Deep inside ✦ hunhan.

Parte II; in the drugs

—Luhan, tesoro, es hora de despertar.

Frío. Frío era lo único que podía sentir pese a tener tres cobijas y el edredón de pluma encima de mí. Me sentía completamente helado y a punto de morir de hipotermia, a tal punto de que mi cuerpo comenzó a temblar de manera exagerada.

Cuando mi madre no recibió mi habitual respuesta de "buenos días", tocó mi frente y ahogó un grito que pude escuchar por su característico dramatismo.

— ¡Dios, Hannie! ¡Estás ardiendo en fiebre! —comenzó a pasear las palmas de sus manos por mis mejillas y frente, yo intentando tapar mi rostro con las sabanas para no sentir el contacto de ella, tal y como si quemase— Debo llevarte al hospital ahora mismo...

Dios, no. Ella no podía llevarme al hospital, porque si lo hacía, sabría todo lo que estaban mal en mí, como mi alimentación y las sustancias ilícitas en mi cuerpo.

No podía. No podía permitirlo.

Con un esfuerzo casi sobrehumano, logré sentarme en la cama, entrecerrando los ojos por el mareo qué azotó mi cabeza con fuerza.

¿Por qué hacía tanto frio?

—Estoy bien, mamá —intenté darle una sonrisa para tranquilizarla—, sólo es un resfriado.

Mi vista era borrosa y de seguro lucía patéticamente enfermo. Cuando enfoqué mi mirada en ella, pude verla con más claridad, luciendo tan hermosa y radiante como siempre.

Entendía a Sehun. ¿Cómo no enamorarse de una mujer así?

Su mirada escrutadora analizaba cada rincón visible de mi cuerpo, sus ojos deteniéndose más de lo esperado en mi rostro.

—Luces más delgado...

El aire fue expulsado de mis pulmones como un golpe en el estómago.

— ¿Has estado descuidando tu alimentación por los exámenes? Lu, bebé, sé que es importante para ti salir con sobresalientes y postular a la universidad que quieres, pero ten en cuenta que-

—...tu salud va primero.

Ronca y gruesa, como tanto me gusta.

¿Por qué teníamos que vivir en la misma casa?

—Amor —mi pecho se comprimió con fuerza—, Hannie está con fiebre y debo llevarlo al hospital...

No quería levantar la vista, no cuando podía sentir que Sehun tenía su intensa mirada puesta en mí y mi aspecto era de un maldito indigente a punto de morir.

Envidiaba a mi mamá en estos momentos: luciendo tan perfecta para el hombre que ama y este le corresponda con todas sus fuerzas.

—Yo lo llevaré al hospital, cariño —no, por favor, sólo vete y déjame vivir tranquilo aunque sea por este día—. Sabes que soy mi propio jefe y puedo darme el día libre si quiero, en cambio a ti te necesitan en la empresa.

Por favor, deja de sonreírle así.

Deja de sonreírle tan lindo al hombre que amo, mamá.

Con la mirada seguí cada uno de sus movimientos, desde que se levantó de la cama y caminó con un contoneo de caderas hacia Sehun, rodeando su cuello con esos delgados brazos y atrayéndolo hacia abajo para dejarle su brillo labial rojo en los labios.

—Eres el mejor.

No me di cuenta de que, mientras ellos se besaban pasionalmente frente a mí, Sehun mantenía sus ojos abiertos, mirándome expectante y con un sentimiento que jamás había visto en aquellos chocolates oscuros tan profundos.