Capítulo 5- MÁS DURO DE LO QUE PENSABA

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A Paul no le hizo ninguna gracia, comenzó a decirme que no le gustaba nada mi aspecto, y que cada vez se estaba cansando más de las tonterías de mi novela. El sabía todo lo mal que me sentía al oír aquello, era mi trabajo, era mi vida, vivía para ello, ese fue mi destino desde niña, tenía que triunfar y lo conseguí con esta telenovela, no podía dejar que todo se fuera a la basura.

 

Tras grabar tres capítulos de la nueva temporada Paul me pidió que dejara mi trabajo, me dijo que no quería meterse en eso pero que le había obligado con mi actitud de hacer lo que quería la productora, y que no podía verme más con ese aspecto. Tras mucho meditar y sabiendo que si no renunciaba al trabajo tendría que renunciar a Paul deje el trabajo, fue uno de los pasos más grandes que di en mi vida, muchos medios se hicieron eco de la noticia, la productora lamento mucho mi marcha, y los fans de la novela estaban enfrentados entre los que apoyaron mi decisión, y los que me ponían a caer de un burro por haberme ido.

 

Me dijo que me quedaría en casa, que allí me pusiese en forma y volviese a teñirme de rubia, que él no podía salir a la calle con alguien con ese aspecto. En el fondo le comprendía, me había conocido delgada y bella y ahora, no es que estuviera fea, el color oscuro del pelo resaltaba mis ojos, y tampoco estaba super gorda, pero a él no le gustaba, así que me volví a teñir el cabello y comencé a hacer dieta y ejercicio. Me dijo que como yo ya no trabajaba que despidió a la asistenta y lo haría yo para que tuviera algo que hacer en casa. A mi me sonó a una excusa para hacer que me sintiera útil, pero bueno, me pasaba las mañanas limpiando y planchando, haciendo la comida y la cena. Pero Paul casi nunca venía a comer, ahora ya ni se molestaba en avisarme de cuando no iba a venir. Nuestra relación se iba distanciando, el con su trabajo, yo molesta por haber tenido que dejar el mio a su capricho. Y encima tenia que hacer las molestas tareas del hogar. Pero no todo fue malo, como pasaba mucho tiempo sola, lo pasaba en mi habitación, y fue cuando comencé a escribir un diario, también mandaba algunos relatos a alguna revista para que me los publicaran, no me pagaban, pero me sentía más útil que limpiando la casa, utilizaba seudónimo. Y así fue como comencé a escribir este diario en mi momentos de soledad, tampoco tenía pensado hacer nada con el, solo desahogarme.

Mientras Paul y yo casi ni nos hablamos, solo me hablaba para decirme que debería hacer más ejercicio, o alguna cosa superficial, de hecho acabamos durmiendo en habitaciones separadas, el en la habitación principal y yo en mi santuario.

 

Aunque escribía a escondidas de mi pareja, tampoco había habido motivo para ello, pero no quería que se enfadara, a pesar de nuestro distanciamiento le quería, seguía siendo ese hombre con aire protector, un poco seco estos meses, pero protector.

 

Últimamente el se dedicaba a organizar una fiesta para todos sus compañeros de altos rango de su aseguradora, vendría también gente de otras ciudades, y me dijo que invitara a quien quisiera.

Yo invite a mis padres y amigos de la productora y la telenovela.

 

Un par de días antes de la fiesta Paul me dijo que volviera a dormir con el, llevábamos meses sin casi hablarnos más de dos palabras, y mucho menos de practicar sexo. Supongo que a pesar de estar peleados, y de que seguramente en parte quería arreglarlo, le podía más el que yo me paseaba con mis pijamas por la casa sin  hacerle ni caso, y mis pijamas son muy sexys.

 

Así que un par de días antes de la fiesta se podría decir que nos medio reconciliamos.

Pero a pesar de que volvía a estar a gusto con él, casi nunca teníamos nada que hablar, para el que yo saliera de casa sola era algo impropio de una señorita, así que se enfadaba si lo hacía, entonces, si estaba todo el día en casa y el en el trabajo, de qué demonios íbamos a hablar.

 

Simplemente veía cómo se marchitaba mi relación, al fin y al cabo siempre acaba pasando, pero no pensé que fuera a caer tan pronto, aunque en mi opinión y sin ninguna gana de ofender a nadie, todo fue culpa suya, por hacerme vivir con él, por tener que hacer las tareas domésticas, por tener que dejar mi trabajo. No tenía vida.

El tampoco era mucho más interesante, vivía para trabajar, para mantener sus coches y su casa, para tener un renombre. En el fondo, era también para lo que trabaja yo pero, ¿quién le iba a decir que no a un magnate de aseguradoras cuando se fija en ti? No se, ahora, no diría que me arrepiento, pero debería haberlo pensado mejor, antes de tomar ciertas decisiones.

Mi camino a princesa ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora