Desafío colors

Anochecer en París

Esta vez os traigo una historia corta, siento que sea tan corta, no he tenido mucho tiempo para prepararla como es debido y darle el cariño que se merece. Es un intento de humor ácido, algo macabro. Como he dicho, me hubiese gustado extenderme muchísimo más pero esto es lo único que he logrado hacer. Espero que os guste y que la disfrutéis los más románticos ;D

---

¿Os he hablado alguna vez de mi amada? Es tan guapa... Yo la llamo Cherry porque tiene el pelo del color de una cereza y unos pechos pequeños y redondos como... como una cereza también. Sé que es un apodo maravilloso, estuve mucho tiempo pensándolo desde que la vi por primera vez a hurtadillas, escondido tras mi ventana. ¡Oh, mi amada Cherry! ¡Mi amor es tan fuerte y tan intenso que ninguna orden de alejamiento podrá separarme de ti! Ese simple papeleo burocrático jamás supondrá una barrera para mi corazón. Porque necesito estar contigo Cherry, porque tú necesitas estar conmigo.

Lo sabía todo de ti, Cherry. Trabajabas en aquella pequeña floristería de la esquina. No tenías muchos clientes porque cualquiera con medio cerebro sabe que es una profesión de mierda que nunca podría salir rentable. Pero a mí no me importaba, Cherry. Estaba dispuesto a mantenerte, a cuidarte, a darte todo lo que quisieras.

Recuerdo el día que me atreví a visitarte y te pedí unos bonitos girasoles para mi difunto hámster. Porque a los roedores les gustan las pipas y quería que vieses lo profundas que podían llegar a ser mis metáforas. Hasta lo maté delante de tuya, Cherry, para que vieses que haría cualquier cosa por ti; incluso matar a un pobre hámster en la flor de su corta e insulsa vida por tal de apoyarte en tu estúpido intento por sacar tu negocio sin sentido adelante. ¡Ese pobre hámster no había hecho daño a nadie, Cherry! ¡Y lo maté por ti! ¿Y qué recibí a cambio? Tus gritos de terror y una llamada a la policía.

A veces podías llegar a ser tan melodramática... ¿De verdad pensabas que iba a venir la policía porque había matado a un ratón? Pero a mí no me importaba que fueses así de tonta, ridícula y exagerada; porque de esa forma podías apreciar mi intelecto y sumarlo a esa lista de virtudes que sueles hacer cuando conoces a algún hombre. Espero que no te importase que escribiese mi nombre en una de mis visitas nocturnas. No es tu culpa ser tan rematadamente idiota así que decidí hacerlo por ti, mi amadísima Cherry.

¿Recuerdas cuando, por las noches, te susurraba al oído todo lo que te quiero? Hacíamos la pareja perfecta, Cherry. Cada día miraba nuestras fotos juntos y nos imaginaba subidos en un altar. Ya sé que puede sonar un poco precipitado, pero cuando uno está tan seguro de su amor, ¿por qué esperar?

Por eso Cherry, lo preparé todo: Nuestra gran boda en París, la ciudad del amor. Tenía que ser perfecta: la boda perfecta para la mujer perfecta. ¿Te lo imaginabas, Cherry? Tú y yo junto a la Torre Eiffel bailando juntos en uno de esos hermosos anocheceres parisinos tu balada favorita.

Y de un día a otro la fecha de nuestro gran viaje llegó. Y tú, estabas preparada para todo, Cherry. Tenías una maleta hecha junto a tu cama y una pistola en la mesilla. Me alegré tanto de que me estuvieses esperando... No habías dormido en toda la noche. Eso significaba que habías leído todas mis cartas avisando de que vendría. Estaba tan rematadamente feliz de que te preocupases por mí que ni siquiera me enteré de que tú tenías otro viaje preparado para mí, Cherry. Pero a mí no me importaba porque yo te quería, Cherry, más que a nada en el mundo. Mataría por ti... moriría por ti... y simplemente acabé soñando con nuestro anochecer en París.