o triangular, pero algo nos entregó) casi al final del día en que teníamos educación física y yo creía que mi playera combinaba bien bonito con el pants azul.
La segunda, cuando a la hora de la entrada, la profesora con su formal vestimenta y su cabello largo, se paraba justo entre los pilares, mientras te daba los buenos días y te revisaba con su súper poder de mirada biónica y veloz que estuvieras bien peinado, que tu cara de niña no usara maquillaje, y que tus orejas de niño no usaran aretes; zapatos limpios, las uñas sin pintar y cortadas (hasta las de los pies te lograba ver) y la camisa blanca dentro de la falda o el pantalón.
Falta en la que incurrí y que hoy me pregunto: ¿que nunca me di cuenta que usarla por fuera me hacía ver con cintura de jícama?.
"Fajate y luego entras"
Con la pena de sentir que toda la colonia parques y el resto del alumnado me observaban, parada en las escaleritas antes de la reja amarilla, me puse el uniforme como Dios y la maestra Mirna mandaban.
Y la tercera. Igual, a la hora de la entrada pero ya estábamos adentro y en nuestra aula mientras ella seguía con su mirada biónica revisando y regresando a quienes llegaran con look de indigente y algo teníamos que ir a pedirle/preguntarle/informarle en la puerta, Lorena y yo.
El trayecto de nuestro salón a la puerta lo empleamos en la planeación estratégica de: como ocultar sus uñas pintadas mientras habla con la directora.
Les aseguro que no usábamos un color discreto. Era algún color de barniz que podía notarse de edificio a edificio.
En ese momento (creo) no nos notó, pero hoy (después de trabajar un par de meses con chicos de secundaria) ya tengo mis dudas.
Ella con treinta años de servicio y yo que a los dos meses ya quería cometer infanticidios. (No lo vuelvo a hacer. O sea, trabajar con ellos, no vayan a creer que me ejecuté a varios)
Todos los demás días le tuve admiración y respeto.
Siempre firme, respaldando a sus profesores, pero escuchando a sus alumnos de quienes sabía nombre completo y además pronunciarlo correctamente (gracias maestra) y reconocerlos a distancia. Otro súper poder.
"Fulano de tal de 3*X ¿que haces fuera de tu salón?" Se escuchaba su voz en el micrófono y por fin te enterabas como se llamaba el monito ese que a lo lejos veías recargado con desfachatez en el barandal del edificio de enfrente.
Discreta y seria cuando participábamos en concursos o eventos en otras secundarias o dentro del plantel. Ella dando la bienvenida o agradeciendo la presentación, pero con la seguridad y el pensamiento, (no se haga, profesora, sí lo pensaba) de: "mero tramite, la 420 se los abrocha" (esa es mi versión de la seguridad y el pensamiento, la de ella es más diplomática) porque sabía con certeza que sus alumnos o grupos representativos y profesores son los mejores.
(No les estoy haciendo la barba, ¿ya pa'que?)
Recuerdo el foro "El juicio del adolescente" en la secundaria Gustavo Baz, (la que está por campo 1) donde un alumno de cada grado representamos a la "Sor Juana".
Nos llevaron la profesora y el supervisor de zona, el maestro Aureo, dándonos una idea de como iba a desarrollarse el evento, las temáticas y como nos separarían por grados juntandonos con la chusma... Bueno, con los de otras escuelas.
Y al salir, la directora y el supervisor escucharon nuestras impresiones sobre el foro y el chisme que les conté de como unas chavitas de otras dos secundarias se hicieron de palabras por la diferencias de sus opiniones en mi grupo.
Además de que todos salimos con mucha hambre ya tardísimo y la maestra estaba preocupada por sus tres pequeños y hambrientos pitufos.
Abierta a las propuestas de los alumnos, pero poniendo límites para hacer realidad las ideas. Otro súper poder. (Estación de radio, concurso de graffití, campañas y elecciones de sociedad de alumnos, intercambio masivo de tarjetas el 14 de febrero, celebración del día del estudiante...)
Nos brindó la confianza para acercarnos a ella pero llamándonos "señorita" y "joven", cuando tu mamá seguía creyendo que "bebé" aun era la manera correcta de llamarte frente a tus amigos...El respeto se gana cuando se brinda. Y ella se ganó el nuestro.
Gracias Maestra Mirna, por su entereza, sus palabras de apoyo o de regaño, su ejemplo y dedicación; por dejar huella en cada uno de los que en treinta años de su trabajo estuvimos como alumnos bajo su dirección.
Si un día, tú ex-alumno, le tuviste miedo, es porque seguramente, hoy le das la razón.
Su súper poder, en realidad, se llama VOCACIÓN.