#Change Nº 9

43 5 2
                                    

Sonidos que no suenan para nada bien juntos. Una oscuridad que no deja de crecer. Incluso mi voz, quien descendía como al control remoto de un volumen, para finalmente terminando en mudo.

Despierto, transpirando. Recordando algo. Es mi cumpleaños.

Mi vieja personalidad estaría contestando mensajes de todas las personas que, en realidad no conozco. Y tal vez me hubiese molestado en comprar un pastel caro para siempre aparentar que tenía algo en especial que celebrar. Ahora es cuando me doy cuenta, nunca hubo nada para celebrar. 

Solo mi hipocresía era lo admirable.

De alguna manera, con o sin enfermedad, me siento mejor ahora. ¿No es un cliché sentirse de esa manera? No lo sé, ni me importa realmente. Había olvidado lo bien que se siente ser sarcástica algunas veces y dejar de presionar mi voz para que siempre se escuche dulce y melodiosa.

Yo tenía una voz normal. Como la de todos. Mi apariencia en realidad también era simple, todo mi ser era pasado desapercibido. Y de hecho, no creo que pudiese ponerle algún precio a aquello.

¿Demasiado filosófica Emi? Pensativa, yo digo pensativa.

Después de mi primer día llegando tarde, me levanto todos los días tempranisimo, no por el desayuno casero de mama, claro que no.

Hoy tenía un desayuno especial. Eran panqueques que tenían una deslumbrante carita feliz, esta hecha de pasitas y de frutillas. Sinceramente, no me gustan las pasas, pero me ahorro toda esa porquería del "no me gusta" y me las como igual.

-Y...¿Como está la cumpleañera?-'Pregunta encarecidamente mama.

-Bien. Genial.-Respondo yo. ¿Como decirlo? Era pésima jugando el roll de "cumpleañera" simplemente me faltaba el carisma desde el interior. Yo solía imitar basura de la tv nada más.

-Oh, no seas aguafiestas.-Reprocha ella. Acto seguido comienza a cantar la típica canción de cumpleaños que se canta. Yo espero pacientemente a que termine con una sonrisa incomoda, no se si por su desafinada voz o porque simplemente no sabía que hacer.

-Okay mama, tengo que irme. Llego tarde.-La saludo velozmente mientras que mirando el reloj de mi muñeca verifico que ese día iba a llegar terriblemente temprano.

Revoleé los ojos hacia ningún lugar en especifico y me dediqué a caminar, llevando conmigo mi bicicleta. Solo estaba haciendo tiempo, escuchando música y mirando el cielo como si fuese algo que estuviese mirando por última vez.

Más adelante, vi al chico que se encontraba colgado de un árbol en mi primer día de clases.

-¡Hey!-Le grité mientras me acercaba lo más rápido hacia él mientras que el se señalaba hacia el mismo, comprobando que se trataba de él. Al llegar a su lado, le hablé. Ya me había bajado de la bici, para caminar despacio a su lado.

-¿Estás perdido o algo? No hay ninguna escuela más adelante.-Aclaré, señalando hacia adelante. El rascó su cabeza y me respondió.

-¡Claro que la hay! Yo asisto al conservatorio de Chopin.-Paré de caminar al instante mientras lo detenía con una mano en el pecho para que dejara de caminar, luego hice una mueca de asombro.

-¿Es en serio? Es decir...no pareces del tipo "rico"-Expresé yo mirando sus ropas informales. Incluso llevaba sandalias. No se podía decir que estaba incomodo.

-Sobre todo porque la última vez estabas colgado de un arból-Añadí, soltando una pequeña risa por debajo. Él bajo su gorra un poco para evitar hacer contacto visual y yo le golpeé el codo, indicando que no había problema alguno.

ChangeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora