Capítulo 4 - Una noche alocada

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Subieron al auto de Dante y pusieron rumbo al centro. Debajo de un puente, en un bar se hallaba el escondite de Don Angelo. Unos minutos antes de llegar a su destino, Tom recordó algo sumamente importante.

–¡Oye, me falta algo indispensable!– dijo Tom repentinamente.

–Mmmm... ¿Que podría ser?– dijo Dante sin tener ni idea de que hablaba su colega.

–¿Que no es obvio? ¡Falta mi nombre de súper héroe!–

–Aaaaaa... ¡Jaja! Era eso, ya se te ocurrirá algo– dijo Dante confiado.

–Almenos ayudame a pensar en algo– dijo Tom desilusionado.

–No se me ocurre nada... ¿Algo como Oscuro-man? ¿O algo así?– dijo Dante rascándose la cabeza.

–Jajajaja ¡idiota! Tienes razón, mejor dejamelo a mi– dijo Tom mientras miraba por la ventana.

–¡Oh! ¡Ya se, ya se! El caballero de la noche– dijo Dante en forma de sarcasmo.

–¡Estas todo estupido! Ese nombre ya lo usa alguien más– dijo Tom entrecerrando los ojos y poniendo la mano su cara.

Tras unos minutos de total silencio llegaron a su destino, Dante detuvo el auto en seco, a unos cuantos metros de la puerta principal; bajaron del auto, Dante se dirigió hacia la parte de atrás del mismo, tomó una mochila, se la colgó en la espalda; de dentro de su chamarra tomó un par de microsubfusiles, los recargo y volvió a ponerlos dentro de su chamarra.

–¿Listo?– preguntó Dante.

–¿Quieres tocar el timbre?– dijo Tom sarcástico.

–Debido a que la música está bastante alta, dudo mucho que te escuchen– dijo Dante, también sarcástico.

–¡Ja! Habrá que entrar por la fuerza– dijo Tom, tras hacer un gesto de extrema confianza.

–Veamos si esto funciona– Dante movió los gogles de arriba de su cabeza y los puso en sus ojos, se quitó la mochila, la abrio y saco un par de piezas en forma de tubos, las ensambló y colocó el arma sobre su hombro.

–¿Como es que eso te cabe en la mochila?–

–No lo se... no soy científico–

–Jaja... gracioso ¡ya vuela la puerta de una vez!–

–jajajaja sabes que es broma... que comience la fiesta–

Apunto a la puerta, presionó el gatillo y una gran ojiva salió de la parte delantera del cañón dejando una ilera de humo tras de sí.
Una gran explosión se escuchó casi a una cuadra de distancia.
El gran portón negro metálico salió volando por los aires, casi todo el muro frontal quedo destruido en forma circular y la musica en el interior se paró de repente.
Cientos de hombres trajeados, unos de traje negro, otros con traje gris y otros de azul marino, se podían ver en el interior del enorme bar, quedaron atónitos mirando a los dos jóvenes amigos que estaban de pie afuera.

–Muy buenas noches, colegas... espero que no interrumpamos algo importante– dijo Tom sonriendo muy confiado y cruzando los brazos.

–¿Quienes son y qué quieren?– dijo uno de los hombres dentro del bar, desenfundando su arma y apuntando a los dos jóvenes. Todos los demás hicieron lo mismo.

–Tranquilo, sólo mataremos a tu jefe y nos iremos– dijo Dante también muy confiado, tiro el lanzacohetes al suelo y se levantó los gogles.

El silencio se hizo presente en el lugar por unos pocos segundos tras escuchar lo que dijeron los muchachos, en pocos instantes los hombres trajeados comenzaron a reír, aparentemente sin poder dejar de hacerlo.
Los rostros confiados de los jóvenes amigos de pronto se tornaron serios.
Las risas se detuvieron en seco.

El Reino De La OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora